Cómicos vs. peliculeros
- El cine y teatro es uno de los temas principales que vertebran El viaje a ninguna parte
- En 1987, en la primera edición de los Goya, la cinta ganó los premios de mejor guión original, director y película
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El viaje a ninguna parte recorre un trayecto poco transitado en las adaptaciones de un medio a otro. Lo que había sido una radionovela se transformó en novela y finalmente en un guión de cine.
Precisamente la guerra entre el cine y teatro es uno de los temas principales que vertebran la obra: la compañía ambulante tiene que competir con el "peliculero", un personaje que, como ellos, deambula por la meseta con un rollo de película a cuestas para proyectarla en cada pueblo.
Más tarde, el personaje de Don Arturo es probado como actor en el rodaje de una película pero es rechazado por su histrionismo. Esa escena (interpretada por el propio Fernán Gómez en la película) es una de las más recordadas cuando el veterano cómico, expulsado del rodaje por sus declamación teatral, se queja: "¡Esto del cine es una mierda! No tiene nada que ver con el teatro". Por último, una vez disuelta la compañía, Carlos Galván, se instala en la ciudad y trabaja como extra de cine, evitando simpre aparecer en plano para no quemarse como figurante.
La versión "peliculera" de El viaje a ninguna parte es uno de los mayores éxitos de Fernán Gómez como director. En 1987, en la primera edición de los Goya, la cinta obtuvo los premios de mejor guión original, mejor director y mejor película. Fernán Gómez no acudió a la gala y Jaime de Armiñán, que curiosamente entregaba el premio, sentenció cariñosamente aludiendo a la timidez del autor: "Estas son las vergüencitas de Fernán-Gómez".