'Paisajes de luz', de Joanie Lemerier: una búsqueda constante de lo 'sublime' a través de la luz
- Esta es la primera exposición individual en España del artista francés, pionero en el uso artístico del videomapping y co-fundador del colectivo AntiVJ en 2008
- La exposición cuestiona nuestra percepción de la naturaleza y su representación a través de la tecnología
- ‘Paisajes de luz’ está disponible hasta el 26 de septiembre en Espacio Fundación Telefónica (Madrid)
Pionero en el uso más artístico del videomapping y co-fundador del colectivo AntiVJ en 2008, la obra en solitario de Joanie Lemercier (1982) se centra en la experimentación con la luz proyectada para crear piezas y experiencias que alteran nuestra percepción visual. Fotogrametría, plóteres, cámaras, programación y software 3D, son sus herramientas habituales de trabajo.
La exposición ‘Paisajes de luz’, en el Espacio Fundación Telefónica hasta el 26 de julio, recorre el universo creativo de Lemercier a la vez que presenta, cómo su obra, atravesada en todo momento por un compromiso con el medio ambiente y su conservación, se ha ido moviendo desde una exploración más geométrica y abstracta del entorno en sus primeras piezas digitales, hasta la representación de la naturaleza en imagen real, en sus trabajos más recientes. Esta muestra, para el espectador tiene una doble lectura, desde el placer estético y sensorial de los espacios inmersivos que se generan con la luz proyectada, hasta la crítica más feroz ante una naturaleza sobreexplotada.
A través de las seis instalaciones que componen ‘Paisajes de luz’, se propone un recorrido por diferentes paisajes que cuestionan la relación del hombre con el entorno y su papel en la destrucción del ecosistema. Una experiencia inmersiva desde la abstracción de un paisaje generado por el hombre a partir de destellos de luz, hasta la evidencia más clara de cómo el mismo hombre que genera paisajes, los está destruyendo.
Naturaleza digital, primeras piezas
‘Paisajes de Luz’ se estructura en dos fases bien diferenciadas. Una primera fase desvela los intereses tempranos del trabajo en solitario de Lemercier en torno al estudio de la estructura de la naturaleza descomponiendo sus formas y texturas básicas en datos y algoritmos. Así crea sugerentes paisajes tecnológicos en busca de lo que él mismo considera ‘lo sublime’. En palabras de la comisaria de la exposición, Juliette Bibasse, estas primeras piezas “son vistas geométricas que revelan juegos de espacios, sombras y volúmenes desconcertantes para la mirada”.
En estos primeros trabajos, como Edges (Aristas) y Montagne, cent quatorze mille polygones (2016-2018), se muestran unos paisajes deshumanizados, reducidos a rejillas, tramas, geometrías y líneas depuradas, evidenciando su interés temprano por desvelar las estructuras matemáticas que rigen nuestra percepción de la naturaleza y la realidad.
La pieza Paysages possibles (2016-2021) genera varios paisajes en tiempo real a partir de un plóter y un código de programación, herramientas que para Lemercier son como una extensión de su brazo, una manera más de explorar la geometría orgánica y abstracta del paisaje.
Eyjafjallajökull (2010) surge de una exploración del volcán islandés que en 2010 bloqueó con su erupción gran parte del espacio aéreo europeo. Esta pieza recurre a la estereoscopia y el shading o sombreado para crear volúmenes. Acompañado por una composición sonora de los músicos Paul Jebanasam y Robert Henke, que mezcla diferentes capas de texturas auditivas, conforma un épico y emocional paisaje visual y sonoro.
En esta misma línea de interés y exploración de paisajes montañosos y volcánicos, encontramos Fuji (2014), una versión a gran escala del monte japonés y su bosque de bambú conocido como “Mar de Árboles”, que Lemercier dibujó a mano. Este paisaje de luz, sonorizado por el músico ceilandés Paul Jebanasam, evoca además el cuento del cortador de bambú, una leyenda japonesa del siglo X también conocida como La historia de la princesa Kaguya.
Naturaleza real, compromiso real
Para Lemercier, la realidad, como la conocemos, no es más que luz. Con sus piezas, lo que pretende, más allá de una demostración de su maestría en el uso de la tecnología, es poner de manifiesto la propia fragilidad de la realidad, tal y como la percibimos. En la segunda fase de la exposición, con su obra más reciente, alterna imagen real y digital para conformar un recorrido por paisajes reales que ponen de manifiesto sus preocupaciones y su compromiso en torno a problemáticas medioambientales actuales. The Hambach Forest and the Technological Sublime (2019-2021), incluye un collage de vídeos que evidencian la terrible situación del bosque de Hambach, una zona arbolada que lleva destruyéndose desde 1978 para la explotación de una de las mayores y más contaminantes minas de carbón de Europa, y que, desde 2012 se ha convertido en un símbolo del movimiento contra el cambio climático en Alemania.
Joanie Lemercier (Rennes, Francia, 1982)
Estudió diseño gráfico y web. En su juventud conoció la escena inglesa del VJing. Inspirado por estos espectáculos de imagen, luz y sonido, investigó y experimentó con diferentes técnicas, como el videomapping y el software 3D, pero pronto descubrió que su interés se alejaba del VJing clásico y fundó AntiVJ en 2008. A este proyecto se fueron añadiendo artistas visuales como Yannick Jacquet (aka Legoman), Oliver Ratsy, Romain Tardy y el artista sonoro Thomas Vaquié, y más adelante, Nicolas Boritch, y Simon Geilfus. Su trabajo está centrado en el uso de la luz proyectada y su influencia en nuestra percepción. A principios de 2014, Lemercier decidió impulsar su carrera individual y experimentar nuevos terrenos artísticos. Abandonó AntiVJ y creó su propio estudio para continuar explorando las posibilidades creativas de la luz y la percepción..