El paleontólogo Francesc Gascó-Lluna descubre los secretos de los dinosaurios
- Habla sobre los mitos, la extinción o de si no desaparecieron tan pronto como se cree
- Repasa algunas de las películas que han representado los dinosaurios desde sus inicios
- Destaca algunos de los sitios donde ver sus restos en España
Entender los dinosaurios cuando aparecen en la televisión, en una película o en un cómic es uno de los objetivos que se han marcado este verano en Gente despierta de Radio nacional. Para ello han invitado todas las noches del lunes a Francesc Gascó-Lluna, doctor en Paleontología y divulgador, que está "obsesionado con los dinosaurios desde muy niño". Le han acompañado "toda la vida" y entre sus "primeros recuerdos ya hay dinosaurios en la tele" y "juguetes".
Mitos
Algunos de los mitos que persisten "están basados en interpretaciones muy tempranas de algunos de estos esqueletos", incluso cuando algunos de estos están "bastante completos". Gascó-Lluna explica el caso del Stegosaurus. Este es uno de los más "emblemáticos" con "placas en la espalda" y "púas en la cola".
"Cuando se descubrió, se vio que tenía una cabeza muy pequeña con una cavidad cerebral igualmente pequeña. Se extrajo la conclusión de que este animal no tendría muchas luces. Probablemente es cierto, pero tendría las luces que necesitaba para hacer la vida que hacía"
Además del cerebro pequeño, se vio que "había una especie de hueco en su cadera". Se propuso que este espacio "lo ocuparía una especie de cerebro secundario que se encargaría de coordinar toda la parte trasera del cuerpo". Un planteamiento que califica de idea "bastante peregrina". Apunta que finalmente "se ha desechado porque se ha visto, por ejemplo en aves hay veces que aparece esta cavidad y que está más relacionada con una especie reserva de energía". A pesar de que haya sido descartado, lamenta que "hay veces que te encuentras a día de hoy referencias al segundo cerebro de Stegosaurus".
La extinción de los dinosaurios
"Durante mucho tiempo no teníamos ni idea de por qué habían desaparecido" y se observaban como "muy torpes" y "muy tontos". El paleontólogo valenciano comenta que eran "animales muy bien adaptados y muy diversos". Aparecieron en el "Triásico", es decir, hace unos 240 millones de años y se extinguieron hace 66 millones de años, "Cretácico". "Estuvieron aquí siendo los dueños de la tierra, del cotarro durante 140 millones de años".
A lo largo de todo este tiempo, fueron evolucionando: "han ido apareciendo" "desapareciendo" y "algunos linajes fueron cambiando". Según Gascó-Lluna, esto fue algo "normal", "no es una cosa muy rara" y hubo "desde el principio de su existencia". La idea que algunos "imaginan que se extinguen todos al final en masa" señalan que tampoco es cierta.
"Por definición una extinción es la desaparición de una especie y puede ocurrir por muchas razones". Por ejemplo, "puede ser que aparezca otra especie con la que entre en competición y una de las dos se vaya al traste" o "justo se haya extinguido una especie que sea su alimento y la que se alimentaba de esa primera se vaya detrás". Las ideas de las películas donde se asocia los "eventos catastróficos que rompen el equilibrio natural, que se cargan el ecosistema" no hacen falta.
¿Más cerca de lo que pensamos?
"La simple idea de imaginarse dinosaurios vivos nos ha encantado siempre", explica Francesc Gascó-Lluna en Gente despierta y añade "lo que no nos podíamos imaginar es que estaban más de cerca de lo que creíamos”. Para ejemplificarlo cuenta tres hallazgos: en Alemania en siglo XIX, en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX y a finales de este en China.
El Archaeopteryx se encontró en un yacimiento de conservación excepcional en la “segunda mitad siglo XIX” en “Alemania”. Se habían preservado “impresiones en la piel”, “una pluma que apareció suelta” y luego el resto. “Tiene muchas características de ave: un cráneo muy afilado así con el hocico afilado, brazos largos, patas largas, además conserva impresiones de las plumas en las alas y en la cola”. Por otra parte, destaca que lo “raro” de este “tiene características como de reptil, por ejemplo en ese hocico así con pico tiene dientes. La cola tiene una cola larga con huesos y lo que serían las alas tiene garras”.
