Luis Cernuda: un exilio poético, político y personal
- Un repaso por las características de la obra poética de Cernuda
- "La relación con sus contemporáneos fue muy compleja"
“Difícil, complicado, enrevesado”, así definía la escritora Rosa Chacel a Luis Cernuda en unas palabras recogidas por Documentos RNE sobre el autor sevillano. “Todo lo que quieras, pero todas las cualidades que le pudiéramos encontrar, que eran incalculables, pero todas excelentes. Evidentemente, el carácter de Luis Cernuda era un demonio y era un lío. Era un abismo. Pero todo era un encanto en él. Todo era noble, todo era perfecto”.
Nace el 21 de septiembre de 1902 en Sevilla. Hijo de padre militar, madre religiosa y el hermano menor de la familia, sus primeros años fueron en solitario y estuvieron marcados por las visitas a la biblioteca paterna. En la Universidad de Sevilla, donde estudia Derecho, entra en contacto con Pedro Salinas. Este catedrático sería importantísimo en su trayectoria, pero que no empezarían a tratarse con más asiduidad hasta un tiempo después en una tertulia.
“Se sintió tan despreciado por sus contemporáneos y por los demás que con lo único que pudo reaccionar es con la capacidad de menosprecio (...). Evidentemente la relación con sus contemporáneos fue muy compleja. Fue muy difícil porque él sintió que tampoco sus contemporáneos fueron generosos con él”, señalaba José Teruel, autor de los años norteamericanos de Luis Cernuda, libro editado por Pre-Textos, Premio Internacional Gerardo Diego, en Documentos RNE.
“Una biografía como la de Luis Cernuda, donde tiene tanto cuerpo la marginación, marginación no solo sexual, sino también política y hasta cierto punto literaria, hubo de ayudarle mucho al autor en la formulación de su poética, si se permite utilizar un verbo tan cruel”, destacaba el poeta y académico Carlos Bousoño. “Sus especiales tendencias eróticas”, “el destierro desde 1939 hasta su muerte” y “su relativa falta de éxito literario hasta casi el final de su vida” identificaba que “intensificaron su sentimiento de frustración y favorecieron así la expresión de la cosmovisión que era propia de su generación literaria”.
Poesía surrealista, superrealista, de desamor o civil
“Está en contra de todos los prejuicios burgueses, en contra de la sociedad que la rechaza, en contra de la familia, en contra la burguesía. Le tiene que entusiasmar la libertad del surrealismo naturalmente, que lo que pretendía era sorprender a los burgueses, pero no aguanta mucho tiempo el automatismo y se sale pronto”, señaló el poeta Leopoldo De Luis en un especial de La estación azul en el centenario del nacimiento de Cernuda sobre la época surrealista del sevillano.
De Luis recordó la correspondencia entre el poeta portugués Eugenio de Andrade y Cernuda, para destacar su poesía superrealista. Este último confiesa en unas cartas que “le dio cierto reparo publicar algunos de los poemas de Poemas para un cuerpo”. Mencionó las palabras que escribió el sevillano: “Porque he tenido muchos problemas. No me decidía a publicarlo, porque es como desnudarse ante un grupo de gente y es siempre una posición incómoda, difícil”.
Otra de las características que destacó el poeta Leopoldo De Luis de Cernuda es el amor: “Pero más que el amor, del desamor”. “Lo que siempre le lleva al poema es justamente la insatisfacción” y añadía que “el romanticismo es la exaltación del yo, pero quizá podríamos decir que es la exaltación del deseo”. Destacaba el protagonismo del poeta en sus escritos y el reflejo de lo que él ve: “Un mundo tremendamente ennegrecido por su pesimismo y en realidad podríamos decir que él está disconforme de tener que pasar por ahí”.
De Luis destacó de Cernuda otra poesía que identificó como “civil”, que la describe como “espléndida” y explica que es poco conocida, porque por ejemplo “la Generación de los 60 lo ven más como un poeta sensual”. En estos textos muestra su preocupación por “el tema español”.
La vigencia de la obra
“Cernuda fue siempre fiel a sus principios y nunca escondió que era homosexual, tanto que en su obra también cuando leemos los poemas vemos que están dirigidos hacia un hombre. Fue de los primeros poetas que lo hizo. Yo creo que por eso es tan contemporáneo hoy en día, porque hay mucha gente que se siente identificado”, explicaba Rosa Teixidor, directora del documental México, final de dos amores en La estación azul.
Una cinta que se centra en sus dos últimos libros de poesía hacia los hombres, Donde habite el olvido y Poemas para un cuerpo, “que fueron inspirados por sus dos amantes”. El primero está marcado por su relación con Serafín Fernández Fierro que “fue muy dura”, ya que "no fue un amor correspondido". El segundo de estos amores es el culturista Salvador Alighieri y tenía 29 años menos que él: “Es una relación peculiar porque los poemas de Luis Cernuda nos dicen que hay un contacto carnal y luego [Salvador Alighieri] nos dice que no. En el documental yo siempre respeto la opinión de Salvador (...). Lo dejo así muy abierto”.
En casa de Concha Méndez
Luis Cernuda fallece un 5 noviembre de 1963 “en el domicilio de Coyoacán de Concha Méndez, la ex mujer de Manuel Altolaguirre, debido a un repentino ataque al corazón siendo enterrado en el panteón jardín de la Ciudad de México”, explicaban en un reportaje en el programa Punto de enlace de Radio Exterior. Destacaban que se hallaba “en uno de sus momentos más bajos, tanto física como espiritualmente”. En la mesilla de noche tenía un libro por acabar: Novelas y cuentos de Emilio Pardo Bazán.
Libros en la clandestinidad
Francisco Brines, poeta y Premio Cervantes, fue uno de los mayores especialistas en la obra de Cernuda. El escritor valenciano y muchos de sus contemporáneos descubrieron su obra gracias a librerías que traían los libros hasta Madrid en la clandestinidad. El escritor Ángel Rodríguez Abad recordaba en La noche en vela que el propio Brines le contó que lo había leído en alguna antología, pero no sabía quién era.
El primer libro completo que pudo leer del sevillano fue Como quien espera el alba: “Lo encontré casualmente en la librería Abril de la calle del Arenal, una librería a la que llegaban un poco los libros de extranjis”. Lo pudo comprar en un viaje de Salamanca a València en el que recaló en Madrid unas horas. Tenía tanta emoción por haberlo conseguido que quiso leerlo con tranquilidad. Llevó este libro en sus manos hasta llegar a la capital del Turia, donde ya lo pudo disfrutar.