Rocío Carrasco vuelve al último minuto que estuvo con su hijo, luego ya no lo volvió a ver
- La boda de Rocío y Fidel fue el 7 de septiembre de 2016. Rocío lleva meses sin ver a sus hijos
- "Todo se hace por un fin económico, puro y duro", dice Rocio Carrasco del comportamiento de su ex
- Natalia de Molina nos parte el corazón hablando de su infancia: "Vengo del dolor"
Música romántica, un ramo de flores, una novia mirándose al espejo y riendo, un novio nervioso. El nuevo capítulo de la docuserie empieza con un vídeo de aparente felicidad. Rocío Carrasco cumple un gran deseo, casarse con Fidel, y cuando lo hace cumple una promesa, la que le hizo a su madre, Rocío Jurado. Convertidos en marido y mujer, Rocío y Fidel se besan: "Te como la cara porque te quiero, coño", dice ella. Todos los invitados aplauden pero faltan dos personas: Rocío y David, los hijos de la novia. Las lágrimas de Rocío Carrasco no son de felicidad plena, son agridulces: feliz por casarse con Fidel y triste por no tener a sus hijos a su lado.
La boda fue el 7 de septiembre de 2016. Rocío lleva meses sin ver a sus hijos. La última vez fue el 23 de junio. Ese día se despide de su hijo porque se va a pasar el verano con su padre pero contaba con tenerlo de vuelta en la boda de mami y Fidelito, "por eso se iba contento", dice ella. El niño tenía colgado el traje para la boda, un traje que nunca llegaría a estrenarse. Rocío, la madre, habla con mucho cariño de su hijo. "Tiene una serie de problemas en los que no voy a entrar", dice. "A mí me hubiese encantado mandar a David a por el pan, haberle dado el dinero y que él hubiese sido responsable del dinero. Yo eso nunca lo pude hacer. He vivido el terror también a la hora de educar.
- ¿Te sentías querida por ese niño?
- Yo me sentía más que querida por él, me sentía amada.
Y sigue hablando de su 'gordo', describiendo la excelente relación que el niño mantenía con ella y con Fidel. "Si a él lo hubiesen dejado, él hubiese llamado, hubiese venido. Si no ha tomado algunas actitudes es porque no se lo han permitido", remata.
Mentir a un niño
Rocío dice que se da cuenta por primera vez del cambio experimentado en su hijo en el colegio. Tras las peleas y los insultos el niño se volvió arisco, un niño reaccionario, en cierta manera "desagradable en la forma de hablar", dice. Rocío cuenta que el niño no quería estudiar y revela los motivos. "Mi padre me ha dicho que me va a grabar un disco, que me va a llevar a 'La Voz', me decía". Después relata que el padre hacía chantaje emocional al niño, "es cruel hacerlo, y con un niño como David, el triple", sentencia.
Rocío va contando las cosas que le dice su hijo, y poco a poco empieza a tener una idea clara de lo que está pasando. "Uno de esos días me dice, ¡mamá, ¿sabes quién ha venido al cole?, papá con Ro! ¡¿Y qué te crees que me ha dicho la niña?!: que mamá va a llorar lágrimas de sangre, hasta que no meta a tu madre en la cárcel no voy a parar". El maltrato físico de cuando estaba casada con Antonio David da paso al maltrato psicológico. Rocío revela que lleva en tratamiento desde 2011, que siempre ha estado medicada.
Antonio David se ríe de los problemas de Rocío Carrasco
En la docuserie se muestran portadas de revistas que hablan de problemas económicos y de problemas psicológicos. También se ve a Antonio David en programas de televisión hablando de ello, y riéndose del estado de salud de su exmujer. "Yo asumo que trabajar en televisión es una exposición que tiene un límite pero no le da derecho a nadie a ultrajarte, menoscabarte, menospreciarte... Él se mofa, y está pletórico porque sabía que era verdad", asegura.
En 2015 escuchamos a Antonio David hablar de la hospitalización de su hijo y recrimina a Rocío Carrasco que no fuera a verlo. "Yo dejo el mundo para ver a mi hijo", dice él. "Ese día yo recibo una llamada de teléfono de una persona de administración del hospital y me dicen que necesita la tarjeta sanitaria de mi hijo", cuenta Rocío, que habló con el médico y este le dice que el niño estuvo ingresado todo el día y que ya le dan el alta. "Esa es toda la información que recibo. Esa noche Mila Ximénez presenta unas cremas, me invitó, consideré que podía ir y fui. Al niño le habían dado el alta por la tarde", cuenta.
