Isabel II y Felipe de Edimburgo: la primera vez que se vieron y cómo surgió el amor
- El de Isabel II y el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca fue un amor a primera vista antes de lo que imaginas
- Isabel II muere a los 96 años
El segundo episodio de Los Windsor. En las entrañas de la dinastía realaborda lo que sucedió en la Casa Real británica después de la abdicación por amor del rey Eduardo VIII y tras la coronación del padre de Isabel II, Jorge VI, que tenía el deber de devolverle a la monarquía la estabilidad y la confianza que había perdido.
La renuncia de su tío convirtió a Isabel en heredera al trono de la noche a la mañana y su madre la preparó siempre para su futuro papel: ella, tímida como su padre, siguió sus pasos fuerte y consciente, y cuando era tan solo una niña ya se dirigía a su pueblo para darle aliento durante la segunda guerra mundial. Conforme fue creciendo, nunca renegó del deber. Al contrario, se comprometió con su futuro como reina desde el primer momento. Pero un elemento nunca fue negociable: nadie iba a impedir su matrimonio con Felipe de Edimburgo.
Un príncipe abandonado por los suyos
El príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca era primo tercero de la princesa Isabel: los dos son descendientes directos de la reina Victoria, como buena parte de la realeza europea. Era un joven muy apuesto, todas las muchachas estaban enamoradas de él. Pero escondía una historia complicada. Quinto hijo del príncipe Andrés de Grecia y el menor de cuatro hermanas, tuvo que huir cuando la familia real fue derrocada por un golpe militar en su país. Venía de un hogar roto: su padre tenía una amante en Montecarlo y su madre estaba internada por problemas de salud mental. Era un hombre desarraigado a quien describían como "un perro grande abandonado".
Es un primo de su padre que residía en Inglaterra, Lord Mountbatten, quien le acoge y a quien muchos consideran artífice de su unión romántica con la reina Isabel: convertido en su figura paterna, tiene planes ambiciosos para su nieto, a quien envía al Real Colegio Naval de Darmouth para formarse como militar. Allí se conocen, a propósito o por casualidad, los que acabarán siendo marido y mujer: cuando él tenía 18 años y era cadete naval, una joven reina, de 13 años, acompañaba a sus padres en una visita a la academia.
En una fotografía atesorada por los historiadores, se ve a Isabel mirándolo fijamente con una devoción que parece premonitoria de lo que sucedería a continuación. Cuando se conocieron formalmente, ella se enamoró enseguida. Algunos piensan que Mountbatten lo había planeado todo.
Un romance estable y prohibido
El príncipe Felipe y la princesa Isabel mantuvieron una abundante correspondencia durante la guerra, cuando ella ya guardaba una fotografía de él junto a su cama. Cuando terminó el conflicto militar, empezaron a verse regularmente. Sentían devoción mutua. Los problemas vienen cuando él le pide matrimonio porque, de origen alemán, tres de sus hermanas estaban casadas con nazis. Después de la guerra hay un gran sentimiento antialemán en la Casa Real y el rey no confía en Felipe lo más mínimo: da su consentimiento con la condición de que el anuncio se posponga y se lleva a la reina en una visita a Sudáfrica confiando, en su fuero interno, en que la distancia enfríe su romance.
Pero nada más lejos de la realidad. Aunque la princesa Isabel, que nunca había salido del país, disfruta mucho en Sudáfrica, sigue teniendo sus miras clavadas en el príncipe. Para distanciarse de su tío y dejarle clara a la nación su compromiso, cuando cumple 21 años emite un mensaje de radio que supone un momento clave de su vida: "Declaro ante todos ustedes que mi vida entera, ya sea larga o breve, estará dedicada a su servicio".
Una vida de amor y de servicio
Isabel promete dedicarse a una vida de servicio público cuando sea coronada reina. Pero seguía queriendo casarse con Felipe, que se conviere en duque de Edimburgo porque nadie puede emparentarse con la corona si no ostenta un título real. La boda es un éxito, un día que hace olvidar todos los problemas, y la pareja pone rumbo a Malta para pasar los que serían los dos mejores años de sus vidas: él asumió allí un puesto de vicealmirante y el matrimonio vivió como la gente normal, bailando, charlando con otras parejas de su edad y disfrutando de su vida de recién casados.
Pero tuvieron que volver. El rey tenía cáncer de pulmón y se sometió a una operación para extirpar uno de ellos que fue un éxito, pero lo dejó considerablemente debilitado. Su hija y Felipe lo sustituyen en un viaje oficial a Kenya y, tan solo unos días después, el rey muere a los 56 años de edad. Ella está a miles de kilómetros de distancia y es al última del mundo en enterarse: aunque le han enviado un mensaje cifrado, nadie tiene el libro de códigos. Es el príncipe Felipe quien, tras enterarse de la noticia por un secretario, se encarga de darle la devastadora noticia. Sólo tiene 25 años cuando se convierte en reina. Su marido la acompaña y se mantiene siempre en su sombra.