'Tú y yo', 'Algo para recordar' y la tradición de declararse en el Empire State
- Cary Grant y Deborah Kerr protagonizan Tú y yo, la "película más romántica de todos los tiempos"
- Gracias a ella, y a Meg Ryan, el famoso rascacielos de Nueva York se llena de enamorados
- La película tiene una complicada historia de enredos y remakes: te la contamos
El cine de los años 90 convirtió definitivamente Nueva York en la nueva ciudad de los enamorados, pero su preponderancia en el cine romántico viene de largo. Una película de 1938 es la principal responsable de que las masas se trasladaran de la Torre Eiffel a un edificio más moderno y más alto: el Empire State Building La película de Leo McCarey inventó, sin querer, la costumbre de citarse en el que en su día fuese el mayor rascacielos del mundo.
La cinta, protagonizada por Irene Dunne y Charles Boyer, también popularizó la frase "todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda", repetida hasta perder el nombre. Y dio lugar a dos de las películas románticas más icónicas de la historia del cine: Tú y yo (An Affair to Remember, 1957), el remake del mismo director con Cary Grant y Deborah Kerr, y Algo para recordar (Sleepless in Seattle, 1993), el homenaje de Nora Ephron con Meg Ryan y Tom Hanks en los papeles principales.
Tú y yo (1939), la favorita de Nora Ephron
Y la que convirtió en romántico el mes de diciembre. En Navidad, el pintor francés Michel Manet (Charles Boyer) y la cantante americana Terry McKay (Irene Dunne) se conocen a bordo de un transatlántico. Los dos están prometidos con otras personas y, al conocerse, dan comienzo a una furtiva amistad: comen juntos, cenan juntos, flirtean y, enfrentados a las miradas curiosas que los rodean, saben que lo suyo no puede continuar y deciden dejar de verse. Pero, cuando desembarcan en Nueva York, quedan en reunirse seis meses después en la cumbre del Empire State Building, dándose tiempo mutuamente para ordenar sus vidas y reencontrarse en mejores condiciones.
En esta película, la reunión no llega a producirse, y es la serendipia lo que les vuelve a reunir y alimenta la segunda mitad de la película. Pero es suficiente para convertir el rascacielos en un símbolo del deseo y de las reuniones esperadas, y a Nueva York en la ciudad en la que cualquier coincidencia es posible. Pese a que el director Leo McCarey realizó posteriormente su propio remake, esta siguió siendo siempre su favorita (y la favorita de Nora Ephron, cuyos personajes lloran y sueñan mientras ven esta película). Su rodaje estuvo tan accidentado como lleno de sorpresas y su guion, parcialmente improvisado y perseguido por la censura (por "fomentar la infidelidad", entre otras cosas), sigue siendo referenciado en la actualidad.
Tú y yo (1957), el capricho de Cary Grant
"El amor es la emoción más antigua y la más noble". Esa es la respuesta que dio Leo McCarey cuando le preguntaron por qué accedió a hacer el remake de Tú y yo, la película con Deborah Kerr y Cary Grant que se llamó en inglés An Affair To Remember. Filmada en tecnicolor y con resultados de taquilla apabullantes, la película respeta el guion de su predecesora de forma prácticamente íntegra: cambia el elenco, cambia la época y, aunque el Instituto de Cine Americano la considera "una de las películas más románticas de todos los tiempos", su director prefirió siempre la original.
Pero McCarey estaba insatisfecho con el rumbo que estaba tomando el cine tomántico de su tiempo, que bailaba alrededor del verdadero romance y evitaba decir "te quiero". Volver a grabar Tú y yo fue una decisión empresarial, pero también una concesión para volver a insuflar vida a un género que ha vivido varios renacimientos a través de las décadas. Además, Cary Grant, que siempre había tenido sus reticencias a la hora de grabar con el director (porque no le gustaba improvisar), insistió para que se filmase y poder interpretar el papel principal, pues había visto la original y había sentido el potencial que tenía. Cuentan que en el rodaje tenía muy mal humor, porque estaba intentando dejar de fumar, pero la película fue muy bien recibida.
Love Affair (1994), la última película de Katharine Hepburn
A mediados de los 90 y en pleno auge de la comedia romántica moderna, el director Glenn Gordon Caron hizo otro remake de la película original, con el matrimonio formado por Warren Beatty y Annete Bening en los papeles protagónicos. En esta versión, él es un futbolista retirado (aunque con vocación de pintor) y, en lugar de en un barco, se conocen en un vuelo a Sidney: quedan tres meses después en el Empire State Building y el resto es historia.
Lo más notable de esta versión, que pasó sin pena ni gloria, es que se trata de la última aparición en una película de Katharine Hepburn, que interpreta a la tía del protagonista: llevaba casi una década sin aparecer en el cine y es la única vez que la actriz ha dicho "joder" delante de la cámara, algo a lo que sólo accedió por petición expresa de Beatty (que también era productor, y satisfizo varias fantasías con esta película).
Sleepless in Seattle (1993), la hija inspirada
El Empire State dejó de ser el edificio más alto del mundo en 1971, pero nunca dejó de ser símbolo. Nora Ephron (Cuando Harry encontró a Sally, Tienes un e-mail) creció viendo películas clásicas y se inspiró en ellas para su resurrección moderna de la comedia romántica. Es la maestra indiscutible de su década y la precursora de todo lo que ha venido después, pero aprendió de los mejores: enamorada de la versión de 1938, la homenajeó en su película Algo para recordar, protagonizada por Meg Ryan y Tom Hanksen dos de sus mejores papeles.
En este caso, la protagonista es una periodista llamada Annie. Está a punto de casarse con un hombre enfermizo e hipondríaco al que quiere, pero de quien no está enamorada, y eso es un problema, porque ella es una romántica empedernida. Ve en la televisión Tú y yo, la versión con Cary Grant y Deborah Kerr, y protesta ante su mejor amiga: "En esa época la gente sí que sabía estar enamorada, era real, era como tenía que ser, era..." "Una película", le respondía a ella. "Ese es tu problema: no quieres estar enamorada, quieres estar enamorada en una película".
Pero Ephron, como McCarey, era tan devota al amor como al cine, y su protagonista consigue el final que tanto ansía: enamorada de un hombre viudo al que escucha en la radio, de noche, en esos paseos en el coche llenos de nostalgia y posibilidad, se cita con él en el Empire State. El resto también es historia.