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Un lugar de ensueño

Si eres amante de la naturaleza, ¡no te puedes perder este paraíso natural en Cuenca!: Planazo para el verano

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Una ruta por el Beteta, un paraíso natural y único en Cuenca

Beteta es solo una de las puertas del Parque Natural del Alto Tajo. Un oasis de verano porque, pese a estar en pleno Cuenca, aquí la temperatura puede variar hasta 10 grados. No puede faltar la chaqueta para pasar unos días en este pueblo de poco más de 250 habitantes al que, por cierto, no le falta de nada. ¡Lo descubrimos en España Directo!

Tiene hasta un Castillo imponente. Pero sin duda, su tesoro es la naturaleza que desprende. En la hoz de Beteta encontramos un paraíso natural. Gracias a la erosión del Guadiela se formó este paisaje de farallones impresionantes, de más de 80 metros de altura, que crean un clima Atlántico.

Mila y Mariajesús, beteteñas orgullosas, llevan 20 años trabajando en cuidar este entorno. Encontramos especies raras para ser la provincia de Cuenca, más propias del Cantábrico, como el olmo de montaña, el tilo o animales como el buitre, el aguilucho o la trucha. Síntoma su presencia de la buena calidad de su agua, el principal y más preciado recurso. Se cuela por todas partes. Fresca y natural, es una de las más importantes de España. Por eso, abundan las fuentes.

 Cada paso que das es como sumergirse en un cuento. En este paisaje podrás encontrar también una casa cueva. Paloma, la nieta de Paulino, su creador, nos la enseña. La excavó durante 15 años cuando volvió de la guerra y no tenía donde vivir. Entrada, almacén, tres habitaciones, baño e incluso terraza. Tan impresionante es que hasta la revista Hola les hizo un reportaje.

Coge fuerzas con su deliciosa gastronomía

Para reponer fuerzas tras la caminata, nada mejor que una buena caldereta, el plato típico de la zona y tradicionalmente de pastores. Plato para calentar el cuerpo, porque mientras va cayendo la tarde el día empieza a refrescar. Por eso, de postre puedes disfrutar de un delicioso chapurreaú, una bebida a base de café, canela, azúcar y aguardiente que los vecinos del pueblo preparan y beben del porrón. Algunos, como Rosario, le dan su toque especial que es el del té, pero aquí todos lo preparan. Acompañado de rosquillas (otro de sus manjares) es el plan perfecto para pasar una tarde de verano fresquita y en buena compañía.

Si todavía te queda tiempo y quieres completar tu ruta, puedes coger el coche y disfrutar de los encantos de la ciudad de Cuenca, una de las ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad.