En Guardianes del Patrimonio, un oficio, una vida y dos muertes prematuras
- El próximo estreno de Guardianes del Patrimonio nos revela por qué mataron al artista Abel Martín en su casa de Madrid
- Junto a Eusebio Sempere, habían traído a España el arte de la serigrafía: sus obras valían más que algún Picasso o Miró
- La Operación Artista, al descubierto, el sábado a las 18:55h en La 2
En una calurosa mañana del verano de 1993, el artista Abel Martín apareció asesinado en su casa de El Plantío, en Madrid. El objetivo de los ladrones fue su fabulosa colección de arte contemporáneo.
Los asesinos seleccionaron bien su botín, ya que no se llevaron cuadros de menor valor de Picasso o Miró, sinó de Julio González, Manuel Hernández Mompó o Serge Poliakoff, que eran mucho más valiosas. El detective privado del programa, Jorge Colomar, se convierte en testigo directo de una operación que cambiará la vida de Joaquín Palacios, el agente de la Guardia Civil que se encargó del caso, y del galardonado escritor Lorenzo Silva.
La investigación duró siete años, como nos cuenta Guardianes del Patrimonio, en los cuales se fue descubiendo el por qué de cada paso de la Operación Artista.
A Palacios se le acabaron las vacaciones cuando recibió la llamada de la Comandancia de Madrid para ocuparse de la investigación. Sintió reincorporarse antes de tiempo, pero ese fue un caso excepcional y le convirtió en un experto en arte. Por lo que respecta a Silva, relató brevemente algunos trazos de la sucedido en su libro 'Líneas de sombra. Historias de criminales y policías'.
¿Quién era Abel Martín?
Abel Martín (Mosqueruela, Teruel 1931 - Madrid, 1993) se defendió. Por eso su cadáver tenía heridas en las manos. Le mataron con un atizador de su propia chimenea, reventándole el corazón. Era pintor y gravador, pero sobre todo era un hacha en la técnica de la serigrafía. Esta técnica milenaria consiste en imprimir un mismo dibujo mediante una malla sobreimpresionada con una imagen. La malla se fija en un marco. La tinta solo pasa por la parte filtrante. Las reproducciones se pueden realizar infinidad de veces, pero las de Martín, por su gran perfección, eran puro arte.
En la misma casa, Abel Martín convivió con el artista abstracto Eusebio Sempere. Se conocieron en 1958 en París. Martín y Sempere son considerados los introductores de la la serigrafía como técnica en España.
Tal fue su éxito que el Ministerio de Asuntos Exteriores le encargó a Martín montar su propio taller de serigrafía. Su primer encargo fue una monografía de Lucio Muñoz, Premio Nacional de Artes Plásticas en 1983. A partir de ese momento, Abel Martín expuso en Lisboa, Madrid, Cuenca y Canarias. Sus serigrafías son de una técnica cuidadísima. Su creatividad y dedicación no le quitaban tiempo para la investigación.
Juanto a Sempere, experimentaban el diseño de trazos con los primeros ordenadores, en colaboración con el Centro Computacional de la Universidad Complutense de Madrid.
Pero a Abel Martín, la vida le depararía un duro golpe: perder a su compañero, Eusebio Sempere.
Sempere nació en la localidad alicanina de Onil. En su años de estudios en París conoció a Abel, pero también a Chillida, Kandinski, Mondrian y Picasso. Con los años, Sempere se especializó en pintura y escultura, y como artista gráfico se convirtió en uno de los máximos representantes de la abstracción geométrica y del arte óptico y cinético en España.
Tras años de evolución artística y duro trabajo, Eusebio Sempere recibió, entre otros glardones, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes de 1983. Para entonces ya estaba postrado en una silla de ruedas. Sufría una terrible enfermedad neurodegenerativa que li impedía caminar. Falleció dos años más tarde, en 1985, a los 62 años. Martín se había quedado a su lado hasta los últimos momentos.
Abel Martín continuó viviendo en la casa de Madrid que compartieron, donde se encontraba el legado de Joaquín Sempere. Algunas obras eran obsequios, otras adquisiciones. Las obras del pintor abstracto francoruso Serge Poliakoff valían millones de pesetas. Y también estaban las de Julio González. La hija de este reputado artista valenciano, Roberta González, se había enamorado de Sempere y se las había regalado.
Solo en la casa, Martín continuó trabajando, rodeado de obras de arte y de recuerdos, y dedicó todo su tiempo hasta su muerte, la segunda muerte prematura de esta histortia, a divulgar la obra de Eusebio Sempere. Organizó exposiciones, editó libros, vídeos y catálogos.
En sus ratos libres no solía invitar a las visitas a su casa: prefería atendeles en un bar cercano. Y tenía en casa un televisor de bolsillo, algo muy raro en la España de los 90. Este capricho del pintor fue una de las claves para esclarecer el caso.
Guardianes del Patrimonio nos cuenta la Operacion Artista este sábado, a las 18:55h en La 2 y a la misma hora en la web de directos de RTVE. Tras la emisión, el capítulo estará disponible en la web del programa, a la carta.