La madre de Ofelia descubre el increíble potencial de su hija
- Susana, madre de la aspirante, alucina con la gran valoración de los jueces al plato de Ofelia
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Ofelia arrancó el programa con los sentimientos a flor de piel: “Yo siento gratitud aquí, siento felicidad. Cuando te sientes parte de algo tan importante, te da pena que se acabe. Fuera no siento el cariño de la misma manera. Nunca antes sentí que están pendientes de mí 24 horas”. Pero esta emoción se convirtió en reconocimiento, hasta convertirse en semifinalista. Incluso Susana, madre de Ofelia, descubrió el increíble potencial que atesora su hija.
El undécimo programa de MasterChef 9 fue toda una montaña rusa de emociones para Ofelia. Desde la alegría, a las lágrimas de tristeza viendo cerca el final de la edición, pasando por la felicidad de reencontrarse con su madre o el disgusto tras fracasar en la prueba por equipos. Pero por encima de todo, Ofelia ya puede presumir de tener la confianza de su madre. Una madre que alucinó con lo que su hija es capaz de hacer dentro de cocinas.
En el primer cocinado de la noche, Ofelia tuvo que reinterpretar el clásico San Jacobo que le servían a ella en el internado, y convertirlo en un plato con técnicas de vanguardia. Susana no podía dejar de mirar a su hija. Cada segundo que pasaba era una nueva lección para la madre de Ofelia: su hija está perfectamente preparada para dedicarse a la cocina. Ver para creer.
Pero el momento clave para Ofelia fue la valoración de los jueces. A pesar del fallo del pimentón picante, los jueces alabaron el plato de la aspirante gallega, bajo la atónita mirada de su madre, Susana. El aburrido plato de San Jacobo se había transformado en “Base de colegio”, una receta de vanguardia con espuma de patata, esferas de queso, jamón ibérico y panko frito, pero manteniendo el gusto original.
Susana con los ojos como platos
“Es un buen planteamiento. Es un plato que tiene gracia”. Así se refirió Pepe Rodríguez al plato de Ofelia, bajo la atenta mirada de Susana, la madre de Ofelia, que, con los ojos como platos, alucinaba con la valoración. Jordi puso el punto final: “Quitando el toque picante, está todo bien. Nos ha gustado”. Comprendiendo la importancia de estas palabras, Susana se giró hacia su hija y las dos se fundieron en un precioso abrazo. Ojalá esto sirva para afianzar el vínculo maternofilial. No hay nada como una madre orgullosa de su hija.