Analizamos las 3 meriendas con trampa que más triunfan
- La nutricionista Lucía Martínez explica por qué esas meriendas tan cómodas no son saludables
- "No os dejéis atrapar por esas supuestas meriendas 'saludables' ya que en realidad no lo son
- Analizamos tres meriendas: fruta para sorber, queso o fuet con picos y yogures con toppings
Septiembre y vuelta al cole es sinónimo de preparar meriendas y snacks de medias mañanas para los habitantes de nuestras casas que están en edad escolar. Como siempre, la industria alimentaria está al quite para ofrecernos soluciones rápidas, sencillas, que agraden a los niños y supuestamente saludables que hagan nuestra vida más fácil.
Ahora que la bollería, las galletas y otras meriendas habituales tienen más mala prensa y cada vez hay más conciencia de que no son productos adecuados para el día a día, las empresas sacan su artillería pesada para poner a nuestro alcance alternativas que no les hagan perder cuota de mercado y convenzan a las familias que han decidido no comprar más bollos, batidos de cacao o zumos individuales para mandar a la prole al cole o recibirla a la salida.
Así que vamos a analizar las tres que más triunfan esta temporada para ver si son o no saludables, que otras desventajas tienen y alternativas mejores:
Fruta para sorber
Ya se encuentran en todos los supermercados estos sobres blandos y maleables con un pitorro por el que se sorbe la supuesta fruta triturada que contienen mientras se estrujan para ayudarla a salir. Suelen llevar reclamos como “100% fruta” o el ya manido “sin azúcar”, lo que nos lleva a pensar que no hay ninguna diferencia entre consumir esos productos o consumir fruta natural, y como los primeros son más atractivos para el público infantil y cómodos para las madres y padres (no hay que pelar ni trocear y se transportan cómodamente, y el peque no se mancha) cada vez se venden más.
La realidad es que no podemos equipararlos al consumo de fruta natural por los siguientes motivos:
- Nutricionalmente no son equivalentes a una fruta natural, ya que suelen llevar zumo de uva o de manzana, u otros zumos concentrados que lo que hacen es aumentar el dulzor y la cantidad de azúcar que contienen, sin afectar a las leyendas de “100% fruta” o “sin azúcar añadido” de sus envases.
- No acostumbramos a los niños a los diferentes sabores de las frutas (a menudo son de mezcla de frutas con sabor indefinido) ni a su textura, aspecto y consistencia que son aspectos muy importante de la educación nutricional.
- El sabor es siempre igual y tirando a muy dulce, pero la fruta natural no sabe siempre igual, aunque sea la misma fruta, ni suele tener un dulzor tan alto. Por lo que estamos acostumbrando el paladar de los peques a sabores artificiales y que puede que luego les lleven a rechazar los de la fruta natural.
- Generamos envases totalmente innecesarios, dando mal ejemplo a los que van a ser los adultos de mañana.
- Son notablemente más caros comparados con la misma ración de fruta de temporada.
Os dejo también un artículo de la pediatra Gloria Colli sobre este tipo de productos dónde explica muy bien por qué no son una alternativa aceptable a la fruta.
Si queremos una fruta fácil de pelar, de transportar y de comer (sin semillas ni hueso y textura blandita y fácil de agarrar para los niños) podemos ofrecer un plátano, que sólo le falta llevar cremallera para estar mejor diseñado. Otras frutas como la manzana, la pera, el melocotón, la nectarina… se pueden llevar ya cortadas a gajos en una bolsita o recipiente reutilizable. El trabajo que lleva preparar esa fruta es mínimo y está totalmente justificado ya solo por temas de sostenibilidad.
Queso fundido o fuet con picos de pan
Se trata de envases que contienen por un lado los típicos picos de pan o rosquilletas y por otro, bien queso fundido o bien trocitos de fuet o mini fuets para acompañar los picos. De nuevo se trata de presentaciones atractivas para los menores y que ofrecen comodidad a los adultos.
En este caso, volvemos a marcar como punto en contra la generación de envases y plásticos innecesarios y por tanto poco sostenibles, y el precio mucho más elevado que si hiciéramos una merienda equivalente sin comprar estos packs ya preparados.
En cuanto a nutrición, además:
- Los picos de pan son de harina refinada y suelen llevar bastante sal y a menudo grasas de mala calidad.
- El queso “fundido” o la crema de queso que acompañan a esos picos, no es un queso de buena calidad, si no que lleva sales fundentes y un elevado porcentaje de grasa precisamente para que se mantenga cremoso.
- En el caso de las versiones con fuet, se trata de carne roja procesada. El tipo de carne que más deberíamos limitar o evitar en términos de salud, según recomendaciones de la OMS.
Es muy fácil hacer alternativas a esta merienda que sean más sostenibles, más económicas y más saludables. Por ejemplo, podemos elegir unos picos que estén hechos con harina 100% integral, con una grasa saludable (oliva, canola o girasol alto oleico) o sin grasa añadida y sin sal o con poca sal. Casi en cualquier supermercado encontramos referencias que cumplan estos requisitos, incluso de marca blanca. Además, serán en un solo envase grande, que reducirá los residuos, y nosotros podemos meter la ración en una bolsita reutilizable.
En lugar del queso cremoso, podemos acompañarlos de un queso de calidad: un manchego, un mahonés, o un queso fresco. También un trozo de queso vegano elaborado al 100% con frutos secos será una buena opción.
Y por supuesto podemos evitar los embutidos y carnes procesadas eligiendo otros acompañamientos más saludables como por ejemplo un poco de hummus, crema de cacahuete sin azúcar, guacamole o incluso un trozo de chocolate con más del 85% de cacao. Si a estas opciones les añadimos una fruta, tendremos una merienda perfecta.
Yogures con toppings
La última merienda de moda que vamos a analizar son los yogures que se venden acompañados de un pequeño recipiente con toppings. En este caso, sí que puede ser una opción saludable si el yogur es natural y sin azúcar y los toppings tampoco la llevan, pero esto es una excepción y la mayoría de marcas, especialmente las enfocadas a niños, ofrecen un yogur azucarado de sabores y toppings de cereales también azucarados, pepitas de chocolate de poca calidad e incluso dulces tipo grageas de chocolate de colorines.
Mejorar esta merienda es tan fácil como elegir un yogur natural normal y corriente sin azucarar (sea vegetal o no) y sumarle una bolsita reutilizable o un tarrito con los toppings que le pondremos al comerlo: frutos secos, cereales sin azúcar tipo corn flakes o avena, fruta desecada (pasas, arándanos, orejones….), fruta fresca, coco rallado, etc. De nuevo será también más económico y con menos residuo ya que un yogur normal lleva mucho menos envase que esos combos de los que hablamos.
En resumen: no os dejéis atrapar por esas supuestas meriendas “saludables” ya que en realidad no lo son y además tienen otros muchos inconvenientes. Y siendo las alternativas tan sencillas de preparar no valen la pena en ningún sentido.
Si aún así las elegís, que sea una elección consciente y con sentido crítico sabiendo que estáis eligiendo, y no mediada por el marketing que despliegan los fabricantes para haceros creer que son buenas elecciones.