A vueltas con las palabras de Alfonsina Storni hacia el mar
- Un repaso por parte de la trayectoria de la poeta argentina
- Unimos la canción que le dedicaron a su poema de despedida
“"Te vas Alfonsina con tu soledad¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?Una voz antigua de viento y de salTe requiebra el alma y la está llevandoY te vas hacia allá como en sueñosDormida, Alfonsina, vestida de mar"“
Estas palabras de la canción "Alfonsina y el mar", que cantó Mercedes Sosa y popularizaron a la poeta Alfonsina Storni, fue compuesta por el pianista argentino Ariel Ramírez y el escritor Félix Luna 30 años después de su muerte. "Al mismo tiempo distorsionó la imagen que nos llega de ella, porque se centró en su muerte, que además presentó con tonos muy líricos y eso consolidó algo que por otra parte llevaba ya tiempo pasando en Argentina que es que la forma en la que murió Storni eclipsó el resto de su vida y a su vez la forma en la que vivió eclipsó en buena parte su obra, aunque es cierto que en ella su vida y su creación fueron siempre de la mano", explicaban en el espacio "En algún lugar del tiempo" en el informativo 24 horas.
"Rebeldía y libertad son constantes, aunque se topen una y otra vez contra el muro de la incomprensión, que también fue grande. Se ha señalado, por ejemplo, que una parte de la lectura que hicieron sus coetáneos de la obra de Alfonsina Storni viene condicionada por la cuestión biográfica: ser madre soltera, etcétera, cosa que no ocurría con los hombres donde no había una lectura en clave biográfica", destacaba María Ángeles Pérez, profesora de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca en el espacio Mujeres malditas de Radio 5.
"Esa determinación de nombrarse, de ser dueña de su tiempo, de por más que fuera consciente de que ese tiempo había sido realmente difícil, sobre todo contra los tópicos, contra las ideas manidas que lo que tenía que ser la mujer, de lo que tenía que ser la relación entre hombres y mujeres, de la primacía de lo masculino. Eso es constante. Realmente es un discurso muy fuerte".
El cansancio de vivir
"Un pesimismo muy grande, a veces cerca del nihilismo, incluso una negatividad profunda, como si hubiese un cansancio vital. Por ejemplo, entre la crítica pues se advierte muy bien que así como pensamos siempre en el amor como el gran tema de su obra, la muerte también es omnipresente. En ese sentido sí que hay un un desasimiento. Hay momentos que parece estar recordando poemas como "Lo fatal" de Rubén Darío, cuando dice que "dichoso el árbol que es apenas sensitivo y más la piedra dura porque ella ya no siente". Hay partes de su obra, sobre todo la segunda etapa, donde se parece decir que hay un cansancio enorme de vivir", describe María Ángeles Pérez.
Sus palabras en la prensa
"Ataca más a las mujeres que a los hombres, porque ella piensa que la mujer es culpable de que caigan sobre ella estos tópicos o estos arquetipos de mujer como ser débil, dependiente del hombre o de estar muy interesadas en su aspecto físico. Ella en sus artículos periodísticos lo que va a instar a las mujeres es que rompan esos tópicos y esos arquetipos", explicaba la biógrafa de la escritora Tania Pleitez en 24 horas sobre los textos que escribió en la prensa donde criticó la actitud de las mujeres, también a los hombres. Se pronunció en estos escritos sobre otros temas como la defensa el divorció, el voto femenino o la búsqueda de la independencia económica de las mujeres”.
Casi 10 años silenciosos
Cuando tenía 35 años en 1925, vio la luz Ocre, un poemario que significó un giro en su estilo poético: “Allí se muestra más introspectiva. El sufrimiento identificado en estos versos es menos estridente y sus autorretratos irónicos. Como telón de fondo cobra fuerza la forma en que percibe la libertad de su cuerpo en una cultura conservadora”, contaba la periodista Valle Alonso en su espacio Mujeres malditas de Radio 5. Hasta 1934 no vio la luz otro de sus poemarios.
Hacia al mar
Mascarilla y trébol se publicó un mes antes de su muerte en 1938. “La realidad aparece rodeada de imágenes oscuras, a veces grotescas, y esto sólo se comprende teniendo en cuenta el momento vital que atravesaba Alfonsina. En 1935 se le diagnosticó un cáncer de pecho y debió someterse a una intervención quirúrgica. El hecho de tener que afrontar una mutilación física para seguir viva la marcó profundamente. En los dos años siguientes a la operación presiente la cercanía de su muerte. Su salud empeora de forma irremediable”, añadía Valle Alonso.
“Va a ser un período particularmente sombrío para su vida. El suicidio de Horacio Quiroga, amigo íntimo, marca también ese período atormentado y a la vez de lucha, porque ella está escribiendo. Es un periodo de angustia, pero sin resignación. El motivo de la muerte, que había estado apareciendo a lo largo de toda su obra, cobra especial fuerza, pero también una libertad mayor”, cuenta María Ángeles Pérez, profesora de Literatura Hispanoamericana.
Con 46 años el 25 de octubre de 1938 pone fin a su vida. Viajó hasta Mar de Plata. Después del fuerte dolor durante horas, dicta una carta para su hijo Alejandro a la asistenta del hostal donde se hospeda, también dejó el soneto “Voy a dormir”. Bajo una lluvia torrencial, se arroja al mar.
“Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una lámpara a la cabecera;una constelación, la que te guste;todas son buenas, bájala un poquito. “