Yllana: "Somos los Rolling Stones del humor"
- Yllana celebra los 30 años sobre las tablas con nuevos espectáculos
- Mantienen el teatro gestual como bandera con el mismo equipo desde sus inicios
La compañía teatral Yllana cumple 30 años sobre los escenarios con un reto por delante: hacer reír tanto a la gente de España, Alemania o Mozambique. Parten de lo que es “la condición humana, lo que es el denominador común de todas las sociedades”, ha explicado uno de sus impulsores Joe O'Curneen en Tarde lo que tarde. Estos recursos son utilizados por “todos los cómicos, los artistas, los clowns o el teatro físico como puede ser la danza, es decir, poder llegar a romper esas barreras culturales y poder fascinar a públicos de otros países”.
Desde 1991 han destacado por propuestas escénicas de teatro gestual, pero en estas tres décadas se han acercado también a la música o el texto. Empezaron viajando fuera de España a otros países como Francia o Alemania. Una compañía liderada en estos 30 años por el mismo equipo personas “Somos los Rolling Stones del humor”, ha bromeado David Ottone.
“Al principio éramos unos inconscientes maravillosos, no importaba nada. Ahora cada vez que hacemos un espectáculo nos estamos jugando el prestigio, intentar mantener, no repetirte, superarte, aquella época era todo lo contrario, dimos con una clave, que era muy intuitiva, nos salía, a la gente le gustaba y empezamos a abrir brecha”, ha contado Ottone.
Han querido conmemorar este año de la mejor manera que saben: mantienen sus espectáculos en cartel, tienen diferentes proyectos en marcha y se encuentran preparando nuevos. Además en los próximos meses terminan de pagar el crédito con el que compraron hace 15 años el Teatro Alfil, han contado en Tarde lo que tarde.
Las onomatopeyas como nombre
Muu, Splash, Glup, glup o Buu son los nombres de las primeras producciones de Yllana. Las onomatopeyas le daban un estilo cómic a sus espectáculos. “Nos gustaba mucho este estilo de los humoristas que eran reconocibles internacionalmente”. Tenía la visión de que sus propuestas fueran entendidas en cualquier parte del mundo. Unos recursos que “utilizaban durante la obra, como no utilizamos palabras, sí que usábamos sonidos”, ha apuntado Joe O'Curneen. Este no es un teatro en silencio. Con la voz utilizan palabras inventadas o onomatopeyas.
A Broadway con la pena de muerte
666 fue el espectáculo que les llevó hasta Broadway con una temporada de tres meses: “Con críticas en The New York Times y fue fantástico”, ha recordado Ottone. También llegaron a París, hace cuatro años les compraron los derechos en México y a veces la vuelven a representar “como una cosa de culto”. Una propuesta dedicada al completo a la pena de muerte donde “la gente se tronchaba, pero que al mismo tiempo salía provocada”. Les abrió la mente y les empujó a investigar los límites del humor.