John Ostrom, un paleontólogo norteamericano, encontró el Deinonychus “ en los Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. Se trata de “un dinosaurio carnívoro” “con sus garras, dientes, larga cola“. “Fue clave para el cambio de imagen de los dinosaurios que teníamos entonces”. “Era todo lo contrario de la imagen típica del dinosaurio pesado, lento y torpe”: “pequeñito”, “no era muy grande”, “muy ágil”, “tenía unos brazos largos con unos huesos que se parecían a las alas de un ave, unas patas muy largas que aparecían bien adaptadas a la carrera”. “Pertenece al grupo de los Dromeosaurios, comúnmente se les llama raptores. El velociraptor es primito suyo”.
En China en 1990 se encontraron otros dinosaurios de “más tipos y “grupos” de conservación excepcional: "Tenían su piel conservada, lo que fue realmente revolucionario” desde “súper sencillitas que parecían apenas una especie de pelillo hasta plumas que parecen el plumón de los polluelos cuando nacen”. “Tenían estas características que luego hemos visto y que conocemos de toda la vida en las aves" y “desde entonces fue cuando nos empezamos a volver locos emplumando a mucho de ellos".
"Actualmente en paleontología y zoología el límite de dinosaurio a ave es pura convención”. Los paleontólogos y los zoólogos se refieren a los dinosaurios como "dinosaurios no avianos", osea, “los dinosaurios que no son pájaros” y añade “tenemos que considerar de manera estricta que las aves son tan dinosaurios como un tiranosaurio o como un estegosaurio”. “Están más cerca de lo que nos pensábamos y estábamos imaginando mundos perdidos donde podrían haber sobrevivido. Cuando en realidad los teníamos cerca de casa y lo estábamos cocinando".
El cine y los dinosaurios
"Durante mucho tiempo los dinosaurios se han visto como esta especie de amenaza salvaje que representa a las fuerzas de la naturaleza, que no podemos controlarlas, como monstruo que pretende acabar con el status quo". Antes de las películas que han quedado en la retina de cualquier ser humano como Jurassic Park, sus representaciones fueron "bastante precoces" en el cine, explica el Doctor en Paleontología Francesc Gascó Lluna en Gente despierta. Las películas han sido "un reflejo de nuestra visión de los dinosaurios en el momento en el que se hacía estas películas".
En 1914 se presentó una película de corta duración: Gertie The Dinosaur. La dirigió Winsor McCay. Se proyectaba "con un espectáculo asociado" y "se le suele considerar el primer corto animado con animación tradicional". Aparece dibujado un dinosaurio. En 1925 se produce otro gran hito en el cine de dinosaurios, fue una superproducción muda: El mundo perdido, la adaptación de la novela de Arthur Conan Doyle, dirigida por Harry O. Hoyt. Se introdujeron "efectos especiales mediante la técnica del stop motion" que estuvieron a cargo de Willis O'Brien y Marcel Delgado.
"Nació una especie de género con anacronismos durante los 60 en el que se mezclaban a propósito cavernícolas y dinosaurios", como Hace un millón de años, Cuando los dinosaurios dominaban la tierra. "A sabiendas de que no coexistieron, se generaba este especie historia fantástica en la que veíamos a cavernícolas con sus taparrabos y sus bikinis de piel enfrentándose a dinosaurios y a otras bestias prehistóricas mezcladísimas".
"En los 70 aparece una mezcla de western con los dinosaurios" como La bestia de la montaña, El valle de Gwangi que es una película cuyos “efectos especiales eran de Harryhausen y parte de ella se rodó en Cuenca, tanto en la propia ciudad, de hecho la escena final tiene lugar en la catedral como en la ciudad encantada”.
El trabajo de los paleontólogos
La humanidad ha necesitado recursos minerales y controlarlos para la minería. Se ha requerido cartografiar los diferentes tipos de rocas y la edad de estas: "Nosotros tenemos que simplemente saber a qué tipo de roca tenemos que acudir y a que edad tenemos que acudir", señala el paleontólogo Francesc Gascó-Lluna. Aunque esta información "no te asegura que ningún bicho fuera por allí, muriera y se quedara enterrado".
