Martin Scorsese y la joya más injustamente olvidada de su filmografía
- Tras casi 30 años, Scorsese logró llevar a las pantallas Silencio (2016), su proyecto más anhelado
- Liam Neeson y Adam Driver son los protagonistas de esta película ambientada en el siglo XVII
- Silencio ya está disponible en RTVE Play, hasta el 21 de septiembre
FICHA TÉCNICA
Título original: Silence
Año: 2016
Duración: 161 min.
País: Estados Unidos
Director: Martin Scorsese
Guion: Jay Cocks, Martin Scorsese, basado en una novela de Shusaku Endo
Reparto: Andrew Garfield, Adam Driver, Liam Neeson, Ciarán Hinds, Tadanobu Asano, Shin'ya Tsukamoto, Ryo Kase, Hiroyuki Tanaka, Nana Komatsu, Yosuke Kubozuka, Yoshi Oida, Issei Ogata, Ten Miyazawa
Incluso a Martin Scorsese se le resisten algunas cosas. Puede parecer incréible, pero al maestro del cine le llevó cerca de 30 años llevar a la gran pantalla uno de sus mayores anhelos, la adaptación de la novela histórica de Shusaku Endo Silencio (1966). Una profunda reflexión sobre la religión y la imposición de la fe que se convirtió en un éxito de ventas en Japón y que está considerada una de las mejores novelas del siglo XX.
Silencio (2016), ya disponible en RTVE Play, cierra la oficiosa trilogía sobre la religión del cineasta italoamericano que se inició con la polémica La última tentación de Cristo (1988) y continuó con Kundun (1997). Una película injustamente olvidada por la industria de Hollywood, pero que acaparó muy buenas críticas, llegando a colarse entre los mejores filmes de aquel año. Paradójicamente durante todo ese tiempo entre la segunda y la tercera entrega, al maestro Scorsese, que ya entonces contaba con una carrera cinematográfica consolidada, se le resistió la financiación de la película. Pero la adaptación de la novela histórica tiene muchas otras curiosidades.
Fue precisamente en 1988, en uno de los pases especiales de la cinta sobre las debilidades humanas de Jesucristo, cuando Scorsese se topó con la novela del escritor japonés católico: el entonces obispo episcopal de Nueva York, Paul Moore, le regaló un ejemplar de la novela, que cautivó desde su primera lectura al cineasta, hombre de profundas convicciones religiosas que incluso se planteó hacerse cura en su juventud.
"La temática que Endo plantea en el libro ha formado parte de mi vida desde que era muy, muy joven. Me crié en el seno de una familia muy católica en la que se le daba mucha importancia a la religión. Uno de los pilares de mi vida sigue siendo la espiritualidad católica romana que tan importante fue para mí de niño, y esa espiritualidad estaba relacionada con la fe (...). Llegado a este punto de mi vida pienso constantemente en la fe y la duda, la debilidad y la condición humana. Todos ellos son temas que la novela de Endo plantea de una manera muy directa", explica el director en una entrevista concedida a RTVE.
A la busca de financiación
Scorsese comenzó a trabajar en el guion de Silencio a finales de los años 80 junto a su colaborador habitual, Jay Cocks (La edad de la inocencia, Gangs of New York). El primer escollo fue que ambos buscaban la perfección a la hora de adaptar esta aclamada novela. Solo en el proceso de la escritura del guion trabajaron más de 15 años. Ambos querían estar a la altura de la novela original. Para ello se focalizaron en la historia del padre Christovao Ferreira, un jesuita portugués misionero en Japón que escandalizó al mundo tras cometer apostasía en 1633 y convertirse al budismo tras haber sido torturado durante la persecución anticristiana católica en el país nipón.
En Silencio seguimos a dos jóvenes misioneros, el padre Sebastian Rodrigues (Andrew Garfield) y el padre Francisco Garupe (Adam Driver), mientras buscan en Japón a su desparecido mentor, el padre Ferreira (Liam Nesson), y ejercen clandestinamente el ministerio entre los aldeanos cristianos de la zona. En el Japón del siglo XVII, el poder estaba en manos de los señores feudales y los samurái, decididos a erradicar la religión cristiana, y las persecuciones y las torturas estaban a la orden del día, de modo que los cristianos se enfrentaban a la dura decisión de elegir entre la apostasía o una muerte lenta y dolorosa.
Tras años buscando financiación, fue el éxito en taquilla de El lobo de Wall Street (2013) -más de 392 millones de dólares (376 millones de euros) en todo el mundo- el que permitió finalmente a Scorsese el último impulso para lograr el dinero necesario para hacer realidad su sueño y rodar Silencio.
