Isabel Sanchís traslada de Valencia a Madrid su sofisticada, potente e imponente costura
- Isabel Sanchís y su hija Paula dan una lección de costura con una colección muy potente
- Los vestidos son arquitectónicos y esculturales, piezas imponentes que rozan la perfección
- Ulises Mérida y APRAMP hacen moda solidaria con material de donaciones
"Las siluetas son muy intensas, los patrones esculturales y arquitectónicos", dice Paula, la mitad de Isabel Sanchís para definir su colección, la segunda que presentan en la Madrid Fashion Week. Llegan desde Valencia arrasando, literalmente. Su fama les precede. Son dos agujas exquisitas que con humildad reciben los halagos. Son cuatro manos capaces de convertir un tejido en una obra de arte. "En estos meses hemos trabajado más, la verdad, para venir con una colección mejor", nos cuentan. Y lo han conseguido. Su propuesta es fascinante, vibrante, y poderosa. Lo provocan las siluetas ochenteras de hombros muy marcados, los tejidos metalizados, la gama de grises que conquista la paleta de colores. "Hemos trabajado mucho las cadenas, aplicadas a las prendas, enlazadas a drapeados, en tejidos brocados, formando tirantes...". Destaca, y sorprende, el uso de la silicona, un material muy complicado para trabajar. Lo vemos formando cuellos cadena o 'tejido' como una malla para formar un vestido.
Hay mucho negro, y mucho negro sobre negro. Como los bordados de azabache formando un Pegaso sobre un delicioso diseño de fiesta. También hay mucho blanco, y golpes de mostaza, verde y fucsia, tonos que enfatizan el poder de las prendas, y generan puntos de atención en esta colección tan 'dark'. Hay muchas piezas especiales, de autor, de lujo, de alta costura. "Esta torera negra está toda hecha a mano y no podemos contabilizar las horas empleadas, es imposible", dice Paula con la prenda en la mano, una chaqueta arrebatadora.
De los percheros cuelgan maravillas que cobraran 'vida' cuando salgan en movimiento a la pasarela. Junto a la torera vemos un vestido imponente, una obra de ingeniería. Es una malla negra sobre tul de seda color nude que va repleta de perlas de colores, estratégicamente colocadas para mantener la decencia, y que se ciñe al cuerpo sin apretar. Y lleva un volumen arquitectónico cuando se acerca a la rodilla que resulta asombroso. ¡Es soberbio! Hay mucho tejido sinuoso y atrevido, colores líquidos, sofisticadas plumas tintadas en potentes fucsias, cascadas de flecos de plata y azabache... Mucho lujo, sí; pero lujo de verdad.
Hay muchas firmas y diseñadores que quieren estar en la pasarela madrileña para tener proyección y que 'Cibeles' les sirva para dar el salto al mercado internacional. Ellas no lo necesitan. Desde hace años venden a clientas de todo el planeta, y no han dejado de hacerlo durante la pandemia. Es otra dimensión, es otro modelo de negocio, el mejor "Hemos seguido teniendo pedidos y repeticiones (piezas de colecciones anteriores) de países árabes, América y Asia. Sobre todo de Hong Kong, Taiwán, Corea y Panamá, que ha vuelto a tener fuerza", reconocen.