El adiós a Camarón de la Isla y su recuerdo en RNE
- Recordamos cómo se despidió el cantaor en RNE a través del archivo
- Recuperamos programas especiales en su recuerdo con el testimonio de su mujer, Dolores Montoya 'La chispa'.
La noche del jueves del 2 de julio de 1992 El ojo crítico no quiso ponerse triste por el adiós de Camarón de la Isla, “sino celebrar lo que dejó en cualquier rincón o en cualquier corazón. Celebración de una obra imperecedera y de una vida auténtica que hoy será nuestro único argumento”, dijó Javier Lostalé, el director y presentador del programa cultural de Radio Nacional en aquella época.
Al alba de aquel segundo día de mes, fallece el cantaor a los 41 años en el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona. Pilar Sampietro, periodista de Radio Nacional, desde Barcelona recordó el concierto en el Palau de la Música y que fue el último que ofreció en la capital catalana: “La familia se había alegrado porque comió bien aquel día. Eso comentaban entre bastidores y cantó de forma insuperable. Nadie podía creer entonces que un año después, a las 7 y 10 de la mañana, moriría”. Recogió las palabras del Doctor Rosell, jefe de la Unidad de Oncología Médica del centro hospitalario: “Desde el punto de vista humano, realmente era un personaje, un paciente excepcional. Teniendo una enfermedad grave y avanzada, era un hombre exquisito, de trato educado, afable”.
El amigo del cantaor José Candado señaló su profesionalidad ante los rumores que podía cantar en un festival y del que pensó que tenía la obligación de asistir: “Mira la profesionalidad de él, cuando él mismo me contesta a mí, me dice ‘Candado, esto se tendrá que arreglar de alguna forma porque yo no estoy en condiciones de ir a cantar, creía que tenía que ir a cantar’”. Otra voz amiga que se pudo escuchar fue la de Juan Vara: “Yo quisiera recordarlo como al Camarón de hace 20 años que estaba lleno de salud y daba alegría verlo. Era un ángel”.
“No puedo dejar pasar la impresión o la opinión de que Camarón pudiera carecer de técnica”, destacó Felix Grande, flamencólogo, en El ojo crítico. Añadió: “Lo que pasa es que su desgarramiento, su capacidad expresiva, incluso su lujuria expresiva, su extraordinario patetismo eran tan grandes que nos hacían olvidar que estábamos en presencia de una de las voces técnicamente más perfectas de la historia del flamenco. No diría la más, pero sí una de las más. La cantidad de música que había en la cabeza de Camarón de la Isla era la cantidad que pueda haber en una de las cabezas creadoras de música popular flamenca oculta. Tenía una garganta privilegiada, una afinación verdaderamente extraordinaria y algunos de los melismas de Camarón, yo diría que son irrepetibles. Técnicamente era perfecto. Si no hubiera tenido esa extraordinaria técnica, hubiera sido más difícil que nos hubiese llegado su desgarramiento, su mensaje”.
Camarón de la Isla ofreció el último concierto el 25 de enero de 1992 sin ‘playback’ en el Colegio Mayor San Juan Evangelista: “Alejandro Reyes dudó hasta el último momento que el ansiado concierto pudiera celebrarse”, contaba Reyes Arévalo para RNE. “Cuando solo quedaban un par de horas para el concierto, Camarón de la Isla había llamado para decir que no cantaba. El propio Alejandro tuvo que llamar al hotel y consiguió hablar así con su paisano Tomatito, el guitarra y compañero inseparable de Camarón. Hablaron de Almería, la ciudad natal de ambos y cuando quedaban minutos para el comienzo, Tomatito dijo a Alejandro que Camarón se estaba animando y que en ese momento le decía que estaba dispuesto a salir al escenario”.
Alejandro Reyes señaló que en el concierto se le vió “bien”, pero que de “ánimo se le veía así como triste” y lo describió como “introvertido”. Recordó cómo durante aquel concierto no dijo nada: “Se puso a cantar y lo mismo cuando terminó, que ya no podía más. Terminó, cogió y se fue. No dijo ni adiós, ni hasta otro día ni nada. Vivía bastante en su mundo interior. Se comunicaba poco hacia el interior. Yo creo que era bastante introvertido”.
Una infancia entre cantes
Dolores Montoya 'La Chispa', la mujer de Camarón, contó en Memoria de delfín que él nació en una familia “muy buena”, “conocida” y “honrada” de San Fernando. Su madre se quedó viuda cuando el cantaor tenía 12 años y, desde “chiquito con 7 años”, le puso a cantar en un barril. Una casa en la que hubo “muy buenas fiestas” y en la que su padre cantaba “muy bien por seguiriyas”. No fue hasta que faltó, cuando fueron a la Venta de Vargas a cantar con su hermano Manuel, ya que no quería que su hijo fuera.
“La infancia es fundamental y básica para después entender a dónde ha llegado Camarón”, destacó Teo Sánchez, el presentador de Duendeando, en Memoria de Delfín. “Se concentra toda la esencia cultural de los gitanos fragüeros a través de su padre. Ese canal umbilical ancestral es el que coge Camarón prácticamente siendo un niño. Eso lo tenía desde que nació. Después tuvo el privilegio de participar de grandes reuniones con artistas y es fundamental ese amor que sentía por la familia. Para él lo importante era el cante y la familia, por eso quiero destacar esa infancia y esa niñez”.
Una senda poco ortodoxa
La aparición en la vida de Camarón de “Ricardo Pachón, los rockeros y la gente del jazz” supuso la creación de “esa obra magnífica que fue la Leyenda del tiempo”, explicaba Teo Sánchez en Memoria de Delfín. Lo podemos entender como dos etapas artísticas en su vida: primero, los discos que grabó junto a Paco de Lucía y la familia Sánchez y la segunda, con esta obra que fue “imcomprendida”. Como recordaba el presentador del programa de Radio 3, “no es menos cierto que, a partir de ese momento, Camarón vuelve a la senda de la ortodoxia, ya que en su momento La leyenda del tiempo fue poco entendida por los aficionados. Tenemos que pensar que a finales de los 70 en el mundo flamenco lo que reinaba era el ‘mairenismo’, que era una corriente ortodoxa del cante que había extendido Antonio Mairena”.
Sánchez cree que Camarón fue un revolucionario en el flamenco “desde el principio”: “Tenía la capacidad para hacer lo que tenía que hacer pero hacerlo de un modo diferente que era la impronta que él daba a todo lo que hacía. Él escuchaba un cante, de pronto, de una gitana vieja a la que iba a escuchar a un pueblo de cualquier lugar de Andalucía y lo hacía suya. Eso lo tiene desde pequeño. La revolución de Paco y de José en esa discografía de esos años 70 también fue absolutamente revolucionaria. Su compromiso con el flamenco, su renovación de estilos, su estética, la estética de Camarón durante toda su trayectoria también fue revolucionaria. Antes de La leyenda, Camarón y Paco revolucionan y ponen patas arriba el flamenco. Hasta entonces, sus formas eran completamente nuevas siendo absolutamente fieles a la tradición”.