Cristina de Propio: "La inteligencia artificial no es inteligente"
- ‘Aprendemos en Clan’ debate sobre si las máquinas son más inteligentes que las personas
- Pueden contaminarse por mentiras, racismo y machismo sin capacidad de sesgo
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El programa ‘Aprendemos en Clan. El debate’, se desplaza hasta el Colegio Obispo Nájera, en Logroño, para conocer cuánto saben sus alumnos sobre inteligencia artificial. Parece que lo van a tener fácil, puesto que este centro educativo tiene la mirada puesta en el futuro. Han sido ganadores de la certificación de “Colegio Google”, y hasta dan clases de robótica. ¡Seguro que eso les ayuda a responder las cuestiones del debate!
En esta ocasión, es Cristina de Propios la experta en acompañar a los niños y niñas protagonistas. La invitada tiene un talento sorprendente, y es que hace arte a través de la inteligencia artificial y crea robots que nos ayuden a ser más creativos. Ha dado charlas en eventos tan importantes como la European Robotics Week, y colabora con la plataforma Artificia. Arte e informática, una mezcla llena de posibilidades.
¿Son las calculadoras más inteligentes que las personas?
La respuesta es fascinante, según cuenta Propios, “la inteligencia artificial no es inteligente, no piensa. Tampoco puede hacer muchas tareas, solo una”. Así pues, aclaramos que llamamos inteligencia artificial (IA) a la capacidad de un sistema artificial para interpretar correctamente datos externos, aprender de ellos y usarlos para hacer tareas específicas. Según la experta, existen dos tipos de IA: la estrecha, que es aquella a la que se le da muy bien hacer una sola cosa, y la general, que puede hacer todo tipo de tareas. Lo que ocurre es que hoy en día solo tenemos la estrecha.
Las máquinas pueden contaminarse por racismo, machismo y mentiras
La IA recopila datos y aprende con distintos métodos, entre los cuales están el árbol de decisiones, en el que va aceptando o descartando opciones, y la red neuronal, que imita al cerebro humano. Pero claro, las máquinas necesitan un lenguaje para entenderse ellas mismas. Así pues, las decisiones que toman dependen del código que escriba el programador o de la información que coja de internet. Lo que ocurre es que, a menudo, se da el “sesgo algorítmico”, es decir, que le llegan datos “contaminados” por mentiras, racismo y machismo. Los humanos sabemos detectar esos prejuicios, pero ellas no, por eso la Unión Europea ha establecido las Directrices Éticas para una inteligencia artificial fiable.
El bien y el mal
La inteligencia artificial no está en todas las máquinas, pero sí en muchas de las que usamos habitualmente, como el reconocimiento de voz Alexa, o las redes sociales. El gran dilema social (que ha llegado a inspirar series de gran éxito) es que la IA nos hace bien y mal a la vez. No siempre toma las decisiones más acertadas, y nos mantienen bajo control. Cuando navegamos por internet, los algoritmos fichan los sitios que visitamos para enseñarnos cosas parecidas después. Sin embargo, esto que podría parecer una ventaja, porque veremos cosas que nos gustan, se acaba convirtiendo en un peligro. Nos mete en una burbuja donde se queda fuera mucha información, lo que nos convertirá en ciudadanos mal informados que, encima, creeremos que lo sabemos todo.
Los participantes del debate reflexionan junto a Cristina de Propios sobre las cosas buenas que tiene esta inteligencia artificial. Llegan a la conclusión de que muchas nos facilitan la vida solo para bien, como esas máquinas que pueden hacer los trabajos aburridos, como las cadenas de montaje de las fábricas; o los peligrosos, como las misiones de salvamento submarino. Ventajas e inconvenientes para el mundo actual.
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