"Solo vamos a encontrarlos en rocas sedimentarias, en rocas volcánicas nos olvidamos. Las rocas sedimentarias dependiendo de donde se formen, también son de un tipo u otro. No es igual una roca que se forma en el fondo del mar que una que se forma en la desembocadura de un río o en una arena de una playa. Son medios diferentes y la propia roca es diferente. También buscaremos rocas que se formen en lugares donde podían habitar dinosaurios. No nos iremos a unas rocas formadas en el fondo del mar, allí solo encontraremos animales marinos, nos iremos a rocas formadas en lagos, desembocaduras de ríos o playas, donde sí que podían pasar por allí los dinosaurios, ya sea dejar huellas o morir y quedar enterrados".
Tras el estudio de los mapas, "ver el potencial de qué lugares pueden tener", "llega el momento de patearse el campo y ver si encontramos. Tiene una parte romántica de descubrimiento porque puedes estar pateando durante días y días y no encontrar nada o puedes tener un momento eureka en el que aparece algo y te pones a llorar".
¿Dónde ver restos de dinosaurios en España?
Francesc Gascó-Lluna señala que alguna gente se sigue extrañando cuando les explica que es paleontólogo y que trabaja en España: "Aún se sorprenden por el hecho de que aquí se encuentren cosas, de que haya yacimientos, a pesar de que llevamos muchos años transmitiendo este conocimiento o al menos intentando divulgarlo".
"El primer hallazgo de restos fósiles de dinosaurios como tal en nuestro país es de 1873". El primer catedrático de paleontología Juan Vilanova y Piera "publicó el hallazgo de dientes de dinosaurios en Morella (Castellón) y Utrillas (Teruel)".
Otra figura importante en la paleontología española fue la de José Rollo y Gómez que "en la década de 1910 empieza sus investigaciones". Sugiere un compendio de hallazgos de dinosaurios situado en el "Levante" peninsular: "La primera propuesta de faunas de dinosaurios hablando de un ecosistema extinto" con muchas limitaciones, ya que "no se conocían muchas especies" y "los restos que se tenían eran muy escasos".
Después llegó la Guerra Civil y se paralizaron las investigaciones. La ciencia española tardó varias décadas en "coger carrerilla", pero a partir de "los años 70 y 80 del pasado siglo XX, la paleontología española ya estaba en plena forma y empezaron a ocurrir grandes hallazgos. Empezamos a encontrar especies propias que se habían encontrado aquí la primera vez".
En 1987 se publicó el hallazgo en Galve, Teruel, de los huesos del Aragosaurus. Se trata del "primer dinosaurio definido en España" y "desde entonces en esta provincia ha sido un no parar. Se han descrito muchísimos fósiles, entre ellos muchas especies propias, muchas de ellas pertenecientes al Jurásico Superior", entre hace unos 160 y 145 millones de años. En 2006 fue descrito el Turiasaurus Riodevensis que "se supone que es el dinosaurio más grande de Europa conocido hasta ahora". Se calcula que tuvo "unos 30 metros de largo" y pesó "entre 20 y 40 toneladas".
La Comunidad Valenciana es otro de los puntos donde se han encontrado una gran cantidad de dinosaurios donde destaca especialmente los hallazgos en el ya mencionado municipio castellonense de Morella: "Es una verdadera joya". Allí se sigue encontrando "muchos restos" y "muchas especies nuevas" como el Iguanodon Morelladon, una investigación fue publicada por José Miguel Gasulla y su equipo.
Una de las zonas con "mayor trascendencia internacional" explica que se ha situado en Cuenca, junto a Teruel. Señala los yacimientos de Las Hoyas y Lo Hueco que "siguen siendo súper estudiados, siguen revelando muchísima información, se siguen describiendo especies nuevas, pero son de dos momentos diferentes. Las Hoyas es de principios del Cretácico y Lo Hueco es de finales del Cretácico".