Johan Luc Katt, el bordador de las manos de oro que embellece los vestidos de la reina Letizia
- Un trabajo delicado lleno de arte y admirado por los grandes diseñadores de moda
- Penélope Cruz, más espectacular, serena y sexy que nunca
Creció entre bordados y ha trabajado para los más grandes como Chanel y Dior. Johan Luc Katt es uno de los últimos bordadores de alta costura. La modelo de excepción que mejor ha lucido sus creaciones es la Reina Letizia. De sus manos han salido bordados emblemáticos como el velo de novia que lució Letizia en su boda con el entonces Príncipe Felipe, y los que llevó posteriormente en la coronación o en la recepción con el Papa Francisco.
Realiza trabajos para grandes diseñadores como Felipe Varela, Elena Benarroch o Nacho Aguayo, director creativo de la línea femenina de Pedro del Hierro y responsable del vestido que lucio Cristina Pedroche en Nochevieja, un minivestido que llevaba bordadas más de 16.000 piedras de cristal, en el que se bordó piedra a piedra sobre una base de organza de seda y forrado con raso de seda, y se emplearon 350 horas de trabajo artesanal.
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Un trabajo lleno de arte y delicado que se empeña en que no quede en el olvido a través de su proyecto de una escuela internacional de bordados. Enamorado de su oficio nos confiesa que pasa más de doce horas al día, bordando entre materiales de cristal e hilos de primera calidad que engarza con manos de artesano. Joyero de la costura o maestro bordador, a él le gusta definirse como artista: “Yo creo que lo soy porque no repito nunca piezas y hago solo bordados exclusivos, entonces yo, con lo cual me considero como un artista”.
El bordado es su vida. De origen francés, se formó en la prestigiosa casa de bordados Lesage, de París, y lleva más de treinta años en nuestro país, creando sofisticadas piezas que muestra con orgullo para Flash Moda.
Prendas exclusivas, de noche, para novia o complementos bordados. Las colecciones de Johan Luc Katt se amplían con chalecos de pedrería como piezas estrella en las que pone el mimo y el talento de un oficio que parece extinguirse y que él lucha por continuar: “Yo trabajo entre 12 y 14 horas al día. Me levanto a las cinco de la mañana porque me encanta trabajar por la mañana. Precisión, dedicación, es mi trabajo y mi vida. No podría vivir sin este esto”.
Su taller es un impresionante almacén de materiales de primera calidad que utiliza para realizar sus bordados. Podemos encontrar miles de piezas de todas las formas, materiales y colores. Elementos que encuentra en casas de anticuarios y que integra a sus bordados para aumentar su singularidad.
Se niega a que su oficio desaparezca. Está en proceso de crear una escuela de bordados de alta costura en Madrid: “Ese es mi sueño porque esta profesión se está perdiendo y quiero dejar mi legado a alguien”. Realiza talleres un fin de semana al mes para todos aquellos que buscan iniciarse en el bordado. Requisito indispensable ser una persona muy creativa.
Su atelier es visitado por diseñadores que buscan poner el broche de oro a sus creaciones de alta costura y hacer sus prendas aún más especiales. Sus piezas son únicas, con collares bordados de cristales, algunos son de Swarovski, otros son checos. Los podemos encontrar de estilo vintage, brillantes y piedra. Otras piezas lucen corales naturales y todas tienen en común la espectacularidad y artesanía de estar bordadas a manos por una de las pocas manos que existen en el planeta dedicadas a este oficio.
Así es la búsqueda de la belleza de un maestro bordador, un oficio en la sombra que merece la pena reconocer y valorar.