La lucha de la tortuga boba por sobrevivir entre plásticos
- Las tortugas pueden llegar a ser centenarias si superan todos los peligros que tienen por delante
- Ingieren microplásticos cuando beben y se enredan con los trozos hasta morir ahogadas
De las siete especies de tortugas marinas que existen, cinco visitan las aguas canarias. La tortuga boba es la más abundante. Son animales solitarios gran parte de su vida y llegan a viajar miles de quilómetros para ir a desovar a la misma playa en la que nacieron.
Siempre se había creído que solo las hembras presentaban este comportamiento, conocido como filopátrico. Sin embargo, un estudio liderado por la Universidad de Barcelona ha demostrado que a menudo los machos vuelven a su zona de origen para reproducirse.
Ingieren microplásticos al beber
Para distinguir un macho de una hembra de tortuga marina os tenéis que fijar en la cola. La de los machos es mucho más grande. La hembra pone los huevos en un agujero en la arena. Al nacer, las crías apenas pesan entre 15 y 25 gramos, pero los adultos pueden alcanzar ¡los 150 kilos!
Eso sí, si superan todos los peligros que tienen por delante. La gran cantidad de plásticos en el mar es uno de ellos. Las tortugas no solo ingieren microplásticos cuando beben. También se enredan con los trozos grandes que les impiden nadar, hasta morir ahogadas.
¿Plástico o comida?
A menudo los confunden con comida. Una bolsa de plástico llena de agua es bastante parecida a una medusa, uno de sus manjares preferidos.
Las tortugas marinas tienen buena vista y podrían ver la diferencia. El problema es que, con el paso del tiempo, sobre el plástico empiezan a crecer algas y otros organismos. Y este biofilm para ellas huele a comida.