Todos los Rafael Alberti a través del archivo de RNE
- Un recorrido biográfico a través del archivo de la radio pública
- La estación azul fue reconocida con un Premio Ondas por un programa dedicado al poeta
- Recuperamos el programa especial de El ojo crítico por su fallecimiento
"Fui un muy desganado" estudiante, dice el propio Rafael Alberti en unas palabras recuperadas por Fin de siglo del poeta. "Me gustaba más estudiar los caracoles y los cangrejos de la playa y bañarnos allí, todos en la rueda en el mar que asistir a la clase de álgebra, trigonometría, aritmética o geometría, que me gustaba en cierto sentido, pero que no la entendía". Lo que le gustaba "más era la clase de Geografía, Historia de España o Historia Universal. Yo tenía una memoria muy grande que todavía tengo. Me sabía de memoria todas las batallas".
Rafael Alberti nace un 16 de diciembre de 1902 en el Puerto de Santa María, Cádiz. Hijo de María Merello y Agustín Alberti, el quinto de seis hijos. Su padre fue representante de sus propios vinos y a posteriori agente de Osborne. Por motivos de trabajo del progenitor, la familia se traslada en mayo de 1917 a la capital de España: "No me gustó nada Madrid. Vine realmente para ser pintor. Seguí estudiando el bachillerato, fingiendo que estudiaba y no estudiaba nada. Engañaba en mi casa, fingía notas, las borraba con cloro, las notas malas las ponía buenas y así llegaron a creer en mi casa, que yo tenía el bachillerato, pero no lo hice nunca".
Un artista total
"Tocó varios palos: la poesía, el teatro o la pintura", destacó Nuria Rodríguez Lázaro, profesora de la Université Bordeaux-Montaigne en La estación azul en un programa especial desde el Instituto Cervantes en Madrid con motivo de la publicación de las actas del congreso que se organizó en su universidad. Un "artista total" de quien quiso reivindicar su "figura global" y "en particular su poesía, que nos pareció no haber alcanzado el prestigio del que gozan los demás poetas del 27, siendo, como es, un grandísimo poeta. (...) Fue el que mejor entendió y manejó el ritmo".
"La pintura es un elemento decisivo en la producción y en la formación de Alberti, porque accede a las vanguardias mediante la pintura y esto es absolutamente fundamental", señaló Gilles Del Vecchio, profesor del CELEC (Centro de Estudios de Literatura Extranjera y Comparada) de la Universidad Jean Monnet en La estación azul. Escribe los primeros poemarios entre 1920 y 1925, es decir, "una época de optimismo" posterior a la Primera Guerra Mundial y anterior al desastre económico de 1929. Una época "de reconstrucción y esto genera dinamismo". Según Del Vecchio, lo que le caracteriza es "el dinamismo por su implicación política inmediata, apoya inmediatamente y sin fallar nunca la República española".
Los primeros pasos como poeta
En 1920, muestra sus primeros cuadros y muere su padre. Conmovido por la situación, escribe su primer poema:
¡Tu cuerpo! :largo y abultado como las estatuas del Renacimiento. ;y la túnica humilde… de pliegues helénicos… ;y tus manos místicas…¡Oh, las ascéticas manosde los muertos!¡Oh, el color, el color de los muertos! :
El poeta empieza a gestarse. Una enfermedad le retiene reposado en la cama. Un tiempo que aprovecha para escribir y leer a Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado o un joven Federico García Lorca. Empieza a visitar la Residencia de Estudiantes donde conoció al poeta de Granada, pero también a Buñuel, Dalí o Pepín Bello.
El 6 de junio de 1925 gana el Premio Nacional de Literatura. Supone el empujón que necesita. Marinero de tierra refleja la nostalgia por el mar tras arrebatárselo en su infancia, como explicó su hija Aitana en Fin de siglo: "Está escrito realmente con la sangre de sus venas, porque a él lo habían alejado del mar, lo habían desterrado. Ese es su primer destierro, que lo aparten del mar". El exilio sería su segundo destierro.
Locutor en París
Rafael Alberti y María Teresa León, su primera mujer, se exilian a Paris entre marzo de 1939 y febrero 1940, meses antes de la ocupación nazi. Llegan por "mediación de Picasso", ya que según afirma él mismo, ambos tienen muy buena voz y pasan a formar parte de Radio París Mundial como locutores en el servicio exterior en español de la radiodifusión pública francesa. Su labor es la de "leer los noticiarios", explicó en Radio Nacional en 1982. Trabaja por la noche, como "tenía mucho tiempo para todo" y traduce "muchas cosas".
Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, se encarga de leer "los telegramas y los partes de guerra". El embajador español, en representación del gobierno franquista, sabe que "dos rojos españoles" estaban trabajando allí y les "echaron de la radio". "Yo me alegré muchísimo porque eso me sirvió para poder ir a América". En este tiempo escribe Entre el clavel y la espada, una de sus obras más conocidas.
En Argentina e Italia
"Para mí la Argentina era verdaderamente mi patria", explica Alberti en unas palabras recogidas en un reportaje emitido en La estación azul con motivo del centenario de su nacimiento y que fue galardonado con un Premio Ondas. "Teníamos la ventaja de que podíamos seguir escribiendo, siempre esperando que la vuelta a España, que iba a ser pronto". Pensaban que la dictadura no podía "durar más de cinco años", si lo hacía señaló que "ya están muertos".
"Nosotros no queríamos ni alquilar casa ni nada. Teníamos muebles prestados en los amigos para no gastar dinero, pero cuando ya vimos que vino la guerra grande y que las llamadas de democracia dejaban a Franco tranquilamente en el poder, pues entonces dijimos esto no va a tener fin". En Argentina está 24 años. Tras la caída de Perón que era un momento donde "constantemente había intentos de golpes militares" y le "registraban tanto y venían a mi casa a buscarme, decidimos marcharnos a Italia" en 1963.
Roma, peligro para caminantes es uno de los poemarios que escribe a los dos orillas del río Tíber en su estancia en la capital italiana. "Beatriz es una muchacha catalana que tuvo una relación con mi padre, ya cuando mi madre estaba enferma", explicó la hija del poeta en unas palabras recogidas por La estación azul. A ella le dedicó el libro Amor en vilo, le entregó estos poemas, "que algunos se conocen y están publicados, pero el corpus general del libro, no". "Cuando ese libro se publique, en el momento en que ella considere oportuno, veremos un aspecto nuevo de la poesía de amor de Rafael Alberti".
La llegada a Barajas
Con la llegada de la amnistía tras la muerte de Franco, el poeta gaditano vuelve a España después de 15 años en Italia. Llega a Madrid el 27 de abril de 1977 acompañado de su mujer, María Teresa Leon, y su hija, Aitana Alberti: "Un gran gentío nos esperaba en el aeropuerto madrileño de Barajas. Si salí de España con el puño cerrado, ahora he vuelto con la mano abierta en señal de paz y reconciliación con todos los españoles". Es elegido diputado por el Partido Comunista en las primeras elecciones generales celebradas el 15 de junio de ese año, y pronto abandona la política.
Un Premio Cervantes con polémica
La Academia de la Lengua de Colombia propuso a Rafael Alberti al Premio Cervantes en noviembre de 1983. Una candidatura que presentaron fuera de plazo, lo que generó un gran revuelo y diferentes academias iberoamericanas mostraron su malestar. A pesar de la denuncia de las irregularidades, el poeta se alzó con el galardón.
"Yo nunca me he presentado espontáneamente a ningún premio”, decía Rafael Alberti en unas palabras recogidas por el programa Palabra de quijote de Radio Exterior. “Le presentan a uno, que es diferente. Cuando supe que era candidato, me alegré mucho porque ya había sido candidato hacía dos años y no me lo habían dado y se lo dieron a Claudio Paz, que me pareció bien (...). Al saber que el ministerio había resuelto estos problemas y que yo seguía siendo candidato realmente para qué voy a decir que no me alegré, me alegré mucho”.
El recuerdo de Alberti
“Me he sentido y me siento como una sensación de desolación y de vacío y de sentirme... pero al mismo tiempo pienso que mi padre realmente no ha muerto y no morirá nunca. Mi padre es un inmortal”, dijo la hija de Rafael Alberti en el programa especial de El ojo crítico tras su muerte el 28 de octubre de 1999. El escritor y poeta Luis Antonio de Villena destacó su fuerza: “Una poesía muy exterior, muy hacia afuera, pero vibrante y armoniosa con maravillosas imágenes y con una fuerza muy elemental, esa fuerza del poeta puro, del poeta amigo, el poeta que respira poesía”.
“Yo creo que es de las personas que no está anclado en el recuerdo. Yo nunca le he oído contar batallitas. No es nada paternalista, no suele dar consejos, al todo le parece fantástico, todo le parece bien y todas las innovaciones en escuchar música compuesta hace dos meses y dice es bonito (...). Eso es lo que le hace estar vivo y sentirse joven con muchos años", explicaba María Asunción Mateos, la esposa de Alberti, en unas palabras recuperadas por Eduardo Sotillos, el director de El ojo crítico en ese momento para este programa especial.