El laberinto que tendría que superar un virus para escaparse de un laboratorio
- La construcción de los laboratorios puede costar hasta 20 millones de euros y solo están en 19 países
- Nunca se han "escapado" virus de este tipo de laboratorios
- En ‘La Hora de La 1’ recorremos el camino para entrar y salir a uno de estos espacios gracias a la realidad aumentada
Se sigue investigando el origen del Covid 19. El G7 reclama un nuevo estudio "oportuno, transparente, dirigido por expertos, con base científica" y convocado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que incluya a China, como recomienda el informe de los expertos. Ahora mismo, todas las hipótesis están sobre la mesa, incluida un posible escape de un laboratorio de alta seguridad. En 'La Hora de La 1' hemos analizado junto al divulgador científico Luis Quevedo –y con ayuda de la realidad aumentada– cómo podría salir un virus de un lugar de trabajo tan avanzado en los que quienes allí trabajan dicen que se sienten más protegidos que "comprando en un supermercado".
Laboratorios de élite
Estos laboratorios en los que se trabaja con agentes tan peligrosos están rodeados por un perímetro de seguridad. De hecho, son extremadamente caros de construir y de mantener: unos 20 millones de euros cuesta levantarlos y dos millones (un 10% del coste de construcción), mantenerlos. El precio de un microscopio puede llegar a rondar el medio millón de euros.
Debido a todas estas especificidades, solo una veintena de países cuentan con ellos. El que más tiene es Estados Unidos que ya dispone de ocho y tiene dos en construcción. Por detrás, Reino Unido que posee cuatro y está terminando otro y Alemania que dispone de tres y construye uno más. Luego está Italia, con dos, y Francia y Rusia con uno.
Las instalaciones en estos centros deben estar en un edificio independiente, cuya entrada debe ser restringida, y deben estar selladas y aisladas para evitar filtraciones (ventanas irrompibles). Por otra parte, los trabajadores tienen que estar entrenados para saber responder a situaciones extremas como un incendio, terremoto o incluso un ataque terrorista. El personal de laboratorio cuenta con un entrenamiento especializado para el manejo de agentes infecciosos extremadamente peligrosos.
Más de media hora solo para entrar
Una vez dentro de las instalaciones todavía queda bastante camino hasta entrar al laboratorio. Lo primero que hacen los trabajadores es chequear los monitores para comprobar que todo el sistema esté correcto e irse al vestuario donde se quitan todo lo que llevan encima para evitar que estas prendas se puedan contaminar. Es decir, desnudarse. No se permiten ni las lentillas y entre los chascarrillos de los profesionales están bromas del tipo de que cuántos más anillos o piercings lleves, más tardas en llegar.
Es momento luego de ponerse un traje especializado. Se ponen las batas, zapatos de laboratorio cerrados, un traje desechable de cuerpo entero, cubrezapatos, varios pares de guantes y una bata quirúrgica. Aquí es donde también se ponen los equipos especiales con respiradores purificadores de aire. Los trajes están bajo presión positiva para que el aire del ambiente no pueda entrar.
Hay riesgo de deshidratación si están mucho tiempo. Otro de los puntos sensibles son los guantes que tienen que ser lo suficientemente protectores, pero a la vez que permitan manipular objetos pequeños (como manipular viales o jeringuillas)
Una vez completamente equipados, se dirigen a la instalación de contención, a las salas designadas para cultivo de virus y para animales. Todo este proceso ha durado entre 30 y 45 minutos.
Una vez protegido y aislado, se puede entrar al laboratorio. Las paredes, pisos y techos deben estar construidas para formar una cápsula interna sellada que impida la entrada aire. La sala, por su parte, está diseñada para que todo el aire fluya del exterior al interior y para que si un filtro falla se active otro. Además, el aire es limpiado por filtros HEPA.
Ducha incorporada
A la salida, el proceso es similar. La primera parada consiste introducir todo el material usado en bolsas de plástico que se sellarán y se echarán al contenedor. Después, empieza el camino de vuelta con una primera parada en la que se quitan el traje, los guantes, el respirador y la ropa que llevan debajo. También es momento de desinfectar varias veces los equipos protectores.
Más tarde viene una ducha de unos 6 minutos con agentes desinfectantes y con puertas automáticas que se abren cuando esta termina. Al ir al vestuario este proceso se repetirá durante dos o tres minutos. Esa agua de ducha se hierve durante una hora a altas presiones para matar cualquier microorganismo.
Una vez realizada la desinfección ya cogen la ropa y pueden salir. Eso sí, el único que sale del laboratorio es el científico. Cualquier otro organismo es eliminado en este largo proceso. Además, se llevan a cabo inspecciones diarias para verificar presencia de contaminación.
Para terminar, Luis Quevedo, insiste en que es muy poco probable que esta hipótesis se corrobore: "El sistema funciona muy bien y no conocemos escapes en este sistema que hemos recorrido". Sin embargo, el divulgador matiza: "Sí se han dado situaciones hace unos años en los que el vector con el que se producen escapes es la carne y hueso que entra y sale del laboratorio".