Gila murió tan arruinado que le tuvieron que pagar el entierro
- Conoce la verdad sobre la demanda de paternidad que recibió meses antes de morir
- Disfruta del programa que le dedicaron en Cómo nos reímos
- El documental de Imprescindibles Gila nunca fue serio, ya disponible en RTVE Play
Miguel Gila es considerado por muchos de nuestros humoristas actuales como el gran genio de la comedia en nuestro país. Su mejor personaje, 'el soldado' riéndose de la guerra, le llevó a la fama, fue aclamado por el público y por la crítica, llenaba los espectáculos y conquistaba las ventas de entradas. Era el gran rey de la comedia, lo tenía todo excepto dinero. Nunca supo gestionar su patrimonio, y a pesar de ganar grandes cantidades de dinero, murió completamente arruinado, así nos lo han contado sus familiares y amigos en el documental de Lazos de sangre.
Trabajó hasta el final por obligación
La fama no le aseguró la riqueza, el humorista perdía millones con la misma facilidad que los ganaba. Tuvo que seguir trabajando casi hasta el mismo día de su muerte, porque llenaban un nivel de vida por encima de lo que debían. «Sabía que mi padre trabajaba con 83 años porque hacía falta que trabajara», cuenta Carmen Gila. Ella misma reconoce que esa situación le daba mucha pena, pero que era imposible cambiar a su padre y a su familia.
Sus amigos y otros humoristas también eran conscientes de la situación. Algunos como Luis Bassat saben muy bien cómo vivió Gila, «vivían como personas muy muy ricas», decía el publicista sobre su amigo. Un amigo muy especial, tanto que cuando falleció decidió pagar su entierro.
Propinas de 500 pesetas
Luis era consciente del ritmo de vida que llevaba su amigo, cuenta una anécdota de un día en el que al salir del hotel Ritz en Barcelona, Gila dio al portero una propina de 500 pesetas por buscarles un taxi, cuando en aquel momento lo normal era dar 5 pesetas de propina. Era un ejemplo de que Gila daba sin mirar lo que él se quedaba y así pasó, en el momento de su muerte ni él ni ningún miembro de su familia podía pagar su funeral. Luis no lo dudó y se ofreció a pagar todos los gastos: «Me pareció que me había dado tanto en la vida...», dice emocionado al recordarlo.
«Un mal final para una persona que ha sido el rey», dice Llum Barrera y no le falta razón. Forzó hasta el final su talento, pero no por gusto sino por obligación. Una pasión que se convirtió en una cárcel que necesitaba para subsistir y mantener ese ritmo de vida acelerado que llevaban. Mira el documental de Lazos de Sangre sobre Miguel Gila en RTVE Play.