Los secretos que esconde 'La última cena' de Leonardo da Vinci
- Su representación del pasaje bíblico es una de las obras más importantes del arte universal
- La pintó entre 1495 y 1498 en el refectorio del Convento de Santa Maria delle Grazie, en Milán
- La perspectiva, la técnica sobre yeso seco y la personalidad de Jesús y los apóstoles la hacen única
- Disfruta de los capítulos de Leonardo en RTVE Play
La serie Leonardo muestra a la persona oculta detrás del artista. A través de sus creaciones, y con una interpretación libre de la historia por parte de los creadores Frank Spotnitz y Steve Thompson, podemos conocer más sobre la personalidad y vida del genio del Renacimiento. En el capítulo 5 relata el origen una de las obras más representativas de da Vinci y del arte universal: La última cena. Pero, ¿es real todo lo que cuenta la serie de RTVE Play?, ¿cuáles son los secretos y misterios que esconde el mural?, ¿está María Magdalena sentada junto a Jesucristo en esta pintura? Desciframos algunos de los enigmas de La última cena y te decimos dónde puedes verla.
¿En qué años pintó Leonardo La última cena?
Como cuenta la ficción, fue Ludovico Sforza quien pidió a Leonardo da Vinci pintar La última cena de Jesucristo y los doce apóstoles. El duque de Milán quiso convertir el Convento de Santa Maria delle Grazie en mausoleo familiar y honrar a sus caídos a través del arte. Sin embargo, este encargo no se produjo en 1497, tras la muerte de su esposa Beatriz de Este, sino algunos años antes. Según los estudios de historiadores y manuscritos de personajes de la época, el artista comenzaría a pintar el 'fresco' en 1495. También hay discordancia en la fecha en la que terminó la obra: mientras que la ficción muestra que aún estaba inacabada en 1499 con la toma de Milán por los franceses; las fuentes expertas es que habría finalizado en 1498, bajo el gobierno de El Moro.
¿Qué técnica utilizó el artista?
La única pintura mural que se conserva de da Vinci está en el refectorio de la iglesia de Milán y sus dimensiones son 880 cm de ancho por 460 cm de alto. Una espectacular pintura que - como se ve el capítulo- fue la iniciación del pintor en el arte del fresco. Leonardo no lo había aprendido ni trabajado antes, algo que, tal vez asustó, pero no frenó al genio. En su constante afán de crear y experimentar métodos nuevos, el artista decidió no usar la técnica del fresco tradicional, sino una original, inventada por él mismo, que le permitiera elaborarla con más detenimiento y realizar una obra prefecta.
Creó un tipo especial de temple, más grasiento, obtenido al mezclar los pigmentos con yema de huevo. Este se aplicó sobre diferentes capas de yeso seco, enlucidas previamente para alisar la superficie. Esto permitió que el artista y sus aprendices trabajaran con más tiempo, así como lograr tonos más intensos. Además, al no aplicarse directamente sobre el yeso húmedo, los colores no eran adsorbidos y el equipo pudo hacer correcciones en el diseño y pintar simultáneamente diferentes partes. La serie adapta este hecho a la trama durante la escena en la que Leonardo descubre un error en el techo:
En contraposición, la técnica elegida por da Vinci dificulta la conservación de la imagen, ya que el óleo se queda en una capa superficial de la pared. Eso, unido a las condiciones climatológicas y bombardeos durante la II Guerra Mundial, han provocado del deterioro del Cenacolo. A pesar de los esfuerzos de los expertos y arduas tareas de restauración, la pintura que podemos apreciar hoy en día dista mucho de la de la obra maestra de finales del siglo XV.
¿Por qué parece que estás dentro de la obra cuando la miras?
