Louis Vuitton viste a mujeres poderosas que no necesitan de la moda para empoderarse
- La casa graba el desfile en el Axe Majeur, el monumental espacio del artista Dani Karavan
- Guiños a los 60 y 80 recorren una colección vibrante de colores potentes y geometrías 'arty'
- La moda de esta temporada celebra el poder de los clásicos: de la camiseta blanca a la cazadora vaquera
Nicolas Ghesquière ha hecho de Louis Vuitton una de las firmas más interesantes de la moda. En estos días hablamos mucho en España de los 'luisvi', los deseados bolsos de la casa francesa que arrasan entres las jóvenes bien de los barrios ricos de Madrid. Pero lo cierto es que llevamos años viendo como una legión de famosos se derrite por los últimos accesorios que la maison lanza: entre ellos, Alaska y Mario Vaquerizo. Vuitton mantiene una excelente relación con Hollywood y actrices como Alicia Vikander, Emma Stone y Jennifer Connelly derrochan un glamur moderno desde las primeras filas de sus desfiles. Luego están veteranas como Catherine Deneuve y nuevas sensaciones como la tenista Naomi Osaka.
¿Por qué resaltamos esto? Porque es la estrategia de la casa para mantener a los clientes más clásicos y atraer a los más jóvenes y modernos, algo que además consigue con las sensacionales colaboraciones que hace, desde Takashi Murakami a Urs Fischer. Todo ello aporta a la firma un halo de intelectualidad, un plus de vanguardia que resulta muy atractivo. Y lo mismo ocurre con las colecciones de prêt-à-porter, elegantes propuestas urbanas para mujeres poderosas que no necesitan de una moda que las empodere.
La nueva colección presentada en formato desfile pertenece a la línea crucero para 2022, y mezcla poesía y artesanía en piezas que juegan con las geometrías más rabiosas, los volúmenes más sorprendentes y las combinaciones de color más excitantes. El desfile se ha celebrado en la 'pasarela' gigante del Axe Majeur que el escultor israelí Dani Karavan construyó a las afueras de París. ¿Y esto es importante? Sí, porque importa el conjunto, la experiencia visual para el espectador. Todo suma y todo ayuda a reforzar la imagen de marca.
Las modelos, entre las que estaba la española Miriam Sánchez, ha coreografiado una obra brillante que mezcla distintas décadas, estilos opuestos y siluetas que juegan a los extremos. Las prendas de abrigo se agrandan con una generosidad apabullante, los vestidos encogen hasta lo mínimo que permite la decencia y se confeccionan con texturas diferentes y los estampados, vibrantes, se inspiran en la locura ochentera pero sin caer en nostalgias: Ghesquiére huye de ellas.
Hay, como no, un gran amor a los patrones sesenteros, seña del nuevo Vuitton, y destacan las formas orgánicas que se inspiran en las flores digitales y los abrigos retro de claro estilo deportivo, otra de las señas de la casa. "Es una colección sin fronteras y abierta a la aventura", dice el diseñador. Sí, pero también es una ecuación en la que intervienen la naturaleza, el espacio y el tiempo. O los tiempos: presente, pasado y futuro.
Los bolsillos exteriores se tiñen de blanco (u otros colores que contrastan) para tener protagonismo, igual que las cremalleras y las gomas elásticas que permiten agrandar o encoger los bajos de las faldas. Los colores son muy potentes, como en las canchas de baloncesto y los circuítos de carreras, desterrando la pastelada de los tonos pastel. Y han llamado poderosamente la atención las botas, piezas sin género que tienen reminiscencias futuristas y que ya tienen lista de espera. El desfile sirve de aperitivo en París para las próximas citas: la Semana de la Moda Masculina se celebra del 22 al 27 de junio y será en formato digital (y estaremos muy pendientes de los españoles, desde Oteyza a Arturo Obegero). Luego se celebrará la Alta Costura, que se celebra del 4 al 7 de julio y abre la puerta a los desfiles presenciales.