No es la voz que clama en el desierto: El CA2M recupera la obra de Nacho Criado
- Una de las figuras centrales del arte experimental español, su obra analiza el comportamiento material y el valor del objeto
- Recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2009 y la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2008
- La exposición 'No es la voz que clama en el desierto' se puede visitar hasta el 11 de julio en el CA2M
Al entrar en el imponente atrio del CA2M, la quietud, el silencio y la sobrecogedora impresión de estar irrumpiendo en un momento suspendido en el tiempo, te invade. Es como introducirse en una fotografía, en una suerte de escenario del crimen donde poder analizar cada pieza como elementos de un curioso puzle en el que todo, finalmente, parece encajar. El sugerente título hace igualmente recorrer el espacio intentando descifrar ese preciso instante. Esta pieza, creada en 1990 por Nacho Criado (Mengíbar, Jaén, 1943 – Madrid, 2010) para la exposición Madrid: espacio de interferencias en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, ha sido recreada de nuevo por el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles, dentro de su línea de trabajo iniciada en 2018 que recupera exposiciones pasadas para darles una nueva perspectiva, como ya hiciera con Miguel Trillo: Doble exposición (2018).
La instalación, un nuevo formato
Madrid: espacio de interferencias (1990), comisariada por el teórico e historiador Javier Maderuelo, giraba en torno al formato instalación como nuevo medio con obras de Darío Corbeira, Marcelo Expósito, Francisco Felipe, Gabriel Fernández Corchero, Juan Hidalgo, Concha Jerez, Eva Lootz, Sara Rosenberg, Adolfo Schlosser e Isidoro Valcárcel Medina, ideadas expresamente para ese espacio. Como comentaba el comisario, esta muestra exploraba la idea de que “una instalación es, en esencia, una interferencia en el espacio”. La interferencia creada por Nacho Criado fue No es la voz que clama en el desierto, realizada por Jorge León en el Taller Hijo de José Vidal de Valladolid. La que se muestra en el CA2M es la reconstrucción realizada para la retrospectiva de su autor en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en 2012, bajo el título Agentes colaboradores.
El nuevo formato instalación implicaba una dificultad añadida para comisario y artista al no saber cómo serían las piezas finales hasta su colocación en sala, haciendo que el proceso creativo, junto a los bocetos y estudios previos, resultaran de gran relevancia. Tanto es así, que estos bocetos formaron igualmente parte de aquella y esta exposición, conformando un interesante corpus de piezas.
Un nuevo espacio, una nueva lectura
La instalación monumental de hierro, arena y cristal, remitía, en su origen, a la cúpula del salón de baile del Círculo de Bellas Artes, una estructura devenida en pozo: “una arquitectura desfondada que anuncia su propia decadencia, su destrucción, pero también la potencialidad de significado de la materia reorganizada”. Hoy, propone una nueva lectura del atrio del CA2M. Además, recuperar esta pieza en este momento de incertidumbre pandémica en la que nos encontramos a nivel global, resulta especialmente pertinente, dotando a la obra de un nuevo e inesperado significado simbólico. Durante este tiempo, la sensación de incertidumbre, soledad, quietud y silencio a las que remite esta pieza, ha marcado la pauta.
En el programa que Metrópolis le dedicó a Madrid: espacio de interferencias (emitido en 1990), Nacho Criado comentaba precisamente que al representar “la desolación del paisaje en relación a la desolación humana, o a la soledad humana”, su interés estaba en “que se mueva la mente y la vista hacia determinadas regiones que llevan a la soledad del paisaje, a la soledad humana y, de alguna manera, todo eso sería una metáfora de la realidad”.
En la estructura principal, la fragilidad del cristal contrasta con el metal, firme y resistente, que ha sobrevivido de alguna manera, al desastre. Una silla metálica perforada y vacía aparece como testigo de ese desastre, quizás invitando al espectador a ponerse en ese lugar y pensar qué hizo que todo se derrumbase: tal vez fue un error humano, o sólo la propia naturaleza abriéndose paso. Un juego de tensión y contraste entre el ruido y el silencio, la construcción y la destrucción, entre lo que vemos y lo que intuimos, pero, a la vez, también es una llamada al cambio inminente, a un empezar de cero, a ser capaces de leer la memoria de los objetos y aprender de los errores del pasado.
Nacho Criado
A lo largo de su trayectoria, Nacho Criado, Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2008 y Premio Nacional de Artes Plásticas en 2009, utilizó una amplia variedad de medios y prácticas artísticas, desde la instalación, la escultura, la fotografía, el vídeo, la arquitectura, la performance, el land art o el body art, todas ellas, herramientas que le sirvieron para explorar la materia y el valor del objeto en relación a temas como el paso del tiempo, los procesos de creación artística, la memoria de los objetos, la identidad o los espacios.