Por qué 'Barón Noir' explica el ascenso de Eric Zemmour en Francia

• La tercera temporada de la serie francesa se puede disfrutar ya en RTVE Play
• La irrupción de un candidato antisistema pone en jaque a la república francesa
• La situación que genera se parece a la que dibujan los sondeos actuales a las presidenciales de 2022

Por qué 'Barón Noir' explica el ascenso de Eric Zemmour en Francia

“Aquellos que crean los problemas no pueden resolverlos. Los que están aquí presentes han creado muchos problemas con frecuencia, precisión y asiduidad. Por eso, es evidente que ninguno podrá resolver nada. Ninguno de estos irresponsables políticos, ninguno de estos rompepromesas, ninguno de estos destructores de esperanzas. Mi único objetivo es quitarles el poder y devolvéroslo”.

Con estas palabras en el debate presidencial de Christophe Mercier, el candidato antisistema que quiere sustituir la democracia por el azar, se abre el penúltimo capítulo de Baron Noir, una auténtica ‘pesadilla’ en tiempo real que estos días ha cobrado un extraño eco en la política francesa.

El paralelismo con la realidad ha perseguido a esta serie desde el principio, aunque no esté inspirada directamente en hechos reales. Al fin y al cabo, sus creadores Eric Benzekri y Jean-Baptiste Delafon han trabajado de primera mano con políticos de izquierdas del país galo, y se han inspirado en el diputado Julien Dray para trazar el perfil de su protagonista, Philippe Rickwaert.

Un escenario inédito (Atención, spoilers)

(Si no ha visto la serie no siga a partir de aquí, contiene 'spoilers' sobre su desenlace). Sin embargo, en su última entrega, la serie entra en terreno desconocido y se atreve a dibujar un escenario inédito: la pugna por la presidencia entre una presidenta pro europea, centrista y defensora del establishment (Amelie Dorandeu, una versión femenina de Macron) y un ‘youtuber’ casi desconocido que en unas semanas es aupado por los medios y por otros candidatos como representante del verdadero sentir popular de Francia y que defiende una especie de democracia por sorteo que sustituya a una clase política presuntamente corrupta.

Los últimos sondeos de Francia empiezan a reproducir este ‘escenario Mercier’, encarnado en la vida real por el tertuliano Eric Zemmour, mucho más escorado a la derecha que el candidato de la ficción, pero que juega igualmente con la desconfianza en las instituciones y la noción de recuperar la soberanía para superar al candidato de ultraderecha (en este caso Marine Le Pen, a la que ya ha adelantado en los sondeos).

La concordancia de los datos de la ficción y la realidad no dejan de ser sorprendentes: Dorendeu vence con un 23% mientras que los sondeos dan a Macron un 24%. Mercier logra un 18% (Zemmour estaría en un 17%) mientras que Chalon se queda solo unas décimas por debajo (Le Pen rondaría el 15%).

Medios y candidatos

Pero no todo es similar. El candidato imaginado por los creadores de Baron Noir nace fuera del sistema -se hace popular por sus vídeos en las redes sociales- y es desde ahí donde consigue galvanizar a una parte de la sociedad que no se siente representada (en la línea de los chalecos amarillos). Zemmour, en cambio, está cómodamente instalado en los medios tradicionales, que lo han tenido durante años como polemista de referencia que escandaliza por sus opiniones racistas, alguna de las cuales le han llevado ante los tribunales.

Además, el referente político (e incluso físico) de Mercier es Beppe Grillo, del Movimiento 5 Estrellas italiano, que 'pesca' en el descontento popular a derecha y, sobre todo, izquierda; mientras que Zemmour tiene claro que juega en el campo de la derecha y su obsesión es unificar ese voto (desde los republicanos hasta Le Pen) para llegar al Elíseo.

En ambos casos, la sobreatención mediática los ha catapultado en un escenario político desprovisto de opciones atractivas y en el que reelección del presidente parece la opción menos mala. Además, hay otro curioso paralelismo: ambos empiezan a visibilizarse como candidatos cuando un candidato de izquierdas les trata como tal y debate con ellos, en parte para ‘recuperar’ votantes entre sus seguidores.

Es lo que hace en la ficción el Barón Negro, que se presta a hacer un debate en Facebook del que sale trasquilado al no manejar los códigos. Es lo que hizo en la realidad el candidato de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, que queriendo revivir su candidatura en horas bajas confrontando con la ultraderecha en horario de máxima audiencia, le ha dado al polemista el empuje que necesitaba (cuatro millones de franceses asistieron a su intercambio de golpes).

A partir de ese momento, los rumores sobre su candidatura en los medios hacen que poco a poco ésta vaya cogiendo fuerza. En el caso de Zemmour, se apunta a la presentación de su libro en noviembre como primer acto de precampaña.

En el de Mercier, su imputación judicial por los lazos con un hombre que agredió a la presidenta centra los focos en su figura, a la que poco a poco se van adheriendo tanto representantes de la extrema derecha tradicional como de la izquierda antiglobalista. Curiosamente, Macron también fue abofeteado en un acto muy similar al que se refleja en la serie el pasado mes de junio.

Radiografía completa

Porque si en algo acierta de pleno esta última temporada de la serie es en mostrar la auténtica desorientación de la izquierda francesa: con un candidato socialista rondando el 5%, una ecologista que aspira a ser la primera ministra de Dorendeu y un líder de la izquierda que renuncia a las etiquetas y que pone su carisma por encima de cualquier posible coalición, hasta el punto que todos quedan condenados a la irrelevancia.

La actual posición de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, del candidato verde Yadot y del propio Melenchon son bastante parecidas a los de sus trasuntos de ficción (de hecho los sondeos le dan la misma cifra a Hidalgo que el candidato socialista en Baron Noir, mientras que Yadot y Melenchon están un poco por debajo de lo que imaginaron los creadores de la serie).

La propia Dorandeu es también una peligrosa sombra para Macron. Aupada en las primeras temporadas desde las filas socialistas hasta una plataforma independiente centrista (al igual casi exactamente que el presidente francés), considera que tanto la división de la izquierda como el tradicional voto del miedo al Frente Nacional -encarnado por Lionel Chalon- va a hacer que logre de manera casi automática su reelección.

Pero la irrupción de Mercier cambia las reglas del juego de la noche a la mañana. Chalon se ve obligado a apoyarle, con la esperanza de ser su primer ministro y manejarle desde dentro (el paralelismo con lo ocurrido en Italia entre el Movimiento Cinco Estrellas y la Lega se hace explícito) y la izquierda se debate entre la abstención o la voladura del sistema. En ese contexto, una exclusiva incómoda para la presidenta pone a Mercier a las puertas del Elíseo.

El final de la serie resuelve la situación de la forma más sorprendente posible. Para ver lo que ocurrirá en la realidad habrá que esperar a abril de 2022 y descubrir si Zemmour llega vivo a esa fecha o será flor de un día. Sobre ese tipo de previsiones, el propio Mercier se jactaba en su atril al pasar a la segunda vuelta: “Hace unos meses un periodista habló conmigo en privado. No os diré su nombre pero es un editor conocido de la prensa política. Me miró a los ojos y me dijo: Mercier, estos son tus 15 minutos de fama. Disfrútalos porque no te durarán. Te lo garantizo”.

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