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El Monaguillo: "A mí el humor me sacó de la calle, me salvó la vida"

  • El humorista nos ha relatado cómo fueron sus inicios en el humor
  • "No tuve una gran carrera escolar pero he conseguido hacer lo que me gustaba", ha asegurado

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'El Monaguillo' en '20 entrevistas de humor y una más, desesperada' - Ver ahora
'El Monaguillo' en '20 entrevistas de humor y una más, desesperada'

Ramón Arangüena ha tenido un invitado muy especial. La mayoría le conoce como El Monaguillo, pero su nombre de pila es Sergio Fernández Meléndez, actor, locutor de radio, colaborador de televisión y humorista. Y todavía le queda tiempo para leer, para salir y para disfrutar de la vida. Nos ha desvelado en el programa de RNE Solo en Podcast 20 entrevistas de humor y una más, desesperada algunos de los secretos de su vida, de su profesión y de cómo consiguió el éxito.

De pequeño le ataban a la silla en el colegio

Don Enrique era su profesor, y recuerda que fumaba como un carretero: "Aquello era un submarino, yo de pequeño no paraba quieto. Así que el profesor me ató a la silla con una cuerda llena de pelitos. Se lo decía a mis padres y lo celebraban gustosamente. Mi padre decía hay que ver que te tienen que atar a la silla. Siempre he sido el payaso de la clase", ha recordado entre risas.

Un niño movido, vivaz, que no dejaba indiferente a nadie: "No tuve una gran carrera escolar pero he conseguido hacer lo que me gustaba desde pequeño. Mi madre cuenta que cuando salían los payasos de la tele yo les copiaba todo. Yo hacía un sketch como ellos, y siempre quise ser artista. No sabía bien de qué pero quería ser un entretenedor. Eso me entusiasmaba. La gente en el teatro cuando se ríe me genera placer".

Su abuelo le calmaba con vino

Con su abuelo se tranquilizaba más. Era otros tiempos, como él reconoce, y para calmarle le daba vino: "Yo llegaba como el diablo de Tasmania, y mi abuelo me daba vino con agua, y luego vino solo. Estaba borracho. De mi quinta a principios de los 70, ¿quién no tiene una foto con un cigarro? Y no pasaba nada, ahora imáginate".

El Monaguillo empezó en la calle. Generaba un corrillo y la gente le escuchaba: "Yo tenía mucha inventiba. Estuve durante muchos años escribiendo un monólogo al día. Trabajaba mucho, era como ir al gimnasio, luego cuando lo dejas pierdes fuelle. Ahora escribo durante todas las semanas en el programa de El hormiguero y voy escribiendo y ejercitando un poco", ha asegurado el humorista.

"Soy un cómico que me baso en mi personaje"

Hemos indagado y descubiero que no es el único que se llama así. Hay un artista latino que también se llama el Monaguillo, un torero incluso una marca de dátiles, pero su procedencia no tiene nada que ver con ello: "De momento no me han dedicado una canción. Yo vivía en Marbella y estaba muy bien. Pero me vine a Madrid porque quería pisar los escenarios. Eran los inicios del 2000 y había salas que programaban al cómico. Ahora hay monólogos tal cual, antes no", ha afirmado a los micrófonos de RNE.

Y fue entonces cuando se vino a la capital para poder acceder al circuito que había de comedias: "A mí lo que me gusta es reírme de mí mismo. Soy un cómico que me baso en mi personaje. Era muy admirador de chiquito, los dos somos de Málaga, y hemos ido a Japón. Tenemos un humor que usamos frases y muchas cosas recurrentes, que de pronto suena gracioso en tu boca. [...] Yo tuve una escuela muy dura pero muy buena".

"A mí el humor me sacó de la calle"

No tuvo una infancia fácil, ni unos inicios sencillos. Pero afortunadamente, pudo hacer lo que más le llenaba: "A mí el humor no solo me salvó de la calle, si no que me ha salvado la vida. Es mi vida el humor, todo gira alrededor de eso, tengo miedo a algún día no tener gracia. Un día de pronto ya no haces gracia, y todo se desploma. Es un miedo constante, pero con los tiempos que hemos pasado necesitamos humor", ha concluído el Monaguillo.