Binibeca, el pueblo de pescadores creado en los años 60
##SPECIAL##
- La peculiaridad de este pueblo de pescadores reside en que todas las casas son blancas y contrasta con su madera oscura
- Sin duda no puedes pasar por aquí y no visitar su playa: arena blanca, aguas cristalinas y acogedora, pequeñita
- Varias calas rodean esta localidad, perfectas para darte un chapuzón | Aquí la Tierra
Cada calle es única y cada rincón, también. El silencio solicitado en este laberíntico paseo se cumple a rajatabla para no molestar a los vecinos que allí viven. Este pintoresco pueblo de pescadores tiene su peculiaridad en que todas las viviendas son de color blanco y contrasta con la madera oscura de sus persianas. Aquí la Tierra se va hasta Binibeca, en Menorca, para preguntar: ''¿Aquí dónde se va?''
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Sin duda no puedes pasar por aquí y no visitar la playa de Binibeca: arena blanca, aguas cristalinas y acogedora, pequeñita. No le hace falta nada más. Pero, si no tienes hueco para poner tu toalla, no te preocupes: además tiene varias calas que la rodean y tienen fácil acceso para poder darnos un chapuzón.
Los orígenes de este pequeño pueblo son muy interesantes. Fue en los años 60 cuando un arquitecto y un aparejador decidieron crear, a capricho y con todo lujo de detalles, este pueblo de pescadores para que sirviera de inspiración a quien lo visitara.
El pueblo vecino
Otra parada fundamental es San Luis. Esta, es la capital del municipio al que pertenece Binibeca, y si te lo has recorrido bien, será una fantástica parada para seguir conociendo el extremo suroriental de Menorca. Te invitamos a que visites su iglesia y recorras sus calles. Puedes terminar en el Museo Etnológico, el cual es un molino que antiguamente empleaban los payeses para moler sus granos y producir la harina.
Pero aquí... ¿qué se come?
Terrícola, no te puedes ir sin probar los productos típicos de la isla: la sobrasada es la elaboración estrella. Esta, podemos probarla con unos huevos rotos o con una tostada y miel por encima para desayunar. El queso Mahón de la isla y lo suelen servir en ensalada.
Como postre nos espera su repostería típica: ensaimada de crema, de azúcar glass y sobrasada, la más tradicional de la zona. El flaó, una especie de pastel de queso que antiguamente se elaboraba el Domingo de Pascua, y las formatjades, empanadas típicas de Menorca tampoco nos puede faltar.
El buen pescado tampoco falta: platos típicos como la caldereta de langosta o el gallo de San Pedro son otros de los platos principales que deberíamos degustar si decidimos ir a algún restaurante.