Todo por dinero
En 2016 se produce otro episodio terrible. Es cuando relata lo que le contó su hijo. "El otro día iba en el coche con papá y Ro y estaban hablado de ti y yo le dije ¡no digáis eso de mi madre que es mentira!, y mi padre me dijo que si volvía a hablar bien de ti me bajaba del coche y me iba andando". Ese mismo año Antonio David presenta una quinta modificación de medidas, sobre la del 2012, sobre su hija Rocío. El juez dice que no se puede reabrir, que debe ser una modificación de medidas. Se llega a una sexta modificación. "Todo se hace por un fin económico, puro y duro. En la sexta modificación de medidas pide una cantidad de dinero por la niña y una cantidad por el niño, en total 4 000 euros". Luego se repasan las cantidades que pide el padre y Rocío va desmintiendo todo y dice que Antonio David ha hecho 'caja' hablando de los problemas de salud del niño.
"Cuando David es pequeño, el endocrino dice que debería de ponerse la hormona del crecimiento… Hablo de la salud de mi hijo para explicarlo, hablo de momentos puntuales de su salud para explicar el porqué de las cosas. Entonces, el médico cree que tomara el tratamiento porque con la talla de los padres debería medir 1’70. Si bien a ella le parecía una altura bien, el doctor le dice que los niños son muy crueles. El problema de él, sin embargo, era que no liberaba la hormona, finalmente accedió al tratamiento. ¡En 2016 el niño es un vigardo! ¿Para qué quiere hormona?", se pregunta.
La boda de Rocío y Fidel
"Yo anímicamente estoy hecha una mierda y voy a cumplir lo que siempre he querido, y voy a cumplir lo que ella [su madre, Rocío Jurado] me hizo prometer antes de irse". Rocío no invita a sus hijos. "A David no lo invito porque él forma parte de la boda. A Rocío no la invita por lo que había pasado", dice en referencia a la paliza que le propinó Rocío Flores, su hija. Luego va diciendo uno por uno, los nombres de los familiares invitados y los que no fueron invitados. Y explica sus razones. "Tengo a mi tío Antonio, que fue el padrino, a Chayo, con sus hijos y con Andrés, a mi tía Rosa, a mi familia... No invito a Amador, ni a mi tía Gloria, ni a mis hermanos, porque no tengo níngún tipo de relación. De las que invito, no vino Rosa. Creo que estaba saliendo de la peluquería y peinada para asistir, pero recibió una llamada y optó por declinar la invitación".
Fue, a pesar del peso de las ausencias, un día para recordar. "Fui tan feliz ese día. Fuimos. Somos. Pero ese día fui muy feliz, fue un día maravilloso y uno de los mejores días de mi vida, por mí, por él y por mi madre, hubiese sido muy feliz con esa boda. Se estaba cumpliendo una de sus últimas voluntades". Rocío recuerda el momento en el que camina hacia Fidel va cogida del brazo de su tío Antonio, hermano de su padre. "Me acuerdo que me paré con mi tío. A mi izquierda había un piano en el que estaba Miguel Poveda cantando 'porque contigo vibro' y vi a Fidel. Empezó todo el mundo a llorar a moco tendido. Ese caminito hasta que llego a donde estaba Fidel yo lloraba. Era como estar en un sueño del que no quería que nadie me despertara. Estaba muy nerviosa. No sé si estaba él más nervioso o lo estaba yo", dice, e insiste en lo feliz que era. Pero la felicidad no duró mucho tiempo. Y señala a Olga Moreno, la esposa de Antonio David.
"Seré madre hasta el día que me muera"
Otro duro, muy duro, recuerdo es cuando se entera de que su hijo está empadronado en Málaga sin su consentimiento: "Pensé que era un error. Fui al ayuntamiento y pido que me certifiquen desde que fecha lleva empadronado en Málaga. Cuál es mi sorpresa, que cuando veo el documento estaba empadronado desde el mes de marzo de 2016. Cuando yo me caso el niño lleva seis meses empadronado en Málaga. Todo obedecía a una estrategia marcada, ya no iba a venir", asegura, aunque todavía no entiende cómo pudo hacerlo sin su firma.
Cuando le preguntan por qué no fue a buscar a su hijo para llevárselo, ella tiene claro que eso hubiera supuesto poner el niño en una situación "muy jodida", ya que luego tendría que volver con su padre, que no se lo perdonaría. Además de su miedo al rechazo. "Ese día me di cuenta de que he parido a dos hijos, pero que no tengo a ninguno de los dos. La habitación de David estuvo mucho tiempo después intacta. La de Rocío te mentiría que no la quité al poquito tiempo. Seré madre hasta el día que me muera, porque mi madre me parió madre". Así termina su relato.
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