Lady Gaga en su momento más inútil y, a la vez, el más magnífico
- Lady Gaga se ha cansado de ser la reina de la discreción en Nueva York y ha sorprendido con este statement
- Cambiando 'La casa Gucci' por un arriesgadísimo Valentino color lavanda, protagoniza un momento de pura moda
Lady Gaga abre el tráiler de House of Gucci bajándose las gafas de sol y mirando a la cámara, como diciendo "aquí estoy". Y, después de unas semanas sorprendiendo con un estilo discreto al más puro estilo Desayuno con diamantes en sus paseos y posados en la Gran Manzana, que pese a su elegancia nos hacían decir "vale, ¿pero dónde está Gaga?", la diva ha vuelto para decir "aquí estoy". Cantante y actriz, sigue en Nueva York demostrando que ante todo es una diva cuya presencia trasciende la utilidad, las influencias y las explicaciones. Aquí está, capaz de enfundarse un arriesgadísimo Valentino y protagonizar uno de esos momentos de moda para el recuerdo que tanto detestan los que son ajenos a este arte: la Gaga de antaño, que apostaba por vestidos-construcción y por vestidos comestibles que ocupaban las páginas de las revistas durante semanas, se encuentra con la Gaga de ahora, que le ha puesto su apellido a la alta costura, y el resultado es así de impresionante.
Es fácil ridiculizarla, difícil entenderla e imposible igualarla. Pero al fotografiarla saliendo del Radio City Music Hall lo que las cámaras han captado es moda en mayúsculas: Lady Gaga vistiéndose para nada y, a la vez, vistiéndose por todo, vehiculando en un instante la esencia de la moda en este momento. La ropa la usamos por la necesidad de vestirnos, pero la moda es vestir el momento y no vestir la necesidad: en este gesto fútil e inútil, en estas prendas imposibles y provocadoras, lo que hay es una enorme belleza. Y protagonizar un instante de estas características no es una hazaña a la altura de cualquiera.
El protagonista de este look, armado para Gaga por los estilistas Tom Eerebout y Sandra Amador y con la ayuda de Victor Cordero y Susan Walsh, es Pierpaolo Piccioli: el director artístico de Valentino es el responsable del diseño de color lavanda que Lady Gaga acaba de hacer inmortal. Pertenece a la colección otoño e invierno 2021 de la firma, una línea de alta costura que se proponía demostrar que la moda es arte y el arte es moda, y que lo ha logrado con creces. Su propuesta, renovadora y vanguardista, es una bofetada a lo que arrasa en redes, a la dictadura de las redes sociales y la mediocridad.
Cada vestido es una declaración de intenciones, cada prenda una lección de costura, y nadie mejor que Lady Gaga para poner el cuerpo en un manifiesto semejante. Los vestidos de Pierpaolo tienen un patrón aparentemente sencillo, pero están perfectamente estructurados para ensalzar el cuerpo de una forma diferente: conceptual e intelectual, y no simplemente carnal. Como vemos en el estilismo de Gaga, la tela no se pega a la piel para señalar que ella es 'sexy', pero su presencia es 'sexy' y poderosa. El look, acabado con los guantes amarillos y con la llamativa pamela 'medusa' que ya forma parte de la historia de la casa Valentino, se mueve entre lo minimalista y lo absolutamente dramático: un vestido para una mujer como Gaga que trasciende el género, las normas y la necesidad, y representa mejor que nadie en nuestra época lo que significa ser una diva.