Alerta por el desabastecimiento de la industria
- Falta microchips, pero también acero, madera, papel o plástico
Pronostican un aumento de la inflación si perdura la escasez de suministros
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El año pasado, durante los meses más duros de la pandemia, el consumo disminuyó considerablemente y las familias ahorraron. Con la relajación de las medidas anticovid, el gasto ha ido en aumento. “Yo no sé si es porque la gente no ha salido de vacaciones, pero hemos tenido más faena que nunca” dice Óscar Moreno, que junto con otro socio lleva un pequeño taller de metalistería que instala puertas y barandillas en domicilios particulares.
Con la demanda en ascenso, parecía que la economía saldría con buen pie del parón obligado por el Covid-19. Pero ya a principios de año las empresas automovilísticas hicieron saltar la alarma: no tenían microchips para la fabricación de coches. Y desde entonces han tenido que parar líneas de producción. La escasez de microconductores y microprocesadores, los llamados microchips, es la punta del iceberg. Industriales de todos los sectores se las ven y se las desean para proveerse de materias primas y componentes.
Faltan microchips
Los que quieran comprarse un coche nuevo tienen que estar dispuestos a posponer durante meses el estreno del vehículo o a aceptar los coches de gerencia o kilómetro cero que les ofrecen los concesionarios porque, como explica Montse Bonet, una veterana vendedora de automóviles, “con el problema de los microchips hemos tenido demoras importantes (…) pero te vas a comprar un móvil o una lavadora y te encuentras que tampoco tienen”.
La producción mundial de microchips se concentra en el sudeste asiático. Allí, este mes de julio, se fabricaron 38.000 millones y aun así no hay suficientes.
Según Carles Guilera, que dirige una empresa catalana que diseña microchips, “con el tema del covid muchas plantas cesaron su producción o bajaron a mínimos. Pasa un segundo problema y es que en el vehículo cada vez necesitamos más y más datos y hacer esta tecnología requiere muchísimo tiempo. En paralelo, se incendió una fábrica en Japón, de las más punteras (…) Y además 5G, videojuegos, todo lo que son máquinas para bitcoin se están llevando el peso de la electrónica, con lo cual la rentabilidad que les da a los fabricantes de microchips un micro que no sea para automoción es más alta”.
La rentabilidad que les da a los fabricantes de microchips un micro que no sea para automoción es más alta
Plástico, madera, acero y papel, también
Pero también escasean otros suministros. “No hay plástico reciclado suficiente para todos los envasadores de agua, de refrescos, de alimentos”, comenta Pilar Puértolas, gerente de Sanmy, la fábrica de refrescos más antigua de España. “Nos hemos encontrado en la situación de tener que pedir acero y el proveedor no es capaz ni de darte un plazo ni de darte un precio”, declara Estela Sánchez, directora de Dicomol, fabricante de moldes para la inyección de plástico. “Hay problemas con los palés de madera, también; y el cartón ha subido seis o siete veces este año”, se queja David Barberá, socio de una empresa que fabrica soportes de termoplástico, que a las dificultades para obtener su materia prima suma las que tiene para el embalaje de sus productos.
Como la oferta no cubre las necesidades, los precios suben. Y a los industriales les es difícil trasladar este aumento al consumidor final, al menos de momento. Pilar Puértolas afirma que hasta al cabo de un año no podrá repercutir la subida del plástico en el precio de venta al público de sus refrescos, “porque tienes unos contratos firmados; esto hace que vaya a pérdidas”.
Los industriales, pues, afirman que pierden dinero y también clientes. “Lanzamos pedidos sin conocer realmente a qué precio estamos comprando. Y sin saber el plazo de entrega, pero plazos de 15, 20 semanas. No sabemos qué decir al cliente. Hemos preferido perder un proyecto a tomar un compromiso que no somos capaces de cumplir”, afirma Estela Sánchez. Y María García Abril, gerente de Imenflex, del sector de las artes gráficas, recalca que “encima que puedes perder al cliente, encima puedes tener un problema de penalización”.
“Hemos preferido perder un proyecto a tomar un compromiso que no somos capaces de cumplir“
Consecuencias de la globalización
Todo el sector secundario se lamenta ahora de la deslocalización, de que casi todos los bienes de consumo dependan de las materias primas o de los componentes procedentes del sudeste asiático, de haber confiado demasiado en la gran fábrica que es China. Tom Van Der Heyden, que asesora a empresas españolas que quieren fabricar allí, exculpa a China de haber generado esta crisis de abastecimiento en Occidente; por un lado porque cree que “la pandemia ha sido una situación muy excepcional y ha creado una serie de fenómenos que son nuevos: no es una situación [la crisis de abastecimiento] que se haya creado a propósito”; y, por otro lado, porque “China, al ser el 20% de la población mundial, ya es un mercado inmenso” y sus fábricas primero han atendido las necesidades del mercado local antes que la exportación.
“Hay proveedores nuestros que han decidido mantener a sus clientes en Europa“
Además, no todos los problemas vienen de China. Sería el caso de la madera. Los productores europeos han preferido exportarla antes que venderla a los transformadores de aquí. Y no hay fórmulas mágicas para reequilibrar la balanza. Para unos, como Daniel Altimiras, vicepresidente de Eurecat, “probablemente sería una buena solución limitar las exportaciones de los fabricantes europeos y entonces se incentivaría el consumo de la industria local”. Para otros, como José Antonio González, que construye casas modulares de madera, “intervenir el mercado no es la mejor de las soluciones, pero sí que me consta que hay proveedores nuestros que han decidido mantener a sus clientes en Europa y esa sí que es una buena política de empresa responsable”.
Las grandes compañías tienen más posibilidades de salir airosas de esta crisis. El director de compras de la multinacional Essity, fabricante de marcas muy conocidas de papel higiénico y para el hogar, explica que es porque tienen más capacidad para ajustar los procesos de producción y más facilidad para innovar.
Los temores que asoman
“Esto puede llevar a un posible cierre de empresas y a la pérdida de puestos de trabajo“
En cualquier caso, los industriales pronostican un aumento de la inflación para el próximo año y temen que si persiste “esta falta de semiconductores, de microchips, de acero, de cobre, de materia prima, automáticamente esto puede llevar a un posible cierre de empresas y a la pérdida de puestos de trabajo”, alerta Jaume Roura, presidente de la patronal metalúrgica UPM.
La crisis de las materias primas se ve agravada por la falta de contenedores para el transporte marítimo y su encarecimiento; no hay suficientes contenedores y su precio casi se ha multiplicado por diez. Y para colmar el vaso está la subida sin precedentes de la energía. Un cóctel que podría resultar explosivo.