El voraz incendio del viejo Santander en 1941, en Históricos Anónimos
- Históricos Anónimos nos lleva al incendio de Santander, en el que la especulación del suelo fue tan voraz como el propio fuego
- Ocurrió en 1941, cuando ya se había llevado a cabo derribos para levantar edificios emblemáticos como el Banco de España y Correos
- Tras el fuego, se renovó el al gusto de la burguesía: estreno este sábado a las 18h en La 2 y en los canales online de RTVE
El incendio de Santander, como nos relata este sábado Históricos Anónimos, duró tres días. Lo expandió el fuerte viento que calculan llegó a alcanzar rachas de hasta 180 kilómetros por hora. Los anemómetros se calcinaron también.
La causa del fuego se desconoce, quizá una estufa, una chimenea... El temporal seco, la depresión atmosférica de gran intensidad. Pero el caso nos recuera el latinajo 'Cui prodest', que significa '¿A quién beneficia? Se quemó el centro antiguo de la ciudad y cambió para siempre la ciudad y la vida de sus habitantes.
Tras la retirada de los cascotes se levantaron nuevos edificios, viviendas señoriales y también sedes administrativas. El régimen franquista reconoció que perdieron su hogar 10.000 personas, pero no se les recompensó. Se costruyeron barrios populares en la zonas alejadas. A los que tenían propiedades en el centro antiguo, la zona quemada, se les expropió y todo salió a subasta. Lo adquirieron las clases deshaogadas. Nació así una división de las clases sociales en Santander que se ha mantenido desde entonces.
Un momento histórico derivado de la Guerra Civil
Tras el golpe del 18 de julio de 1936 se desató el odio y la venganza. Se encarcelan, asesinan o desaparecen eclesiásticos, falangistas, militares, policías, labradores, gente de clases media como comerciantes, simpatizantes derechistas o simplemente, católicos. En plena contienda, en primavera de 1937, Franco desistió de avanzar hacia Madrid y concentrarón sus esfuerzos en el norte. Cantabria sufría bombardeos constantes y los leales a la República contestaban fusilando a sus prisioneros de guerra.
En el mar, los franquistas bloqueaban la llegada de víveres al puerto. Cuando cayó Bilbao, todo empeoró: Llegaron a Santander los refugiados vascos, más pobación y cada vez menos alimentos. Después empezó una dura posguerra. Y cambiaron las tornas: Ejecuciones de obreros, labradores, maestros y comerciantes, militantes o simpatizantes de organizaciones de izquierda, representantes de la ciudadanía, alcaldes, consejeros municipales y 'desafectos' al régimen.
El nuevo poder trazó un plan de represión que eliminó todas y cada una de las organizaciones que no fueran expresamente fraquistas. Se anuló la tradición liberal, republicana, socialista y sindicalista mediante la represión y muerte de sus seguidores y el expolio de los bienes de partidos y organizaciones. Además, se dio un gran poder a la figura del Gobernador civil, que era un delegado del estado en las provincias españolas con total autoridad política y administrativa.
Así, en 1939 se empieza a derruir el viejo Santander y para cuando se declara el incendio en 1941, el retroceso económico y la represión política están a la orden del día. En 1941, ¿Quién iba a protestar sin ser silenciado o denunciado? Los empobrecidos tuvieron que volver a empezar su vida, lejos del entonces codiciado centro de Santander.
Jordi Corominas entrevista a los implicados
Como cada semana en Históricos Anónimos, Jordi visita el escenario de lo sucedido con su particular máquina del tiempo y charla con personajes el pasado que vivieron el incendio de Santander. Con desenfado y humor pero siempre con rigor histórico, disfrutaremos de la bella ciudad de Santander. Conoceremos a una dama de la alta sociedad santanderina, a una remendadora de redes y también a un personaje real, el bombero Julián Sánchez, que acudió desde Madrid y falleció al ayudar a los damnificados.
Por cierto, el acto celebrado en Santander en ocasión del 75 aniversario del incendio en 2016, fue muy criticado: atribuia más poder al incendio del que tuvo, cuando en realidad la especulación del suelo fue tan voraz como el fuego.