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¿Existe algún Lambrusco bueno?

  • La gastrónoma italiana Anna Mayer nos aconseja cómo elegir un buen Lambrusco
  • Existen grandes diferencias entre el Lambrusco que se vende en España y el italiano
  • El Lambrusco hace un buen combo con comidas grasas como fritos y embutidos

Por
Copas de Lambrusco
¿Estará bueno este lambrusco?

El Lambrusco en España no goza de buena prensa, al menos entre los gastrónomos. Un vino espumoso, dulce y encima barato: parece que no hay mucho que salvar. Pero ¿existe el lambrusco bueno?

¿Qué es el Lambrusco en Italia?

El tópico del Lambrusco como vino ligerito en un mantel de cuadros de restaurante italiano de tercera es común –excepto en Italia. Allí, sin que sea considerado un vino de guarda, se toma por lo que es: algo muy típico de una zona, anclado a un territorio y a sus tradiciones, que tiene sentido en ese contexto.

Lambrusco

Las burbujas del Lambrusco son perfectas para limpiar la grasa del paladar Flickr

El territorio por excelencia del Lambrusco es la Emilia –la parte occidental de la región de Emilia Romagna– y es en la provincia emiliana de Modena donde es más popular y amado. Nace como vino de casa, hecho con las uvas que el campesino cultivaba en su campo, y en las comidas de casa es donde se disfrutaba.

Hablar del Lambrusco es hablar de un vino informal, de comidas de grupo, abundantes: lo más típico podría ser una tabla de gnoccos frittos –unos bocados de masa frita– acompañados por embutidos locales como el Prosciutto di Parma, el Culatello di Zibello o el Salame di Felino. Aquí es donde las burbujas y la acidez desarrollan un rol fundamental, porque limpian el paladar del exceso de grasa.

¿Por qué en España el Lambrusco es un poco regulero?

¿Cómo se pasa de esto al champín alcohólico que solemos encontrar en España? Gracias a la expansión e industrialización sin sentido de las bodegas en los años 60 y 70 del siglo XX, coincidiendo con la migración y la apertura de restaurantes donde el made in Italy brillaba por su superficialidad. La producción (y la subsecuente exportación) subieron como la espuma –nunca mejor dicho– y las trattorias de medio mundo se llenaron de vino dulce gasificado.

En los últimos 15 años sin embargo el Lambrusco se ha vuelto a dignificar, con la profesionalización del sector, y a día de hoy cuenta con seis distintas DOC de Lambrusco (el Sorbara Doc, el Grasparossa di Castelvetro Doc, el Salamino di Santa Croce Doc, el Reggiano Doc, el Colli di Scandiano e Canossa Doc y el Modena Doc).

La mala noticia es que es probable que el Lambrusco que sueles pedir en tu trattoria no pertenezca a ninguna de estas. Esto se debe a que además del Lambrusco DOC existe también un Lambrusco IGP, nacido en principio para dejar que los productores fuera de la zona DOC pudieran seguir vendiendo su vino, pero que mirando los hechos parece más bien un paraguas para la producción de ese vino de aguja dulzón que tan mala fama da al Lambrusco.

Consejos para beber un buen Lambrusco

Leyendo la etiqueta, sí. Sin poder entrar a recomendar en detalle esta o aquella bodega, si buscamos en la etiqueta el sello DOP tendremos ya más probabilidades de dar con un vino bebible. Si además es un spumante (espumoso) sabremos que habrá sido producido con el método tradicional o Champenoise –considerado mejor que el Charmat, a veces con CO² añadido, que se suele utilizar en los frizzante (vinos de aguja).

Apostar por el Lambrusco es lo que ha hecho desde el primer día Nicoletta Acerbi de Santo Porcello, en Barcelona. "Para mí, el Lambrusco bueno existe, ¡obvio!” dice. “Vengo de la tierra del Lambrusco así que lo he vendido desde el principio aunque tuve que cambiar de bodega: había empezado demasiado fuerte, quería vender un Lambrusco top, de producción biodinámica, que importaba yo. Pero al final era un Lambrusco demasiado caro, así que me pasé a otro bueno, de una bodega seria pero sin demasiadas pretensiones ni por precio ni por tipología".

Lambrusco

Es importante leer la etiqueta para elegir un buen Lambrusco Laura Ferre Moreno

La vocación didáctica es fuerte también en Francesco Maggi de Casabase, en Madrid, que reconoce el desconocimiento que hay pero justo por eso "desde el principio hemos decidido traer Lambrusco de óptima calidad y hacer entender que Lambrusco por sí solo no quiere decir nada: intentamos hacer cultura y salir del contexto de "vino de 2,90€ del supermercado".

No nos queda otra, entonces, que salir a la calle, investigar en nuestras tiendas de confianza y probar, probar probar, porque el Lambrusco, el de verdad, se lo merece.