Daniel Monzón: "'Las leyes de la frontera' no es una historia de quinquis, es una historia de amor"
- El cineasta Daniel Monzón charla en Por tres razones sobre su nueva película Las leyes de la frontera
- Adaptación al cine de la novela homónima de Javier Cercas, con quién también charlan
- Las leyes de la frontera (2021) estará en la sección oficial del Festival de San Sebastián
Plasmar la historia de una novela en la gran pantalla no requiere fidelidad al texto, sino al sentimiento que transmite. Así lo cree Daniel Monzón que este año presenta en el Festival de San Sebastián su nueva película, Las leyes de la frontera (2021), adaptación de la obra homónima de Javier Cercas. "No puedes seguir al pie de la letra todo lo que cuenta el libro, pero sí tienes que ser fiel al espíritu. Si te empeñas en ser fiel a la letras vas a fracasar en el intento de adaptar una novela", cuenta el director en Por tres razones de RNE.
Las leyes de la frontera nos sitúa en el verano de 1978, en una España de cambios y nuevas esperanzas. Plena Transición democrática en la Girona de finales de los setenta, donde un joven de 16 años que parece no encajar en su propio mundo de clase media, empieza a mezclarse con otros jóvenes en un ambiente muy distinto, que le meten en el mundo de la delincuencia. Daniel Monzón conectó en seguida con la historia. "Cuando sentí con esa vehemencia el golpe que me produjo la novela no podía dejar de hacer la película", confiesa.
Han pasado ocho años desde que leyó la última página del libro, pero lo más díficil no fue conseguir los derechos. De hecho, Javier Cercas no dudo en cedérselos. "La historia es compleja, más de 300 páginas. Al principio me planeé hacer una película de cuatro horas dividida en dos partes, una sobre la juventud de sus protagonistas, y otra cuando son adultos que cuente lo que sus peripecias les marcó", finalmente.
La novela como una partitura para el cine
El director sintió vértigo cuando proyectaron la cinta junto a Javier Cercas, pero como el propio escritor confiesa en esta charla, "hay buena sintonía entre la novela y la película". Tampoco es la primera ve que Cercas ve como uno de sus novelas acapan en la gran pantalla. David Trueba con Soldados de Salamina (2003) y Manuel Martín Cuenta con El autor (2017), también fueron adaptadas. "Siempre he estado encantado con quienes han llevado novelas mias a la gran pantalla y estoy muy contento con esta adaptación", explica. "El novelista tiene una idea en su cabeza que el director no debe llevar a la pantalla. Al fin y al cabo, una novela es una partitura y es el lector quien debe interpretarla... en este caso, todavía más, porque es un traslado a imágenes", concluye Cercas.
Para Daniel Monzón se trata de un trabajo depurativo en el que se ha de buscar la esencia, adaptando, no la letra, sino los sentimientos que se evocan en las páginas. En este sentido, Monzón ha posado su mirada en la experiencia personal de su protagonista, Nacho. "Esto no es una historia de quinquis, es una historia de amor", explica. "El protagonista pasa la frontera por amor, por camaradería y por la amistad que recibe... que curiosamente no procede del mundo al que el pertenece. Nacho descubre el calor que no ha recibido de la clase media", comenta Monzón.
Un aroma western
Desde el título a la historia que cuenta. Tanto en director, como el escritor de la novela, coinciden en hablar de un western. Una historia sobre los desheredados de aquella época de luces y sombras que fue la Transición. "No quería recrear la España de la Transición que olía a pis, quería que se viera la idea de que la democracia se vivía con esperanza. Aunque en esa esperanza también hay una cara b, la de los cientos de jóvenes que también querían participar de la fiesta, pero a los que nadie dejaba pasar... los quinquis, los que se tomaron la fiesta por su cuenta, porque también querían participar de esa esperanza, en su caso robando coches, asaltando bancos", explica Monzón.
Para dar más realismo al relato, el director trató de entrevistas con algunos de esos "supervivientes de la época quinqui de la Transción". Fue difícil. "Muchos de ellos o murieron a balazos o con un pico de heroína en el brazo. Murieron miles, fue muy poca la gente con la que pude hablar, pero a quienes pude encontrar les pregunté si la policia era tan cafre y en efecto lo eran", cuenta.
El director compará, salvando las diferencias, las condiciones y preocupaciones de los jóvenes de aquella época con los de hoy día. "Estamos atravesando un momento que de alguna manera tiene que ver con el momento de entonces, en cuanto a la juventud, y es que se sienten constreñidos, están desorientados por la situación económica y hay ganas de rebeldía", explica.
Música de la kinkidelia
En una de las escenas más potentes de la película, vemos a la arrolladora Tere, interpretada por una brillante debutante, Begoña Vargas, bailando Las Grecas. Es una de las tantas canciones que sonaban en aquel momento, las cuales se mezclan con música actual como C. Tangana o canciones originales compuestas por uno de los grupos sevillanos de mayor escalada.
"Las canciones están usadas para describir emociones, para evocar una epoca y para conferir un ritmo muy trepidante. Quería conseguir algo así como Scorsese en Malas Calles. También hay canciones originales compuestas por Derby Motoreta Burrito Cachimba que son unos genios. La música es una visión de aquella epoca, pero estilizada", cuenta.
Las leyes de la frontera se presentará en la sección oficial del Festival de San Sebastián que se celebrará del 17 al 25 de septiembre, a la espera de conocer la fecha de su estreno en cines.