Etapas del amor: Todo lo que debes saber sobre las seis fases de una relación
- Del enamoramiento a la adaptación, aprende a cuidar y disfrutar de cada una de las etapas con tu pareja
- Showmancing: La necesidad de mostrar lo felices que somos
Es importante saber que el amor está vivo y evoluciona. No siempre es igual. Pero siempre es amor, da igual en qué etapa esté. Y según en la etapa que esté, no es mejor ni peor, es diferente. Porque igual que las personas evolucionamos, el amor también lo hace. Conocer las distintas etapas que atraviesa es importante para vivir un verdadero amor en pareja.
Hay un estudio muy curioso de la Stony Brook University de Nueva York que demostró que el escáner cerebral de algunas personas que habían tenido un amor intenso a largo plazo era idéntico a las recién enamoradas. Por lo que a pesar de la etapa en la que estemos, ese amor “romántico” del que se habla se puede tener en cualquier etapa. Lleves 1 año o 50 con la misma persona.
Las etapas del amor son varias, y vamos a ir hablando poco a poco de ellas. La primera etapa es la del enamoramiento, que es la etapa inicial de la mayoría de relaciones. Es una fase de locura transitoria. Todo nuestro mundo pasa a un segundo lugar, y todo gira en torno a la persona de la que nos estamos enamorando. Es algo habitual.
La segunda etapa es la de la relación o la vinculación. Surge pasado el enamoramiento, a partir del año de estar juntos. Todo vuelve a la calma poco a poco. Recuperamos un poco nuestra individualidad, volvemos a la calma. Somos “tú y yo” pero nos sentimos más seguros y tranquilos en la relación, seguimos unidos, pero siendo más independientes.
Este es el momento en el que somos capaces de ver a esa persona tal y como es. Vemos sus defectos y sus virtudes, nos vamos aceptando tal y como somos. Es importante, nos aceptamos siendo así sin necesidad de que cambie nada. Nos sentimos cada vez más compañeros, confidentes y mejores amigos.
La tercera etapa es la de la convivencia, una de las más importantes dentro del amor. El hecho de convivir es cuando conocemos realmente bien a la otra persona. Aquí conocemos sus manías y sus costumbres, sus miedos, sus necesidades. Conocemos realmente cómo es. En esta convivencia debe haber una gran comunicación porque es cuando se divide la distribución del espacio y de nuestro tiempo. Nos tenemos que organizar para que esta convivencia sea placentera, cómo será nuestra gestión de los problemas y los contratiempos.
La siguiente etapa es la de la autoafirmación, cuando logramos encontrar un equilibrio placentero en la convivencia. Al llevar tres o cuatro años de relación es normal que surja la necesidad de autoafirmarnos. Esto significa que quizás necesitamos llevar a cabo determinados intereses personales que necesitamos hacer en soledad. Quedar más con amigos, practicar un deporte con alguien más o en soledad, ir a cenar con amigas de vez en cuando, ir de compras, asistir a charlas filosóficas o seminarios de física nuclear. Lo importante es que ninguno de los dos sienta que carece de espacio para ello ya que, de ser así, se irá sintiendo cada vez peor y con ganas de salir de allí. Pero no debemos olvidar que estamos en una relación y que también tenemos que dedicar tiempo a la pareja. La finalidad de esta etapa es la de permitirnos madurar individualmente para así sentirnos más completos y seguros de nosotros mismos, al tiempo que aportamos este crecimiento a la relación de pareja y ayudamos a que esta siga madurando.
La siguiente etapa es la de la colaboración. Una vez superada la de la autoafirmación, experimentamos una fase de reencuentro con el otro. Pueden surgir nuevos proyectos en común, momentos que nos apetece compartir, buscar objetivos juntos y proyectarlos, buscar metas que nos ilusionen. La colaboración es una fase en la que volvemos a sentirnos vivos juntos. La relación vuelve a vibrar.
La sexta es la de adaptación. Si hemos superado todas las fases anteriores significa que nuestra relación tiene una base sólida. Que nuestra relación es una relación en mayúsculas capaz de enfrentarse a cualquier cosa, a esos golpes de la vida. Aprendiendo a gestionar los momentos complicados y de crisis en pareja, es otra manera de cuidar la relación y saber resolver los conflictos. De esta manera seremos capaces de enfrentarnos con ilusión a los cambios y a todo lo bueno que venga. Y sí, en cada una de estas fases, el amor sigue siendo amor.