La producción de RTVE revela dos aspectos importantes que preocupaban a da Vinci: la perspectiva y el alma de los personajes. El genio creó una perspectiva en punto de fuga o lineal, que da una sensación de amplitud del refectorio: genera una ilusión óptica que hace que las paredes del mural parezcan una extensión de las de la propia sala. Esto lo consigue gracias a las medidísimas proporciones de los ventanales del fondo, los casetones del techo o los tapices de las paredes, así como reproducir la misma entrada de luz que en la estancia real. De esta forma, el espectador siente que está en el mismo espacio que Jesús y sus discípulos.
Otra cuestión en la que se detuvo Leonardo fue en los gestos, emociones y psicología humana para dotar de una personalidad distinta a cada uno de los trece comensales. Es la representación - como él mismo denominó en sus escritos- los "movimientos del alma". Ésta es una máxima que el artista aplicó a lo largo de toda su trayectoria, ya que -a diferencia de otros coetáneos- él nunca pintó dos veces el mismo rostro. Si examinamos las expresiones de los apóstoles y Jesús podemos descubrir tantos sentimientos como figuras humanas hay en la arcana imagen: sorpresa, estupefacción, temor, engaño, compasión o traición.
¿Quién es quién en La última cena?
Según uno de los textos del propio autor, las identidades de los personajes serían (de izquierda a derecha): Bartolomé, Santiago el Menor, Andrés, Judas Iscariote, Simón Pedro, Juan, Jesucristo, Tomás, Santiago el Mayor, Felipe, Mateo, Judas Tadeo y Simón el Zelote.
¿Qué pasaje de la Biblia recoge La última cena?
Leonardo da Vinci decidió retratar el instante del Evangelio de San Juan en el que 'nuestro Señor' anuncia a sus discípulos que iba a ser traicionado por uno de ellos. Y no reparó en detalles. Así, situando a Jesucristo en el centro, los apóstoles se unen en cuatro grupos simétricos, reflejando el revuelo que se habría formado en la mesa ante tal revelación. Esta agrupación de tres en tres representaría la filosofía (Verdad, Bondad y Belleza, de la triada platónica), la humanidad (Cuerpo, Mente y Alma) y la religión (Padre, Hijo y Espíritu Santo).
El único que se queda solo es Judas Iscariote, como se puede apreciar en una de las figuras del segundo trío. Al lado de él, Pedro y Juan parece que están elucubrando sobre la identidad del felón. Teorías modernas, como la que incluye Dan Brown en la novela El código Da Vinci (2003), apuntan que la persona que está a la derecha de Jesús no es Juan, sino María Magdalena, basándose en los rasgos femeninos de la figura. Esta afirmación ha sido rechazada por expertos por falta de rigor histórico y artístico. Además, da Vinci dibujó a Juan Apóstol de forma similar en otros retratos.
Se cree que habría sido uno de los miembros de la orden religiosa del convento quien sugirió a Leonardo a pintar ese preciso momento de la Última Cena. En la serie protagonizada por Aidan Turner, es Fray Luca Pacioli en que inspira al artista.
¿Dónde puedo ver La última cena?
La última cena de Leonardo da Vinci se encuentra en el Convento Dominico de Santa Maria delle Grazie (Milán). La pintura mural, como hemos señalado, preside el refectorio del sacro lugar, que sirve como comedor. El convento fue construido en 1463 por orden de Ludovico Sforza y, posteriormente, grandes artistas participaron en la reforma y decoración, entre ellos da Vinci o Donato Bramante, que se encargó de la renovación del claustro y el ábside de la iglesia.
El convento, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1980 se encuentra en el centro de la ciudad italiana a tan sólo un kilómetro y medio de la Catedral de Milán. La iglesia se encuentra abierta al público -excepto lo lunes-, y el público puede adquirir las entradas a partir de 15 euros en su página web. Es recomendable comprar los tickets con bastante antelación. Como medida frente a la pandemia de la COVID-19, las visitas se organizan en grupos de ocho personas y duran 15 minutos para garantizar la seguridad de los espectadores.