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Descubre los secretos del autogiro, la aeronave más pequeña del mundo

  • Es un invento español, desarrollado por el ingeniero murciano Juan de la Cierva
  • Llegó a ser utilizado como transporte de correos entre azoteas de edificios
  • Sigue sobrevolando España todas las tardes a las 19:30 en La 1 de RTVE

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La magia de volar en el avión más pequeño del mundo

Lo que para algunos es un terror instintivo, para otros es uno de sus sueños más preciados: volar y surcar el cielo con total libertad. Pero pocos saben que hay una forma muy especial de conseguirlo, y que funciona a modo de híbrido entre helicóptero y avión. Hablamos del autogiro, la aeronave más pequeña del mundo. En España Directo surcamos los cielos en uno de estos curiosos aparatos.

Un invento de marca murciana

Al pensar en los inicios de la aviación, es difícil que no se nos vengan a la cabeza los hermanos Wright, a los que se les atribuyó el primer vuelo a motor. Pero en el caso del autogiro el origen es español, y concretamente, de Murcia.

El ingeniero Juan de la Cierva inventó este curioso aparato con varios objetivos en mente, después de que uno de sus proyectos aéreos sufriese un accidente. Quería una aeronave capaz de mantenerse en el aire a una velocidad muy reducida, que pudiese aterrizar en vertical… y que fuese segura.

Juan de la Cierva se obsesionó con la seguridad del piloto y fue uno de los principales motivos por los que se replanteó el diseño tradicional de las aeronaves. De hecho, y en caso de que fallase el motor del autogiro, sus alas giratorias actuarían de paracaídas.

El autogiro: de visitar la Casablanca… a repartir correo

La década de los años 20 fue la época dorada del autogiro y demostró tener ciertas ventajas con respecto al resto de aviones de la época, como el aterrizaje y el despegue en espacios muy reducidos. Tan diminutos como un círculo de dos metros, donde aterrizó en una feria aeronáutica de Estados Unidos.

Precisamente en Norteamérica el invento murciano tuvo una gran pisada. Llegó a aterrizar en la Casablanca, y en algunas ciudades del país fue utilizado para el transporte de correo entre las azoteas de los edificios. El autogiro no solo sorprendió a los carteros de la época: también se le podía ver repostando en alguna gasolinera, como un utilitario más.

Un aterrizaje forzoso

El futuro del autogiro se vio truncado pese a estos destellos de éxito. Su velocidad no lograba estar a la altura de las exigencias del vuelo comercial, y la llegada del helicóptero, capaz de mantenerse suspendido en el aire, terminó de truncar sus posibilidades.

Aunque el autogiro sigue vivo. Eso sí, relegado a los aficionados de la aviación deportiva, puede ser un plan perfecto para el ocio y disfrute ocasional o como una curiosidad más.