Teruel, el cuento de nunca acabar
- La transición ecológica tiene como objetivo que Europa sea climáticamente neutral en 2050, lo que ha supuesto el cierre de dieciséis centrales térmicas de quema de carbón en diez años
- Teruel, una de las provincias más despobladas de España, es uno de los territorios más vulnerables a la nueva transición energética
- Después del cierre de la central térmica de Andorra, la diversificación económica y el desarrollo conforman las claves para que la província pueda tener un futur
La nueva transición ecológica, impulsada desde la Unión Europea, implica una serie de medidas que tienen como objetivo que Europa sea climáticamente neutral en el año 2050. La comunidad científica afirma que la nueva transición energética hacia la producción de energía limpia y renovable es necesaria y urgente, dada la situación de emergencia climática que estamos atravesando. Pero la aplicación de la transición energética no es homogénea en todos los territorios y puede comportar problemáticos efectos colaterales en términos de desigualdad. La Unión Europea ha señalado que esta nueva transición se esforzará para “no dejar a nadie atrás”, y para ello ha empleado un nuevo término: transición justa.
Teruel es uno de los territorios más vulnerables a la nueva transición energética. La central térmica de Andorra de Teruel ha sido una de las últimas centrales térmicas del estado en cerrar sus puertas, el 30 de junio de 2020, en el marco de la nueva transición ecológica. Durante décadas la minería y la energía térmica basada en la quema de carbón han sido uno de los principales motores económicos de Teruel. El cierre paulatino de minas y centrales térmicas debido a las crisis del sector minero, junto con las reconversiones industriales de finales del siglo XX y principios del siglo XXI y la falta de construcción de alternativas económicas han hecho que Teruel haya perdido un 47’31% de su población en un siglo, convirtiéndose en una de las provincias más despobladas de España.
En esta coyuntura, la implantación de energías renovables conforma la apuesta principal para la zona, ya que, paradójicamente, es una de las zonas que aporta más recursos naturales para la transición ecológica del país. Una alternativa que la población de Andorra ve insuficiente para revertir el impacto del cierre de la central, que durante cuarenta años se ha erigido como uno de los principales motores económicos de la provincia. Un impacto que se puede definir en dos grandes planos. El primero, en la pérdida de empleo tanto directo como indirecto, y el segundo, en una situación de incertidumbre generalizada en la población por la falta de alternativas y diversificación económica que les posibilite poder seguir viviendo en Teruel y que permitan un futuro para la provincia. La apuesta por una economía diversificada que no dependa de un solo sector y planes de desarrollo económico adaptados al territorio se erigen como dos de los grandes desafíos para poder paliar el impacto del cierre de la central térmica de Andorra.