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Érase una vez en Euskadi

Aron Piper, Marián Álvarez, Yon González y su lado más ochentero

  • Este viernes llega a los cines Eráse una vez en Euskadi (2021)
  • Sometemos a tres de los actores de la película a nuestro test ochentero
  • La época más oscura del País Vasco a través de los ojos de cuatro niños

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Somos Cine - Aron Piper, Marián Álvarez, Yon González y su lado más ochentero

Este viernes llega a los cines Érase una vez en Euskadi (2021), una mirada inocente de una de las épocas más oscuras del País Vasco, vista a través de los ojos de cuatro niños de doce años. La película, participada por RTVE, está inspirada en la infancia de su director, el debutante Manu Gómez y se ambienta en 1985. Un viaje en el tiempo en el que no falta nigún detalle: póster de Miguel Indurain, vasos de duralex marrones, VHS y una banda sonora acorde con el momento en la que suenan de Decibelios a La polla records.

Rodaje de 'Érase una vez en Euskadi'

“Rodar una película siempre es una aventura muy intensa y apasionante, pero si además la ruedas en los lugares donde creciste y que fueron la principal inspiración a la hora de escribirla es una experiencia única y seguramente irrepetible”, comenta el director y guionista del filme.

En la cinta además podremos ver rostros reconocidos como Marian Álvarez, Yon González y Arón Piper. Tres actores que vivieron (o intuyeron) algunos coletazos de aquellos años 80. Coincidiendo con el estreno de Erase una vez en Euskadi (2021), que llega a los cines este 29 de octubre, hemos querido jugar con los tres actores a nuestro "Qué prefieres: versión años 80". ¡Un viaje en el tiempo en el que también puedes participar!

Rodaje de 'Érase una vez en Euskadi'

'Érase una vez en Euskadi': Sinopsis

Euskadi, 1985. El colegio ha terminado, por fin llegan las ansiadas vacaciones. Marcos y sus 3 amigos, José Antonio, Paquito y Toni, reciben expectantes la llegada del verano, un verano prometedor sobre todo porque a sus doce años poco importa dónde, ni cuándo, ni cómo. Recorrerán las horas en el laberinto que la vida les ha deparado, en una Euskadi antigua, luchadora, convulsa. Un laberinto de paredes grafiteras, donde rebotan las pelotas de goma y los sueños de libertad; cubierto de un cielo gris prefabricado en cooperativas, donde la muerte y la vida ya no mantienen relaciones formales.