Enlaces accesibilidad
Sorprendente descubrimiento

Las cacatúas aprenden juntas a abrir los cubos de basura y buscar comida

Por
Cacatúas blancas

A las afueras de Sídney, las cacatúas galerita (Cacatua galerita), nativas del este de Australia, saquean habitualmente los cubos de basura domésticos levantando las tapas para buscar comida. Hasta hace unos años, este comportamiento solo se observaba en unos pocos ejemplares. El científico Richard Major, del Museo Australiano, logró captar en vídeo esta curiosa conducta, que nunca antes había visto en esta especie. Compartió las imágenes con Lucy Aplin, de la Sociedad Taronga de Conservación en Australia, que quedó fascinada al ver una cacatúa galerita abriendo un cubo de basura cerrado.

El desarrollo y transmisión de las habilidades aprendidas

A los científicos no solo les llamó la atención este comportamiento por sí mismo, que requiere de varios pasos y de cierta habilidad para levantar la cubierta de los contenedores caseros, sino el hecho de que varias de estas aves aprendieran a realizar esta labor con el tiempo.

“Abrir las basuras es un comportamiento difícil de adquirir, solo el 10 % de las aves puede hacerlo. Sin embargo, una vez que han aprendido a abrirlas, son muy rápidas y lo hacen de manera que parece muy fácil”, explica a SINC Barbara C. Klump, investigadora en el grupo de investigación de Ecología Cognitiva y Cultural del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (Alemania).

En un estudio pionero, publicado en la revista Science, la científica, junto a Major y Aplin entre otros investigadores, trataron de averiguar cómo las cacatúas aprenden a utilizar este recurso urbano, al que no tendrían acceso de no saber abrir las tapas. Los resultados revelan que lo hacen por aprendizaje social, es decir copiándose las unas a las otras.

“La apertura de papeleras es la primera evidencia de la existencia de culturas complejas de forrajeo en los loros”, recalca Klump. Este innovador comportamiento en estas aves no se debe, por tanto, a la genética, sino que supone un reto para ellas.

Un aprendizaje repartido geográficamente

Una vez que los investigadores salieron de su asombro tras comprobar la destreza de las cacatúas galeritas, quisieron saber si lo hacían allí donde iban, sobre todo porque en Australia los cubos de basura tienen un diseño uniforme en todo el país. Por ello, en 2018 el equipo lanzó una encuesta on line en varias zonas de Sídney con preguntas sobre la conducta de estas aves.

Tras dos años de sondeo, determinaron de qué manera el comportamiento se había extendido. Mientras que al inicio, antes de 2018, el forrajeo en contenedores solo se había detectado en tres barrios residenciales, a finales de 2019 había alcanzado 44 de ellos, lo que demostró que el aprendizaje se había propagado rápida y ampliamente.

Cacatúas blancas

 GETTY IMAGES

Además, los investigadores analizaron 160 observaciones directas de esta conducta en aves marcadas y comprendieron que las cacatúas, sobre todo machos, empleaban estilos y enfoques distintos en función de las zonas en las que buscaban comida.

“Observamos que las aves no abren los cubos de basura de la misma manera, sino que utilizan diferentes técnicas de apertura en diversos barrios. Esto sugiere que el comportamiento se aprende observando a otros”, subraya Klump. La propagación de esta innovación no solo permitió que se establecieran culturas, sino también subculturas geográficas.

El estudio también mostró que el comportamiento llegó antes y más rápido a los distritos cercanos que a los más alejados, lo que indica que no estaba apareciendo de forma casual en la zona de Sídney.

Un estudio para entender a los animales más urbanitas

“La apertura de papeleras es una respuesta directa a un entorno alterado por el ser humano. Si no fuera por las personas, no habría cubos de basura que abrir. Nuestra investigación demuestra que la cultura animal puede permitirles acceder a recursos novedosos en las ciudades o en otros entornos alterados y eso, a su vez, puede facilitar la adaptación local”, indica a SINC Klump.

Los científicos esperan que sus hallazgos permitan comprender mejor a los animales que viven en las urbes. “Al estudiar este comportamiento con la ayuda de los residentes locales, estamos descubriendo las culturas únicas y complejas de las aves de su barrio”, concluyen.