'Cooking For Bae': el terrorismo gastronómico convertido en comedia
- La página Cooking For Bae recoge las mayores atrocidades en la cocina a manos de gente que se cree buen cocinero
- ¿Por qué nos divierte tanto mirar fails gastronómicos?
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Hay algo particularmente divertido en mirar desastres culinarios. Una fascinación morbosa entre el “qué asco, pero no puedo parar de mirar” y la inmensa duda de pensar: “¿Cómo alguien ha podido cocinar algo tan soberanamente mal?”.
Los recopilatorios de fails en la cocina vivieron su auge al mismo tiempo que las redes sociales empezaron a despegar y, con ellas, un montón de personas se sintieron con la confianza de compartir sus pinitos entre fogones en internet. Y la reina de las reinas en seleccionar lo peor que se ha cocinado a lo largo y ancho del mundo es, sin lugar a dudas, Cooking For Bae.
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Voy a decir antes de nada que yo soy fan declarada de esta cuenta de Instagram. El concepto me mata. Cooking For Bae se traduciría al castellano en algo así como “Cocinando pal churri”; esa premisa ya nos monta una película en la cabeza en la que cada plato que se publica es una nueva escena entre la comedia y el gore.
Pero, ¿por qué nos engancha tanto mirar comida desastrosamente asquerosa en internet? Bueno, creo que hay bastantes factores, pero aquí van un par que a mí me parece que son bastante fundamentales.
Nos fascina lo grotesco
Fue Víctor Hugo en 1827 quien por primera vez colocó el término grotesco al lado de lo bello y lo elevó a la categoría estética en su prefacio a Cromwell: “En el pensamiento de los modernos, por el contrario, lo grotesco desempeña un papel importantísimo. Se mezcla en todo; por una parte crea lo deforme y lo horrible, y por otra lo cómico y lo jocoso”. Hay algo en las cosas grotescas que, como en las bellas, nos hace querer mirarlas. Y, de propina, nos hace gracia. Así somos las personillas de retorcidas.
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Por otro lado está lo que los alemanes llaman schadenfreude, esa sensación de gustico y satisfacción que sentimos a veces los seres humanos ante la desdicha y la humillación ajena. Maricarmen, no me mires así, tú también has disfrutado viendo a alguien del curro que te cae mal tropezándose y pegándose una pequeña hostia con la máquina de café, no me vengas ahora de buena gente. Antes de internet teníamos programas en la tele del tipo 'Vídeos de primera' que se dedicaban a recopilar y emitir grabaciones de gente cayéndose o coches de rally saliéndose de la carretera, o sea que lo de que todos somos (como mínimo) un poco malas personas no debería sorprender a nadie.
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Nuestra reacción ante el ridículo ajeno varía mucho dependiendo de la actitud de la persona a la que estamos viendo: si ella está haciendo el ridículo pero de forma inconsciente o incluso engreída (véase toda esa gente que se presenta a castings de programas de canto, suena como un gato pasado por la túrmix pero creyéndose la reina del pop, nos dé vergüenza ajena o como dicen en inglés, cringe. Si vemos a una persona apurada y pasando vergüenza por su propio ridículo tendemos a empatizar y sufrimos con ella.
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Cuando miramos la página Cooking For Bae no tenemos esa empatía que solemos sentir al ver a alguien avergonzado al cagarla: se ha creado un escenario en el que asumimos que todos esos platos los ha cocinado una persona demasiado segura de sí misma (porque sí, gente, la falta de confianza es un defecto, PERO EL EXCESO TAMBIÉN) creyéndose que está siendo al mismo tiempo chef y pareja del año marcándose un platazo de estrella Michelin mientras para todos los demás es evidente que parece algo comido y posteriormente descomido por alguien.
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No te puedes sentir mal por esa persona. Esa es la magia de Cooking For Bae: puedes morirte de asco y de risa guilt free.
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