Gabriela Wiener: «El racismo sigue vigente, está en las pequeñas cosas cotidianas»
Noticia Página Dos
- La escritora viaja en el tiempo para narrar las contradicciones de su tatarabuelo explorador
- «El migrante latinoamericano es el migrante integrado, el asimilado, el buen salvaje»
- Huaco retrato explica la historia de un territorio y de «una estirpe bastarda»
Cuando revisamos el álbum de fotos familiar, todos encontramos escenas parecidas: una fiesta de cumpleaños en torno a una larga mesa, la pista de baile de una boda, niños jugando en la orilla, un viaje en un coche abarrotado y sin aire acondicionado. En el álbum de la escritora Gabriela Wiener, sin embargo, aparece una figura familiar insólita: su tatarabuelo, Charles Wiener, fue un explorador austríaco que contribuyó con sus mapas a uno de los descubrimientos más importantes de la humanidad, la localización de Machu Picchu. También expolió 4.500 objetos precolombinos para traerlos a Europa y mostrar algunos de ellos en la Exposición Universal de París de 1889.
En Huaco retrato (Literatura Random House) la cronista peruana reconstruye la historia de sus antepasados, ligada a la del saqueo colonialista de Latinoamérica. ¿Qué es el ‘huaco’ del título? Una pieza de cerámica prehispánica que representaba los rostros indígenas de manera naturalista y, dicen, capturaba el alma de las personas. «Aunque la suya haya sido la misión científica del típico explorador del siglo XIX, suelo bromear en las cenas de amigos con la idea de que mi tatarabuelo era un huaquero de alcance internacional. Les llamo huaqueros sin eufemismos a los saqueadores de yacimientos arqueológicos que extraen y trafican, hasta el día de hoy, con bienes culturales y artísticos». Es uno de los primeros párrafos del libro, que se remata así: «Huaquear es una forma de violencia: convierte fragmentos de historia en propiedad privada para el atrezzo y decoración de un ego. (...) Wiener pasó a la posteridad no solo como estudioso, sino como autor de esta colección de obras, borrando a sus autores reales y anónimos, arropado por la coartada de la ciencia y el dinero de un gobierno imperialista.»
Los ensayos y novelas sobre imperialismo y colonialismo a veces parten, como es el caso, de historias íntimas que encarnan el destino de todo un pueblo. Chimamanda Ngozi Adichie habla de Biafra en Medio sol amarillo, Salman Rushdie hace nacer a su protagonista el mismo día de la independencia de India en Hijos de la medianoche, Robert Hughes rememora en La costa fatídica la epopeya de la fundación de Australia, Orwell escribió en primera persona sobre los últimos días del Imperio Británico. Conrad, Kipling, E.M Forster o Chomsky también han analizado la psicología del colonizado y su camino a la liberación.
En Huaco retrato Wiener habla de racismo, culpa, fantasmas que pasan de generación en generación, celos y deseo, y también del mercado de los cuerpos, donde solo cotizan al alza los jóvenes y delgados. «El trol se alimenta del miedo, y yo soy mi propio trol. La posibilidad de un cuerpo mejorable acosa desde dentro.»