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Centenario del barón Thyssen

Heinrich Thyssen fue infiel a Tita Cervera con Giovanna Tornabuoni

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Lazos de sangre - Cómo enamoró Tita Cervera al barón Thyssen

Aristócrata, sagaz empresario, pero sobre todo, amante del arte. Así era Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, uno de los coleccionistas de arte más importantes del mundo y que de no haber muerto en 2002, hoy cumpliría 100 años. Sus cuadros (más de 800 obras que pertenecen actualmente a España) se pueden ver en el museo que lleva su apellido y sirven para desglosar no solo a los pintores que hay detrás, sino también al propio barón que acumuló tantos cuadros por puro disfrute.

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza celebra el aniversario del nacimiento del barón Thyssen, su fundador, con conciertos de música clásica, conferencias y puertas abiertas: "Tenemos una imagen del barón un poco distante, una persona aristocrática, pero en realidad era una persona bastante cercana, incluso tímida. Era pasional, intuitivo y nada dogmático", asegura Juan Ángel López-Manzanares, conservador del museo y comisario del centenario del barón.

Pero, ¿cómo era el barón Thyssen? ¿Fue su vida sentimental tan exitosa como su dedicación profesional? ¿Qué le hizo enamorarse de Tita Cervera? Repasamos la vida de uno de los mayors coleccionistas y preservadores del arte en la historia.

El barón Thyssen y su pasión de coleccionista

Han Heinrich Thyssen Bornemisza, conocido familiarmente como Heini, nació en Holanda en el seno de una familia noble: su abuelo, August Thyssen, fue el creador de una industria siderúrgica en la cuenca del Ruhr y su padre, Heinrich, empezó con la afición al coleccionismo de obras de arte. El barón Thyssen tuvo una infancia solitaria en manos de diferentes niñeras (sus padres se separaron poco después de nacer él) y atravesó varios problemas familiares, ya que su tío Fritz mantuvo relaciones cercanas con diferentes nazis mientras que su padre era opuesto a las ideas de Hitler. Su padre se alejó y se lo llevó a Villa Favorita, una mansión que había comprado en Lugano (Suiza) y donde habilitó un espacio para su colección de pintura.

Fue informe - Pasión por el arte (Baronesa thyssen) (1998) - Ver ahora

El joven Heini heredó los negocios familiares a la muerte de su padre en 1947 y empezó la construcción de su imperio de arte organizando las empresas y reuniendo todas las obras de arte dispersas entre los herederos. Como su padre, rápidamente se aficionó al arte y a partir de los años 60 empezó a interesarse por las corrientes más modernas como el expresionismo alemán, el impresionismo o el expresionismo abstracto americano. Pronto se quedó sin espacio en Villa Favorita, por lo que inició sus exposiciones de arte en Alemania y exhibió sus obras y orgullo de coleccionista por el mundo.

Preocupado por sus cuadros y el futuro, el barón comenzó su búsqueda por un lugar en el mundo donde reunir su colección de arte: desde la Fundación Guetty en Estados Unidos hasta Inglaterra o Alemania, pero finalmente el acuerdo (largo y complejo) llega con España. El Museo Thyssen de Madrid abrió sus puertas en 1992 con los cuadros en préstamo, pero pocos meses después se formaliza la compra. España pagó cerca de 350 millones de euros por unos 800 cuadros, con la condición de que permanecieran unidos. Visitar el museo es recorrer la historia del arte, desde Rembrandt, Caravaggio, Durero o Carpaccio hasta Van Gogh, Degas, Picasso, Hopper o Freud.

Además de ver una de las colecciones de arte más importantes del mundo, podemos saber más del barón, ya que él mismo escogía las obras y se dejaba aconsejar de manera audaz: "La gran pasión de su vida fue la pintura. En sus memorias (Yo, el barón Thyssen, 2014) dice que le ayudó a sobreponerse de reveses tanto sentimentales como de sus empresa", asegura el experto del museo. Siempre buscaba la mejor obra, en ocasiones podía seguir durante años una pieza o comprar una obra de un artista y si encontraba una mejor, la vendía para conseguir la nueva.