Exhibición actoral
Aún así, el presupuesto es bastante ajustado, alrededor de 50 millones de dólares (48 millones de euros), y estrellas como Andrew Garfield (Hasta el último hombre, The Amazing Spiderman), Adam Driver (Star Wars: El despertar de la Fuerza) y Liam Neeson (La lista de Schindler, Venganza) renunciaron a su minuta habitual y cobraron el salario mínimo establecido por el Sindicato de Actores porque ninguno quería perderse la oportunidad de rodar a las órdenes del maestro -en el caso de Neeson por segunda vez, y de nuevo en el papel de cura tras el padre Vallon de Gangs of New York (2002); también es la segunda vez que se enfuda el hábito de jesuita tras La misión (1986)-.
Todos ellos, guiados por el genio Scorsese, dan lo mejor de sí mismos en unas intensas y emotivas actuaciones para las que tuvieron que llegar al límite físico, en los casos de Garfield y, especialmente, Driver que llegó a adelgazar más de 20 kilos para convertirse en el padre Garupe: "Me vino bien pasar tanta hambre y estar tan cansado", confiesa el actor.
También espléndidos están los actores japoneses que completan el reparto para dar vida a los devotos aldeanos cristianos y a los samuráis torturadores del Japón de la primera mitad del siglo XVII: Tadanobu Asano (Mongol, Battleship y Thor), que da vida al intérprete; Issey Ogata (Sol) como el brutal inquisdor Inoue; Yosube Kubozuka como el retorcido y complejo Kichijiro, guía de los sacerdotes; Yoshi Oida como Ichizo, el anciano de Tomogi cuya fe y devoción cristiana inspiran a los padres portugueses; y el mismísimo Shinya Tsukamoto (Tetsuo, el hombre de hierro, Haze), reputado actor y director nipón, como el devoto aldeano Mokichi -a Scorsese le pareció "increíble" que el cineasta japonés se presentase a una prueba para Silencio, mientras que este asegura que hubiese hecho "hasta de extra"-.
Oida, de 83 años, y Tsukamoto protagonizan, de hecho, una de las escenas más espeluznantes de la película: se sacrifican por su fe y son crucificados para salvar a su aldea de la cruel manera ideada por los samurái, consistente en colocar las cruces en la orilla del mar y que, con la crecida de la corriente, queden poco a poco bajo el agua y se ahoguen lentamente.
Rodada en Taiwán durante 15 semanas en lugar de en Japón por razones económicas, la de la crucifixión fue una de las escenas más duras de realizar en un rodaje en general bastante complicado por los lugares elegidos y las condiciones del terreno, costas rocosas, ensenadas, localizaciones montañosas y aldeas enlodadas, que recuerdan mucho a los escenarios de clásicos nipones como Los siete samuráis (1954) de Kurosawa.
El aprendizaje del silencio
Todo ello contribuye a dar realismo a la historia de Scorsese, maestro también a la hora de construir personajes y que convierte al padre Rodrigues en un trasunto de su Jesús de La última tentación de Cristo: un personaje lleno de dudas que se encuentra con su Judas particular, el Kichijiro dispuesto a venderlo por 300 monedas de plata, y que ora en su propio jardín de Getsemaní -como podemos ver en la escena exclusiva que acompaña este artículo-.
"Acompañamos al personaje en un momento muy transcendental. Se enfrenta a las dudas más importantes que se le plantean al ser humano: cómo darle sentido a la vida, cómo vivir con fe, y si vivir con fe supone también vivir con duda. Y eso es solo la punta del iceberg, pero ya con eso me interesaron la historia y el personaje", explica Adam Driver.
El rey del cine mafioso completa la idea: "Silencio es la historia de un hombre que aprende, de una forma muy dolorosa, que el amor de Dios es más misterioso de lo que se imagina, que el Señor deja en manos de los feligreses más de lo que pensamos y que siempre está presente... incluso a través de sus silencios".
Esos silencios están omnipresentes en la película durante sus casi tres horas de duración (161 minutos) en una cinta que, pese a su virtuosismo, no nos engañemos, no es una película fácil y requiere también de un espectador paciente que supere sus momentos de lentitud. No está dirigida desde luego al tipo de público que llenó las salas con El lobo de Wall Street.
Silencio, que estará disponible hasta el 20 de septiembre en RTVE, pasó desapercibida en los Oscar de aquel año, pero recibió multiples reconocimientos dentro de la propia industria. De hecho, está considerada una de las 10 mejores películas de 2016 por el American Film Institute (AFI). ¡No se la pierdan!