'La voz dormida', lágrimas de buen cine
"Llorar el arte es bonito, te reconcilia contigo mismo, te hace saber que dentro de ti hay una persona que se deja doler. No me gusta pasar por un libro o una película sin que me ocurra nada". Con esas palabras presentaba Benito Zambrano en 2011 su tercer largometraje, La voz dormida, un proyecto que el director de Solas y Habana blues asumió como personal a partir de la novela de Dulce Chacón.
Al enorme trabajo de documentación que la escritora llevó a cabo sobre la represión de las mujeres en las cárceles franquistas, Zambrano y su reparto sumaron el suyo para crear una historia dura, que no admite la indeferencia, y que llenó las salas de suspiros y lágrimas."Yo necesitaba hacer un viaje, con la fortuna que Dulce me había abierto el camino. Pero necesitaba saber qué había pasado, conocer a los personajes. Y luego había que transmitirles a los actores cómo había sido aquello", contaba el director en una entrevista en RTVE, sobre la película que podrá verse hasta el 21 de septiembre en RTVE Play.
Pues muy bien aquí contigo.
¿Qué tal? Buenas noches.
Muchas gracias.
"Escribidor".
Bueno, yo era nieto de un desaparecido y en el año 2000
una casualidad me llevó al lugar donde estaba mi abuelo enterrado
con otras doce personas y ahí nació la Asociación,
en la exhumación de esos 13 cuerpos.
-¿Por qué en esta nueva España tus muertos ya no te pertenecen?
Yo creo que es una película que nace del corazón,
que nace de un libro que era muy necesario,
que cuenta la historia de unas mujeres
que no se había contado nunca, unas mujeres represaliadas
en la cárcel de Ventas.
Yo creo que fundamentalmente
de lo que se aprende en esta película
es lo que no debería haber pasado nunca.
-La guerra ha sido mala para todo el mundo, pero es lo que digo yo,
que ya que ha llegado la paz, es hora de perdonar
y de vivir tranquilos.
Yo creo que formamos parte de una sociedad o por lo menos
la gente más joven que yo, que nunca ha recibido enseñanzas
de los centros escolares de este pasado y por lo tanto,
de esta película se pueden aprender muchas cosas.
Y luego, que creo que tiene algo de catarsis,
hay una palabra que tiene mucho que ver con la recuperación
de la memoria que es la palabra "expresar",
significa decir, pero también significa dejar de estar presos
y en la sociedad española, muchas veces el dolor
que supuso para mucha gente la dictadura no ha sido expresado,
todavía seguimos pendientes, de alguna manera,
de liberarnos de él, entonces, yo creo que todas estas formas
de expresión en la novela o en la película, nos ayudan
de alguna manera a quitarnos algo de encima y además a conocer
un pasado del que, conozcamos o no, somos una consecuencia.
-No regreséis sin ese niño.
Lo quiero vivo.
Bueno, pues que ha sido un placer hacerla, creo que es una película
que ahora aborda un tema muy de actualidad,
que es el tema de los abusos a la infancia.
-¿Por qué te está siguiendo el capataz con tanta obsesión?
-¿Qué te hizo, niño?
Tiene, digamos también un trasfondo de dignidad y de ética,
que tiene que hablar, que habla o que pretende hablar
de qué hacemos con las heridas de la vida.
-Tú tienes toda la vida por delante, niño,
no la malgastes odiando.
Eso que hacemos con el odio que se acumula en el tiempo
y hay una frase muy bonita que a mí me gustó mucho
que dice el personaje de Luís Tosar:
"Hay vivos que no merecen, posiblemente, ningún respeto,
pero todos los muertos, sí".
Yo creo que una sociedad que sabe enterrar a sus muertos
es una sociedad digna, una sociedad que tiene
más de 100.000 muertos en cunetas y en fosas todavía,
quiere decir que nos falta mucho que aprender y mucho que hacer
y ese para mí es uno de los mensajes bonitos, profundos
que tiene el libro y que tiene la peli.
Igual que el otro día en broma le decía a Jesús Carrasco,
el escritor de la novela "Intemperie", decía:
"Es que parece que has escrito esta novela para mí",
yo creo que Dulce escribió esta novela para mí,
creo que eso muchos lectores creo que lo sentimos,
es cuando un libro te llama, hay algo, una fuerza, una cosa extraña
y a mí la novela me llamaba, entonces, me senté en el sofá,
me puse a leerla y dije: "Yo quiero hacer esta película"
y no había terminado de leerla, "yo quiero contar esta historia",
fue un descubrimiento de nuestra historia, sobre todo de cómo
Dulce cuenta a través de su novela,
resume, sintetiza muy bien todo lo que fue el dolor
de las mujeres, que hasta entonces se contaba poco,
como siempre las guerras, las historias, todo,
se cuenta desde el punto de vista de los hombres, parece que somos
los hombres los protagonitas y sin embargo, si a alguien
la guerra civil y la dictadura le hizo mucho daño
posiblemente fuera más a las mujeres que a los hombres,
porque para ellas fue un retraso y un retroceso impresionante
que todavía estamos sufriendo.
# Ay mi niña morenita,
# no te asustes con mi pena. #
(Música)
Memoria, dolor y guerra
La voz dormida es el relato del doble castigo (por su ideología y por su género) que padecieron muchas mujeres en la primera posguerra. Ante los inevitables reproches sobre si son necesarias más películas sobre aquel periodo, Zambrano contesta con más preguntas: "¿No vamos a hacer más películas sobre la posguerra? ¿Qué parte de nuestra historia podemos contar? ¿Qué fosas dejamos sin abrir?".
Desde una perspectiva militante o ideológica, es decir, cerrada, La voz dormida puede que solo produzca complacencia o urticarias. Como obra cinematográfica, La voz dormida es un drama noble sobre un pasado real. Y también un artefacto lacrimógeno basado en la brutal empatía que desprenden el inocente personaje de Pepita (María León) y el embarazo de Hortensia (Inma Cuesta). "La película quiere decir que la guerra nunca debió de haber ocurrido", explica Zambrano. "El arte quiere demostrar que podemos ser mejores de lo que somos. Muestra una parte de la historia para que no se repita y aprendamos". "Las fosas y las cárceles están llenas de gente que no tenía ideas políticas" dice un personaje en un momento de la película.
"La vida no te espera"
La película se puede interpretar también como un alegato del compromiso, reflejado la coherencia del personaje de la encarcelada Hortensia. "Si tú no tomas partido, la gente lo va a tomar por ti. La política y los conflictos están allí. La vida no te espera”, defiende Zambrano. La cinta explica cómo ese proceso de concienciación se vivió dentro de la propia cárcel. “Ocurrió un fenómeno muy bonito. Era el único lugar donde se hablaba de política. Muchas aprendieron a leer y a debatir”.
Si algo conmueve especialmente son las interpretaciones de Inma Cuesta y María León, ganadora del Goya a la mejor actriz revelación aquel año. “Solo puedo decirte cosas hermosas de María”, cuenta Inma Cuesta. “Tenía una hermana y ahora tengo dos. Nos llamamos hermanas, y así la tengo en el móvil”. Para prepararse, las dos protagonistas mantuvieron encuentros con mujeres víctimas de la represión. “Ni 200.000 películas que se hagan seríán suficiente para explicarlo”, concluye Inma Cuesta.