T con T - Se publican las memorias del barón Thyssen

En sus memorias, el barón reconoce que de joven no le interesaba el arte, pero en 1939 llegó a Villa Favorita, huyendo de la Segunda Guerra Mundial y allí encontró calma y refugio en la contemplación de las pinturas de la colección de su padre: "Fue creciendo como persona a través de su contacto con el arte. Su relación con la pintura le fue modelando. La pintura era lo que ponía en perspectiva el resto de facetas de su vida, lo que le daba el verdadero valor dentro de su vida, era lo que le emocionaba y le entusiasmaba”, explica Juan Ángel López-Manzanares a EFE.

En el museo ahora se exponen la colección del barón, propiedad del Estado, y la de su viuda, la colección Carmen Thyssen, como préstamo: "Las dos colecciones se complementan perfectamente y lo lógico es que las dos estén expuestas una junto a la otra. La impronta del barón está en todas las obras de la Colección Carmen Thyssen", asegura el comisario. Además, en 2017 el museo alcanzó un acuerdo con la fundación de arte contemporáneo de Francesca Thyssen-Bornemisza, una de sus hijas: "Es una manera de que el museo esté al día, en renovación y en contacto con su momento, como estuvo el barón".

Los amores del barón Thyssen: una vida marcada por las infidelidades

Con una vida profesional de éxito, el barón Thyssen no tuvo tanta suerte en el amor: tuvo hasta cuatro matrimonios fallidos. Su primera esposa fue la princesa Teresa de Lippe, pero no se casaron por verdadero amor. Él tenía 25 años y ella, 21, y según sus memorias, "parecía sensato casarse porque era católica y de buena familia". Sin embargo, poco duraron porque ella le trataba con superioridad por venir de la realeza, según las memorias del barón, quien también la acusó de haber sido infiel en sus páginas. Aunque ambos llegaron a consumar su enlace y dieron la bienvenida a Georg, el primer hijo del barón, Heinrich y Teresa consiguieron la nulidad del matrimonio en 1954 y seis años después, la princesa se casó con el príncipe Friedrich Maximilian de Fürstenberg, con quien tuvo otros tres hijos.

Su segunda esposa nada tuvo que ver con Teresa, Nina Dyer era muy diferente a la princesa y tenía mucha fama. Según The Thyssen art macabre, el libro de la saga familiar escrito en 2004 por el periodista inglés David R.L. Litchfield, Nina ganó fama gracias a su romance con el hermano del dictador Francisco Franco. El barón y la modelo se hicieron famosos en Europa y su boda celebrada en Sri Lanka en 1954 tuvo mucha repercusión mediática. Sin embargo, Nina fue pillada muy cariñosa con el actor fracés Christian Marquand, lo que introdujo al barón en la prensa rosa. Heinrich siempre dijo: "Hacer el amor con ella era maravilloso", al mismo tiempo que aseguró que intentó sajarle todo el dinero posible. Nina no podía tener hijos, era inestable y después de sus intentos de suicidio, con 35 años llegó hasta el final al ingerir barbitúricos en 1965 estando en París. El barón Thyssen ya se había divorciado de ella tres años antes.

El barón repitió matrimonio una vez más con otra modelo, Fiona Campbell-Walter, a quien conoció en 1956 en Mónaco, cerca de la sede de empresas del Heini. El barón ya se había acostumbrado por entonces a ser el centro de atención, por lo que la atención que Fiona requería no fue nunca un obstáculo. Se casaron en 1956 y del matrimonio de la pareja nacieron Francesca y Lorne Thyssen, aunque el barón siempre creyó que Lorne no era suyo y que Francesca era su única hija biológica. Nuevamente acusó a su esposa de ser infiel y se divorciaron en 1964.

