Verónica Díaz, de JustCoco, contra la dictadura de los 'followers': "Nunca he hecho algo por un número"
- Hablamos con la influencer, que acumula millón y medio de suscriptores en Youtube y 700 mil seguidores en Instagram
- Las críticas cada vez le afectan menos, pero ¿alguna vez ha pensado en dejarlo?
- Marta Lozano anuncia su boda con Lorenzo Remohi: así ha sido su pedida
Pocas veces la realidad supera a la ficción. Las redes sociales son ese puente que une ambos polos, opuestos por definición. Una mirilla y no una puerta de entrada abierta de par en par, aunque a veces tengamos esa sensación. Cada uno es dueño de su casa y ninguno de nosotros está invitado. Lo que vemos es solo un mero escaparate, de esos que te encuentras cuando vas caminando por la calle, bien ordenado y conjuntado para que te mueras de ganas de llevártelo todo. Bien de filtros, no vaya a ser que se cuele en la historia de Instagram algún defecto que nos haga parecer seres humanos. ¿Cómo serían los influencers si ningún objetivo les estuviera apuntando? Probablemente nunca tengamos la respuesta a esta pregunta que tantas veces nos hemos hecho mientras vemos una y otra vez sus escaparates.
Quizás te suene más JustCoco, pero su nombre es Verónica Díaz y, a primera vista, parece la misma persona: el mismo acento malagueño, la misma sonrisa permanente, la misma ilusión y entusiasmo que transmite en sus vídeos y que pone en todo lo que hace, inlcuso para una entrevista. Ella se define como "una chica normal, muy soñadora y muy loca". Quien la sigue sabe que dice la verdad y, para los más escépticos, nosotros lo corroboramos. Cercana desde el principio, con ganas de comerse el mundo y dispuesta a todo, Verónica Díaz se deja caer por el showroom de Lola Li, una de las firmas más famosas y con clientas tan especiales como la reina Letizia, que llevó uno de sus vestidos en junio de 2021 para ir al Teatro Real, e Isabel Preysler, que arrasó con uno de sus diseños.
Youtuber e influencer
A punto de cumplir los 32, puede permitirse el lujo de decir que trabaja haciendo lo que ama. Verónica Díaz es influencer de moda y una de las youtubers más conocidas de nuestro país, aunque nada de esto estaba planeado. "Yo siempre había querido estudiar periodismo de moda. No tiene nada que ver lo que terminé haciendo, derecho, un poco de nutrición", cuenta. Fue su pareja, el escritor Javier Castillo, quien le animó a quitarse esa espinita. Un consejo que siguió al pie de la letra. Abrió un blog y enseguida la gente le empezó a pedir fotos de sus looks. "Me moría de la vergüenza", confiesa. Una cosa llevó a la otra y hoy acumula casi millón y medio de suscriptores en Youtube y más de 691 mil seguidores en Instagram.
Las críticas cada vez le afectan menos, aunque no siempre ha sido así. Le ha costado unos cuantos años acostumbrarse al hate que abunda en las redes. Admite que hay "microsegundos" en los que tiraría todo por la borda, pero que no cunda el pánico. "Es un trabajo que me encanta, que jamás pensé que haría y solo tengo palabras de agradecimiento". Esclavos del teléfono móvil, los influencers pasan horas y horas al día creando contenido y pendientes de su comunidad, pero ya lo dice el dicho, sarna con gusto, no pica: "Voy al súper, veo un yogur y digo '¡ay, qué chulo! Seguro que les va a encantar porque es ecológico, tiene tal...' Me encanta". Desconectar parece imposible, por eso Verónica se obliga de vez en cuando a parar. "Guardo el móvil y hasta mañana", asegura.
Se gana la vida con su trabajo, como cualquier otra persona, pero su profesión todavía se cuestiona. "Hay muchísimo más trabajo del que parece. Es más, yo invito a quien quiera a probarlo. Es complicado, también tienes que dedicar muchas horas a aprender porque es un mundo que va muy rápido, salen muchas cosas nuevas y tienes que estar muy al día", explica. No todo el mundo destaca en este mundo, entonces, ¿por qué ella? "Yo creo que mis redes se caracterizan, y yo creo que es lo que engancha a la gente, por mostrar mi día a día tal cual. Mis momentos buenos, mis momentos malos", señala. Difícil encontrar algo de natualidad en un mundo de filtros. Cuando le preguntamos por el idílico mundo en el que viven los influencer, reconoce que "no es oro todo lo que reluce".
Su pasión por la moda
En su perfil de Instagram se respira moda, "una forma de evadirte, de expresar tu personalidad", como ella dice. "Yo el día que estoy más tal, me pinto el labio rojo y es como otra historia. Me gusta muchísimo. Yo creo que también me viene de mi madre", además, una de sus mayores fans. Cuando le preguntamos por su estilo, ni lo duda: "Básicos con detalles especiales". Ahora está probando suerte fuera de su zona de confort, pero las camisas y los jeans son un must en su armario.
Como influencer, inspira a diario a muchísima gente, pero ¿quién la inspira a ella? Entre otros, Olivia Palermo o Nieves Álvarez, modelo y presentadora de 'Flash Moda'. "La primera vez que la vi en una alfombra roja, todo el mundo contuvo el aliento", recuerda. Sus looks más glamurosos los elige a flechazos: "Es algo que tu sientes, que te lo pruebas y te encanta. No me gusta encasillarme, me gusta probar cosas e ir descubriéndome también a mí". La última vez que se enfundó en un vestidazo fue hace unas semanas en el Festival de Málaga, donde deslumbró con un diseño de Elisabetta Franchi. "Me lo puse y dije, 'se pega a mi piel', es perfecto'", cuenta entusiasmada.
Una pareja de éxito
"Yo creo que no es tan relevante el número de seguidores. Es muy importante el feedback que tienes con tu comunidad, el engagement, el alcance", opina. La conocida como dictadura de los followers no va con ella: "Nunca he hecho algo por un número, jamás. Siempre he sido yo misma". Ya le queda poco para alcanzar el millón y, aunque todavía no ha pensado qué hará entonces, promete que será "muy especial". A través de Instagram comparte con sus seguidores su día a día junto a su familia: sus dos hijos, Bruno y Gala, y su marido, Javier Castillo. Llevan toda una vida juntos y ahora forman una pareja de éxito. Él es uno de los fenómenos literarios que ha arrasado estos últimos años: "Jamás pensamos que íbamos a terminar trabajando de esto y que nuestra vida iba a cambiar tanto en tan poco tiempo".
Verónica es siempre la primera en leer sus obras. Una privilegiada con mucha responsabilidad: "Soy crítica y suelo darle mi punto de vista, como una lectora". Él también la ayuda a elegir muchos de sus looks, algo que agradece.
Nuevos proyectos
Al contario de lo que piensa mucha gente, la influencer no cree que su profesión haya una fecha de caducidad: "Creo que esto va a más, que es el futuro". Todavía le quedan muchos sueños por cumplir. Ahora tiene uno entre manos, algo que lleva muchos años preparando y que, según nos cuenta, no tardará en salir a la luz. De momento, no suelta prenda. "Yo creo que no se ha hecho nada así en España", dice para dejarnos con más intriga aun si cabe. Y nosotros le deseamos toda la suerte del mundo.