El robo que le quitó a un romano la mejor vista del pueblo
- Guardianes del Patrimonio nos explica cómo un busto romano pasó de una espadaña a un museo de León
- Las esculturas eran los retratos de los romanos, que llegaban a destruirlas si quierían olvidar a alguién
- El investigador Jorge Colomar y la guardia civil nos cuentan el Caso Versus este sábado a las 18:50h en La 2
La obra de arte que robaron unos ladrones despistados hace unos años, en la provincia de León, ni es Marco Aurelio, emperador romano, ni tampoco San Pedro, aunque tenga barba. Ni San Antón. Pero, ¿Qué hacía un busto romano en la espadaña de la iglesa de Sant Pedro de Quintana del Marco? Alguién lo colocó allí como adorno, tras extraerlo del pago de los Villares, en la antigua calzada romana que va de Benavente, en Zamora, a Astorga, León.
En este yacimiento se encuentran los restos de la que fuera una de las magníficas villas romanas de la provincia, datada en el siglo IV d.C. Los excepcionales mosaicos que se muestran en el Museo de León proceden de las extracciones controladas que se hicieron para conservar piezas de nuestra historia que han estado tantos años abandonadas, a voluntad de los ladrones o de quien pasara por allí. Las excavadoras también destrozaron a diestro y siniestro muros y restos de gran valor. Finalmente, los Villares se declaró Bien de Interés Turístico y sin embargo, actualmente es un campo de cultivo.
Los museos están repletos de esculturas romanas y de bustos. En muchas ocasiones nos ilusiona pensar que las manos de un maestro nos han legado el verdadero rostro de César, Marco Antonio o Marco Aurelio. El busto que nos ocupa esta semana en Guardianes del Patrimonio estaba situado en un punto privilegiado, vigilaba el ir y venir de los vecinos, las estaciones del año, los días y las noches. Hasta que los ladrones se lo llevaron, y por su importancia, ha terminado custodiado en el Museo de León.
Esculpir para recordar, tradición romana
Como ocurre hoy en día con fotografías y vídeos, los romanos con posibles mandaban esculpir bustos para ser recordados, recordar a sus seres queridos o a personajes importantes. Aquellos excelentes artistas cincelaban sus obras con todo lujo de detalles, para que fueran lo más realistas posible. Usaban materiales duraderos para que perduraran, sobre todo mármol o granito que tan a mano tenían. También se solía usar bronce.
Tomaron esta tradición de los griegos y etruscos. Y no únicamente representaban a personas reales, sinó también a dioses y héroes. Por fortuna, muchos de estos retratos han llegado hasta nosotros, más de dos mi años después. Sobre todo los de granito y mármol. El bronce, ya se sabe, se funde y se reutiliza, así que de este material no conservamos tantos.
Cuando llegó la época del Imperio, ya no se esculpía solo la cabeza, sinó el pecho y hasta los brazos. En cuanto a la ropa, solo los bustos de magistrados podían vestir toga y los militarers, coraza. Y un retrato a caballo, una escultura ecuestre, solo se permitía para los emperadores.
Cuando a un romano se le esculpía conduciendo una cuádriga o se situaba su estatua sobre una escultura, significaba que había alcanzado el triunfo. Por su tamaño, algunos retratos fueron calificados de colosales. Por ejemplo: el emperador Nerón se identificaba con el astro rey y se hizo inmortalizar como Sol invictus. Su retrato en mármol destacaba sobre todo en el magnifico circo de Roma: de ahí que por sus grandes dimensiones, el edificio se conoce como el Coliseo.
Otro retrato colosal del que nos ha llegado noticia es el del Constantino. De su estatua incluso se conservan fragmentos: la cabeza, un brazo, una pierna y un pie. Pero permite hacernos una idea de la obra que representaba a este emperador: media entera 12 metros de altura.
Si caes en desgracia: ¡Damnatio memoriae!
En la antigua Roma, en la época de la República, se tení por costumbre de borrar los mosaicos o destruir las esculturas de aquellos a quienes no se se consideraba dignos de recordar. La damnatio memoriae, cuya traducción literal es 'condena de la memoria', lo ordenaba el senado tras la muerte del personaje. Sumaban sus méritos y si no merecía ser declarado dios y ser objeto de culto, lo eliminaban de las imágenes. Por eso, no nos han llegado imágenes de algunos emperadores.
En Quintana del Marco viven unos 380 habitantes. Cuando se dieron cuenta del robo y llamaron a la guardia civil, habrían pasado dos o tres días. Conoceremos el Caso Versus gracias al investigador privado Jorge Colomar. El grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO) recuperó la cabeza, de 25 kilos de peso, en Sevilla. Por su peso, no pudieron con el busto entero.
Encontrar a los malhechores fue fácil gracias a un curioso hallazgo: un código de barras. Estad atentos al desarrollo del caso. Reviviremos las pesquisas y la búsqueda en Guardianes del Patrimonio.
Ahora en el pueblo de Quintana del Marco hay tristeza e indignación. Contra su voluntad, la escultura, de quien quiera que sea el romano, ha sido trasladada a León. Ya no disfruta de las vistas. Está custodiada a solo 60 kilómetros pero el alcalde no se da por vencido y piensa cómo recuperarla para el pueblo.
Disfrutad del capítulo de esta semana y recordad que, tras la emisión en La 2, va a estar a la carta en nuestra web. Y si os gusta el mundo romano, no os olvidéis de repasar en la web de documentales de RTVE, la magnífica serie Ingeniería romana.