La cuarta mujer de Thyssen, Denise Shorto, estudió en la Sorbona de París, hablaba cinco idiomas y amaba el arte, un conjunto de atributos que a priori encantaron al barón, quen más tarde la describiría como un error en su vida. Venía de una familia con importantes negocios en Brasil y los inicios de la pareja estuvieron siempre llenos de lujo y portadas en la prensa. Ella vistió de Dior para la boda que celebraron en Lugano y se fueron dos meses a bordo del jet privado del barón en su luna de miel. Poco tardó en acusarla de infiel con el italiano Franco Rapetti, que según Heini iba a visitarla a Villa Favorita desde 1973. En 1974 nació Alexander, cuarto hijo del barón reconocido, pero de quien estaba seguro que no era suyo. En 1978 Rapetti murió en circunstancias sospechosas en un hotel de Nueva York y Denise se buscó nuevos amantes. Se separaron en 1984 y ella pidió en una cláusula que los hijos adoptados del barón no pudiesen heredar (de cara a Borja, el hijo de Tita Cervera).

Tita Cervera, el gran amor del barón Thyssen (pero no el único)

No fue hasta que conoció a Carmen Cervera (alias Tita Cervera) que el barón vio como su vida sentimental daba un giro de 360 grados. Después de cuatro matrimonios fracasados y cuatro hijos, de los cuales no se fiaba que fueran suyos, en 1983 el barón conoció a Tita y encontró la estabilidad que buscaba. Él tenía 60 años y ella, 38, pero nada de eso importaba para que ambos disfrutaran del amor.

Rápidamente Tita se aficionó al arte y al coleccionismo y tomó un papel muy relevante sobre la decisión del barón y su colección, ya que ambos acabarían afincados en España gracias al amor que Tita le profesaba. Además, el barón adoptó al hijo de Tita, Borja, y lo crió como si fuera suyo con mucho más cariño que a cualquiera de sus hijos reconocidos hasta entonces.

"Es difícil que la colección hubiera venido a España si no hubiera sido por Carmen Cervera", explica Juan Ángel López-Manzanares. Uno de los aspectos fundamentales que inclinó la balanza fue también que el Gobierno de Felipe González ofreciera el Palacio de Villahermosa frente al Museo del Prado.

Tita Cervera y Manuel Segura: todos los amores de la baronesa Thyssen

Después de todas las trabas que Denise Shorto había puesto a la pareja, Tita y el barón contrajeron matrimonio en 1985 en el Ayuntamiento de Moreton-in-Marsh, al lado de su castillo británico de Daylesford. Fue el tercer matrimonio de Cervera, que ya se había casado anteriormente con el actor Lex Barker, conocido por su papel de Tarzán, y con Espartaco Santoni.

Tita no pilló al barón en su esplendor físico ni social, pero ambos disfrutaron del amor que los unió. Ella consiguió deshacerse de su "mala fama" tras haber sido rechazada por la familia del padre de su hijo, Manolo Segura, y haber sido Miss Barcelona. Por su parte, el barón consiguió traer su colección a España y encontró la paz que siempre buscó mirando a su colección. Juntos consiguieron modelar su imagen, poner rumbo a su vida y Tita lo protegió de publicar cualquier autobiografía sobre él, aunque 12 años después de morir el magnate sí se publicaron y Tita se convirtió en la única viuda del noble y única editora de esas memorias, donde la catalana es la única de las esposas de Heini que sale bien parada sin estar acusada de infidelidades u otros escándalos.

Pero, ¿fue Tita Cervera realmente el único y gran amor del barón Thyssen? La realidad es que no, porque él estaba de por sí enamorado de la pintura y el arte. De hecho, Tita no solo compitió con su pasión, sino también con el retrato de Giovanna Tornabuoni, uno de los cuadros que el barón heredó de su padre, quien adquirió el retrató en una subasta en 1935. Perteneciente al quattrocento italiano, la fascinante mezcla de belleza, elegancia y serenidad que desprende el cuadro hicieron que siempre fuera una de las obras de arte favoritas del barón y una de las mujeres que le quitaba la respiración al verla en su colección.

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