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Vuelve al Estudio 1

Mayra Gómez Kemp, memorias de una pionera: "Fui la primera mujer en el mundo en presentar un concurso"

  • La presentadora creyó que tras el éxito logrado con 'Un, dos, tres' habría más mujeres siguiendo sus pasos
  • Mayra perdió a su marido en enero de 2021.  "No voy a superarlo pero voy a aprender a vivir con el dolor"

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Mayra Gómez Kemp vuelve al estudio donde triunfó con 'Un, dos, tres'

Mayra Gómez Kemp es una estrella, historia viva de la televisión. Algo que se ha notado nada más pisar el Estudio 1 de RTVE en el que cada día se hace 'La hora de La 1', el mismo que pisó semana tras semana durante los años que fue la conductora, y el rostro, del famoso 'Un, dos, tres'. Pocos saben que fue una pionera, fue la primera mujer en el mundo en presentar un concurso. "Era un feudo exclusivamente masculino y yo pensé que tras hacer el 'Un, dos, tres', que tuvo tanta audiencia y aceptación, vendrían más mujeres detrás mío presentando concursos pero no", lamenta.

Mayra perdió a su marido, Alberto Berco, en enero de 2021. Han pasado casi 9 meses pero todavía no ha asimilado. "Veo una noticia y digo: '¡Se lo tengo que decir a Alberto!'. Pero no le puedo decir nada, porque no va a venir". Norma Duval ha salido en su ayuda cuando parecía que las lágrimas le iban a brotar. "Tienes que superarlo, estás en pleno duelo", le ha dicho. "Yo a lo que aspiro es a vivir con el dolor", ha respondido Mayra. "Superarlo no lo voy a superar, pero voy a aprender a vivir con el dolor. Yo le cuento las cosas, pero no en voz alta. Le hablo para mí, para dentro".

Historia de la televisión

Su paso por el famoso 'Un, dos, tres' la convirtió en la presentadora más querida y popular de la televisión en España. Fue el rostro del concurso entre 1982 y 1988 y desde entonces forma parte de nuestra memoria y nuestros corazones. Nació en Cuba y llegó a la España en blanco y negro de los años 70. El gran Chicho Ibáñez Serrador se cruzó en su camino y aunque empezó "siendo el último mono", como dice ella, en 'Un, dos, tres' acabó siendo la 'jefa', siempre a las órdenes del gran jefe, Chicho.

"Yo sabía que me la jugaba. El primer programa, yo miraba a mi izquierda y veía a 50 fotógrafos, periodistas esperando a que yo me equivocara. Chicho era un hombre que exigía mucho, pero nunca exigía más ni menos de lo que él daba. Además, yo me di cuenta que él ponía a la gente a prueba, y yo sabía que me iba a poner a prueba a mí", recordaba la presentadora en el programa 'La noche D', de RTVE.

Recuerda con cariño a Antonio Ozores, su favorito, porque "nunca dijo lo que escribió Chicho, siempre dijo lo que le dio la gana". Y hablando de cómicos, ella supo un día que formaba parte de esa familia. Fue el día que enterraron a su padre. "Fue muy duro tener que reír cuando por dentro estaba llorando. Pero así me probé a mí misma que yo era digna de la palabra cómica".

La relación con Chicho

En ese mismo espacio, Mayra contó que su relación con Chicho tuvo altibajos. En la tercera entrega del concurso no formó parte del equipo, algo de lo que se enteró por la prensa. "Iba a volver Un, dos, tres y me enteré por un periódico español que lo presentaban Jordi Estadella y Miriam Díaz Aroca. No me falló el jefe, porque el jefe tenía el derecho de hacer con su programa lo que le diera la gana. Me falló el que se vendía como mi amigo, porque un amigo me llama y me lo cuenta. Yo creo que no tuvo valor para hacerlo", ha contado al respecto.

Mayra Gómez Kemp era presentadora del 'Un, dos, tres', pero también se le podía considerar cómica. En cambio, ella no se dio cuenta de que formaba parte de ese grupo de humoristas hasta el día en el que enterraron a su padre y ella estaba trabajando. "Fue muy duro tener que reír cuando por dentro estaba llorando. Pero así me probé a mí misma que yo era digna de la palabra cómica".

El gran cariño de la gente

Fuera de la gran pantalla, Mayra Gómez Kemp también ha tenido momentos muy duros, especialmente cuando sufrió en dos ocasiones cáncer. "Yo no esperaba lo que pasó". Ha contado que mucha gente la apoyaba por la calle en Madrid y que ese afecto le dio más fuerza: "El cáncer lo tuve en la boca, y llegó un momento que comer era un suplicio y me alimentaba ese cariño. Eso me daba de comer". No poder hablar para una comunicadora como ella fue "como un castigo divino". Pero no se rindió y consiguió volver a hablar, dejando a todos callados: "Yo dije que iba a dejar mal parados a los médicos. Voy a aprender a hablar otra vez, y volví a hablar, un poco raro como Papuchi, pero se me entiende".