Daniel Radcliffe cumple 32 años y es un joven normal, simpático, que podría ser tu vecino de al lado
- Daniel Radcliffe ganó más de 70 millones por interpretar a Harry Potter, así que artísticamente puede hacer lo que quiere
- Aunque los 'niños actores' tienen mala fama, él es el ejemplo de que se puede crecer con elegancia y con gracia
- Plantó cara a J.K. Rowling y su discurso tránsfobo: "Las mujeres trans son mujeres"
Enterarnos de qué fue de los niños actores de los años 80, 90 y 2000 suele consistir en recibir malas noticias: problemas personales, desaparición total de los medios, muertes prematuras o constante reinvención en busca de una imagen adulta que 'funcione' suelen ser los titulares que ocupan quienes alcanzaron la fama cuando eran muy jóvenes. Daniel Radcliffe no es exactamente una excepción a la regla: el joven confesó que sufrió alcoholismo como consecuencia de su desbocado éxito juvenil. Aprendió a besar, a vivir y a trabajar delante de las cámaras, y cada uno de sus movimientos era sometido a escrutinio. “En mi caso, la forma más rápida de olvidar que estaba siendo analizado en todo momento por todo el mundo era estar muy borracho", dijo en una ocasión.
Sin embargo, el que diese vida a Harry Potter ha sido un 'niño mago' en más sentidos que en uno. En un entorno dedicado a ensanchar o destruir el ego de los jóvenes que triunfan, él ha sabido encontrar un camino alternativo aprovechando que puede hacer lo que muchos desearían: trabajar en películas arriesgadas, independientes o con poca distribución, sólo porque cree en el proyecto, adora el cine y no siente la presión de poner el pan en la mesa.
Niño, mago, currante y millonario
El actor recibió un millón de dólares por Harry Potter y la piedra filosofal, tres millones por La cámara secreta, seis millones por El prisionero de Azkaban y 14 millones por La Orden del Fénix. Con las tres últimas películas de la saga, se embolsó aproximadamente 25 millones por cada una, resolviendo su situación económica a base de estos trabajos de juventud. Así que, en su edad adulta, su deseo es perseguir su propia inquietud artística y seguir trabajando, esta vez haciendo lo que más le gusta. Desde que era pequeño, como cuenta el actor y todos los que trabajaron con él, sentía una enorme curiosidad por todo lo que sucedía detrás de las cámaras, y siempre estaba allí para echar una mano al equipo técnico.
Las horas en el set, cuenta, eran como un parque temático para este joven que, a diferencia de otros a quienes la suerte coloca en el mismo lugar, sí disfrutaba de su trabajo en la industria. Su padre era agente literario y su madre directora de casting, y los dos habían sido actores de pequeños. Este amor es el que le transmitieron a su hijo, que si tuvo problemas con algo fue con el éxito inesperado que le sobrevino después de trabajar en la adaptación de unos libros británicos de fantasía. Sus películas han producido más de ocho mil millones de euros, y no hay nadie que no le conozca, pero para él los rodajes en la empresa británica eran como acudir a una escuela particular. "Cuando se estaba terminando 'Potter' y de repente me encontré en el mundo real, sentía que no iba a volver a tener ese tipo de consistencia en mi vida", dijo el actor en el podcast WTF con Marc Maron. "No voy a ver a esta gente todos los años, no voy a tener a mis amigos alrededor todo el rato". El fin de las películas fue una suerte de graduación.
Así fue 'graduarse' de Harry Potter
Ahora, tras los birretes y las togas, Emma Watson, que interpretó a Hermione en Harry Potter, ha sido embajadora de la ONU y se ha dedicado a luchar por los derechos de las mujeres antes de tomarse un parón definitivo del mundo de la actuación. Sigue siendo muy amiga de Tom Felton, Draco Malfoy, que en redes sociales sigue celebrando su pasado en la franquicia. Rupert Grint, que dio vida a Ron, ha tenido una hija.
Y Daniel Radcliffe ha participado en proyectos originales que han hecho las delicias de unos pocos: dio vida al poeta Allen Ginsberg en Kill Your Darlings (2013), interpretó a un hombre maldito con cuernos en Horns (2013), participó en la encantadora comedia romántica ¿Sólo amigos? (2013) y en la adaptación más excesiva y divertida de Frankenstein, Victor Frankenstein (2015). Dio vida a un cadáver en la hermosísima y extraña Swiss Army Man (2016), hizo de una versión malvada de sí mismo (rica, corrupta por el éxito) en Nada es lo que parece 2 (2016). En 2017 protagonizó una película de supervivencia, Jungla, y dos años después la curiosísima Manos a las armas. Su último trabajo es el thriller político Fuga de Pretoria (2020).
Nos encanta por su naturalidad, por su humildad, porque se posiciona por las causas que le parecen justas y porque su nuevo rumbo profesional es tan divertido como imprevisible. Este 23 de agosto, la audiencia que lo vio crecer celebra su cumpleaños. ¡Felicidades, Daniel Radcliffe!