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Sara Baras: 'Para hacer flamenco no hay que disfrazarse, hay que sentirlo'

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Sara Baras, enfundada en un espectacular vestido blanco de flecos, presenta ante su público su tan ansiado regreso a los escenarios
Sara Baras, enfundada en un espectacular vestido blanco de flecos, presenta ante su público su tan ansiado regreso a los escenarios

Ha paseado su arte por los mejores escenarios del mundo. Ahora le toca enfundarse en un espectacular vestido blanco de flecos y presentar ante su público su tan ansiado regreso a los escenarios madrileños con una nueva temporada de su espectáculo Sombras. Un espectáculo con el sello inconfundible de Sara Baras, embajadora de marca España, que nos guía en un viaje con los sentimientos a flor de piel: “Sombras estuvo tres años girando y se despedía en Madrid justo cuando nos encerraron con la pandemia. Tuvimos que devolver dos meses de entradas vendidas. Teníamos un llenazo en todas las sesiones. Ahora lo retomamos con más ganas que nunca dispuestos a sentir cada minuto”.

Sara Baras vuelve a volar sobre el escenario

Sara asegura que no se trata de machacar el escenario con el taconeo, sino de acariciarlo. Para ello sabe cuidar mejor que nadie todos los detalles. Siempre se involucra en el diseño del vestuario y la iluminación de sus espectáculos que son una parte esencial para poder transmitir su arte: “Nuestro vestuario desde que estrenamos hasta hoy ha seguido creciendo. No solamente el directo te da la oportunidad de crecer en el sentido del baile, sino también del vestuario. Tanto Luis F. Dos Santos como Teresa Torres que son los diseñadores que llevan conmigo muchísimo tiempo”.

La artista asegura que le gusta bailar con elegancia, sin adornos y siente predilección por los mantones de manila

La artista asegura que le gusta bailar con elegancia, sin adornos y siente predilección por los mantones de manila Sara Baras

La bailaora se enfunda en vaporosas telas sobre las que gira sobre sí misma componiendo figuras de gran belleza a las que se entrega en cuerpo y alma. El vestuario se funde con ella amoldándose a las emociones que quiera transmitir en cada instante: “Uno de los sellos del espectáculo es convertir el vestido en distintos diseños en el mismo momento que lo sacas, y según como te lo pongas puede transmitir una cosa u otra. Los vestidos vuelan en el escenario con su colorido”.

Una curiosidad es que el vestuario tiene aspectos flamencos como el mantón de manila, pero carece de volantes. Ella misma asegura que para el flamenco no hay que ir disfrazado porque lo único que hace falta es sentirlo dentro. En su coreografía no puede faltar un palo: la farruca, que es el hilo conductor. Se trata de un baile tradicional de hombre que le ha dado sombra durante veinte años: “Para bailar la farruca me pongo una levita que para mi es importante porque su punto flamenco está en el interior, en su forro de lunares que no se ven desde fuera pero que yo lo siento pegado a mí. Es una levita de Tere Torres a la que le tengo un cariño especial”. Con la farruca asume el riesgo, porque cualquier error con los pies se nota. Un baile serio y elegante que requiere de concentración y a la vez le da margen para improvisar. Un momento del espectáculo donde demuestra por qué es una de las mejores bailaoras del mundo.

La bailaora se enfunda en vaporosas telas sobre las que gira sobre sí misma componiendo figuras de gran belleza

La bailaora se enfunda en vaporosas telas sobre las que gira sobre sí misma componiendo figuras de gran belleza Sara Baras

Su secreto para ser incombustible sobre el escenario es sentir a su público entregado. Asegura que le gusta bailar con elegancia, sin adornos y siente predilección por los mantones de manila: “Yo tengo vicio con los mantones antiguos. Son preciosos. Hay uno azul que me gusta mucho y tiene un movimiento maravilloso. Me gusta mucho la magia de los mantones volando encima del escenario”

La experiencia le ha enseñado que a entrega debe ser total, y que la constancia es esencial para mantenerse arriba. Sabe que debe respetar la tradición, pero permitiéndose innovar teniendo siempre en cuenta el legado de los maestros.