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Cuando todo sale mal al hacer la compra: 11 historias ridículas en el súper con las que nos hemos partido de risa

  • Definitivamente hay personas que necesitan un cursillo intensivo antes de salir a comprar comida
  • Hay gente que se despista y confunde un calabacín con un pepino… la gente de este artículo confundiría un tomate con un tractor
  • Si buscas recetas a prueba de torpes, nuestro buscador está lleno de recetas fáciles que puede hacer cualquiera. O, bueno, casi

Por
gente joven comiendo riendo
Lo mejor de un drama de supermercado es poder contarlo.

Hace unas semanas, de paseíto por Twitter, me encontré con esta historia: Helen, una mujer británica, había hecho la compra online y le faltaban unas flores que había comprado para plantar. Reclamó el dinero y los del supermercado se lo devolvieron. Hasta aquí todo normal. La sorpresa llega cuando tres días después se encuentra con los narcisos en cuestión. Estaban en la nevera: los había guardado ahí su marido Dave, pensaba que eran cebolletas.

“Historia graciosa. Pedí unos narcisos cuando hice la compra online al supermercado y no llegaron, así que puse una queja y me devolvieron el dinero. Resulta que Dave (mi marido) se pensó que eran cebolletas y llevaban en la nevera desde hace tres días”.

Esta historia me recordó mucho a una de mis anécdotas favoritas de la vida. Mi amiga Clara la ha contado un millón de veces y le dejaría que me la contase un millón más. Pasó hace años. Su madre mandó a su padre a comprar kilo y medio de patatas rojas para cocinar. Era un recado de 10 minutos, pero el hombre tardaba en volver. Media hora. Una hora. Hora y media. “¿Pero este dónde se habrá metido?”. De repente aparece sofocadísimo, con muchísimas bolsas y quejándose de que había tenido que recorrerse todas las tiendas del barrio hasta atesorar el kilo y medio de patatas. Plot twist: el buen hombre tenía tan poca idea de cocinar que por “patatas rojas” pensó que eran Lay’s al punto de sal, las de la bolsa roja. Imaginaos el arsenal de bolsas de patatas fritas con el que apareció en casa, arrasando con todas las existencias de cada colmado del barrio.

Esto de los fails extratorpes comprando comida es una cosa que me hace especial gracia. Es como un fetiche personal. Yo misma tengo mi propia historia lamentable de la que me gusta mucho reírme. Corría el verano de 2008. Yo, con mis 18 recién cumplidos estaba en Dublín “aprendiendo inglés” (o eso pensaban mis padres). El registro de vocabulario para hacer amigos en pubs lo tenía de sobresaliente alto, pero en el supermercado andaba un poco despistadilla. Me compré una lechuga iceberg que estaba más dura que la cara de tu amigo el que siempre se olvida la cartera en casa, tenía un sabor muy fuerte y me daba unos dolores de estómago brutales. Cuando se lo conté a mi madre por teléfono y le describí la lechuga en cuestión me dijo, con un suspiro del que se podía extraer un “esta cría está tonta”: “hija, eso no es una lechuga, te estás comiendo una col cruda”.

Como todos disfrutamos de una buena anécdota de ridículo contada en calidad de protagonista pregunté en redes a la gente por sus mayores fails comprando comida. Espero que disfrutéis de estas perlitas.

La locura del papel higiénico en el confinamiento también llegó a las cocinas

“Mi padre compró muchísimo ‘papel de baño’ durante el confinamiento y cuando llegó a casa se dio cuenta de que era muchísimo papel, pero de cocina y durante meses nos limpiamos con el papel de cocina que adornaba nuestro baño”.

Claramente esta persona nunca había visto un aguacate antes.

No te fíes del traductor

“Vivo en Holanda y una vez haciendo un cocido me di cuenta de que no me quedaba pimentón del que siempre traigo de España, pero a mí un pimentón no me jode un cocido: así que me fui al súper con mi traductor Español-Neerlandés y me dice el traductor: “compra cayena que eso es pimentón en holandés” (yo no tenía ni idea de que es la cayena porque no como picante). Salí de ese supermercado como Gollum con su anillo y, como soy bastante bruta, le puse medio bote al cocido que llevaba cocinando a fuego lento 5 p***s horas, cuando me eché a la boca la primera cucharada, creo que se me paró el corazón unos segundos. Sentí que me quemaba hasta la uña del dedo gordo del pie, pero como también soy muy orgullosa, me comí ese cocido directo del infierno y estuve cagando fuego como 3 días”.

Ensalada interesante

Alguien está mirando “recetas con tomate” desde hace una semana

“Bueno, resulta que el otro día una colega hizo la compra online. Se pensaba que los tomates eran unidades, no cajas de 6. No sé muy bien exactamente qué cacao se hizo en la cabeza y cómo le cuadró el precio de todo, pero le llegaron en total 25 cajas, es decir, 150 tomates en total. No sabe qué hacer con ellos. Supongo que nos invitará a comer gazpacho un día de estos”.

Ofertas engañosas

Mal regalo para niños

“Mi padre fue a Viena de viaje y quería traernos un montón de cajas de caramelos distintas a mí y a mis hermanas y resultaron ser de rapé (un tabaco para esnifar que toman por allí), mal regalo para unos niños”.

Simple y llanamente: os amo