Los mejores momentos del capítulo 5: Leonardo da Vinci pinta 'La última cena'
- Durante la guerras italianas, el duque de Milán le encarga a Leonardo pintar un fresco
- El artista realiza una de las obras más importantes de la Historia del arte justo antes de la conquista del Milanesado
- Vuelve a ver loscapítulos de Leonardo en RTVE Digital
Tras la muerte de su esposa Beatriz de Este en enero de 1497, el duque de Milán pretende reformar el Convento Dominico Santa Maria delle Grazie y convertirlo en el mausoleo familiar. Ludovico Sforza cuenta con varios artistas para la renovación del lugar sacro, entre ellos Leonardo da Vinci al que le encarga decorar la pared principal del comedor con un fresco para honrar a su amada. Así es como la serie protagonizada por Aidan Turner cuenta -adaptando la realidad a la ficción- el nacimiento de una de las obras más impresionantes del arte universal: La última cena. Atención, Spoiler: si no has visto el capítulo 5 de Leonardo no sigas leyendo.
Milán, en guerra con Francia
“El arte toma el dolor y sufrimiento de la vida y lo transforma en belleza“
"El arte toma el dolor y sufrimiento de la vida y lo transforma en belleza". Con estas palabras Leonardo da Vinci arranca su discurso para transmitir la importancia de invertir y promocionar el arte. Hace años que el genio del Renacimiento está instalado en Milán y trabaja al servicio de su mecenas, el duque de Milán, Ludovico Sforza. Con su taller a pleno rendimiento y la colaboración de sus aprendices, se dispone a terminar su última genialidad: la estatua ecuestre en bronce de Francisco I Sforza (padre de Ludovico). Pero cuando está a punto de comenzar la fundición del metal, descubre que el gobernante del Milanesado ha cambiado de opinión: empleará las setenta toneladas de bronce para la fabricación de cañones y defender las fronteras del ducado del ejército francés en las Guerras Italianas.
La traición, el sentimiento que inspira a Leonardo
El Moro sufre una doble pérdida: su mujer Beatriz fallece durante el parto, en el que el bebé también pierde la vida. Ante este duro golpe, el aristócrata decide reformar el Convento de Santa Maria delle Grazie y convertirlo en el mausoleo familiar. Para ello el duque financia importantes remodelaciones para las que cuenta con grandes artistas. A Donatto Bramante le encarga la reestructuración del claustro y el ábside de la iglesia; mientras que a Leonardo le pide que pinte un fresco en el refectorio que represente la Última Cena de Jesucristo y los doce apóstoles. Este encargo supone un reto imposible para el genio, ya que nunca ha trabajado ese técnica y ni siquiera lo aprendió en sus inicios en el taller de Verrocchio (Florencia). Lleno de ira, temor y frustración, el pintor quiere tirar la toalla pero un miembro de la orden de los dominicos, Fray Luca Pacioli, le hace entrar en razón y le inspira para crear una de sus obras maestras. La traición, presente en varios momentos de la vida de da Vinci, será el pasaje bíblico que recoja en la pintura. Así decide reproducir el instante en el que Jesús comunica a sus discípulos que uno de ellos cometería felonía contra él.
Perspectiva en punto de fuga y "movimientos del alma"
El Cenacolo representa la curiosidad y el constante afán de experimentar del genio. A pesar de no haber practicado antes la técnica, Leonardo se atreve a realizar el fresco con un nuevo método. Se trata de un tipo especial de temple, más grasiento y obtenido al mezclar los pigmentos con yema de huevo, que aplica sobre yeso seco. Esto le permite al artista y sus aprendices trabajar con más tiempo y detenimiento en la obra, así como lograr tonos más intensos.
La serie revela dos aspectos que preocupan al pintor a la hora de crear de La última cena: la perspectiva y el "alma de los personajes". Antes de comenzar a hacer trazos en la pared, el genio marca un punto de fuga a partir del cual elaborará una perspectiva lineal de la pintura. Ésta técnica genera una ilusión óptica de ampliación de la sala en la que se encuentra la obra y hace que el espectador sienta que está en el mismo espacio que Jesús y los doce apóstoles. "Eso nos hará sus discípulos", explica el maestro en la ficción. El episodio muestra cómo da Vinci se centra en los gestos, expresiones y emociones humanas para dotar de personalidad a los trece comensales. Es la representación - como él mismo denominó en sus escritos- los "movimientos del alma".
Para Leonardo, el fresco tradicional tenía limitaciones. Éste implica un trabajo rápido y no permite dudas, ya que el artista pinta sobre el yeso húmedo. Una vez seco, no se pueden realizar modificaciones. En cambio, el mural sobre yeso seco da la posibilidad de ir más lento, rectificar y centrarse en los detalles. Además, varios autores pueden pintar simultáneamente diferentes partes de la superficie. Esto lo vemos en una escena del capítulo 5, en el Leonardo se da cuenta de un grave error de proporciones mientras observa a Julio, Marco y otros de sus aprendices trabajar en La última cena.
Paralelamente a la trama central del episodio, asistimos al conflicto bélico que se vive en Milán en esos años. A pesar de la victoria de Ludovico en la Batalla de Fornovo contra los galos, el pueblo milanés se subleva por la subida de impuestos. A esto hay que sumar las amenazas del rey Luis XII de Francia, que reclama el ducado. Este ambiente convulso termina con la invasión de las tropas francesas gracias a la alianza con la Señoría de Venecia y los Estados Pontificios. El duque Sforza abandona la ciudad y el ducado queda bajo el dominio de Francia. Uno de sus máximos aliados del rey es César Borgia, capitán general de los ejércitos papales e hijo del sumo pontífice de la Iglesia Católica, Alejandro VI. Borgia, desobedeciendo las órdenes del monarca, le asegura a Leonardo que le permitirá terminar su mural sin ser molestado. "Quiero que sepáis con quién estáis en deuda", le dice el noble al artista.
A lo largo de la trama también descubrimos las relaciones personales del protagonista con sus allegados. Leonardo escribe cartas a Caterina para contarle sus sentimientos, frustraciones y vivencias en Milán. Mientras, la de Cremona le oculta que ha dado a luz a un bebé en Florencia.
Pero no es la única que guarda secretos. Ya que el artista omite revelar su relación amorosa con Salaì, el personaje interpretado por Carlos Cuevas. Un romance que descubre Tomasso, quien movido por celos, la decepción y la muerte de Marco, decide abandonar el taller de da Vinci junto a Julio. "Has puesto en peligro nuestras vidas por un poco de pintura en la pared. Marco está muerto por tu culpa. Tú eres el Judas", se despide el aprendiz.
El capítulo termina en 1506, con Stefano Giraldi contemplando la magnífica obra de Leonardo en la pared del convento. ¿Conseguirá el agente del Podestá resolver el crimen? ¡No te pierdas el próximo jueves un nuevo episodio de Leonardo!