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'Charada'

Cary Grant no quería salir en 'Charada' con Audrey Hepburn: se sentía demasiado viejo

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Cary Grant y Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)
Cary Grant y Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)

En la historia del cine de Hollywood hay tanta realidad como ficción, y no sólo porque su objeto sean las películas. Sus protagonistas son mitos y, cuando hablamos de mitos, nos puede menos la verdad que el atractivo: muchos rumores populares, como que Vivian Leigh y Clark Gable no se soportaban en el rodaje de Lo que el viento se llevó, se prestan a explicaciones más interesantes y complejas de lo que parece en un primer momento. Aunque también suelan esconder algo de cierto.

Lo mismo sucede con la anécdota que dice que Cary Grant no quería trabajar con Audrey Hepburn en Charada (1963) porque su juventud 'le hacía parecer muy viejo'. De nuevo, en esta afirmación hay parte de verdad: Cary Grant cumplió 59 años en el rodaje de la cinta de Stanley Donen que, llena de giros de guion y divertidísima autoconsciencia, sería recordada como una de las últimas 'grandes películas' del Hollywood clásico. El actor le sacaba 25 años a su compañera y no estaba nada convencido con la forma en que el guion trataba su diferencia de edad. Así que solicitó que se hiciesen algunos cambios gracias a los cuáles la película es aún más perfecta de lo que podía haber sido.

Cary Grant y Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)

Cary Grant y Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)

La única película de Cary Grant y Audrey Hepburn

Viendo interactuar a Cary Grant y Audrey Hepburn en Charada, resulta casi incomprensible que no apareciesen juntos en más películas. La vocación cómica de Hepburn se ve aquí realizada en todo su esplendor y, en películas posteriores tan divertidas como Cómo robar un millón y... (1966), echamos de menos a protagonistas masculinos que no se vean eclipsados por ella. Cuando grabaron Charada, Cary Grant ya se encontraba en el ocaso de su carrera: sólo haría tres películas más antes de retirarse, y sus días de oro haciéndonos reír junto a Katharine Hepburn ya habían quedado atrás.

Cary Grant y Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)

Cary Grant y Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)

Lo que les falló era el tiempo: Grant y la segunda Hepburn, Audrey, pertenecían a generaciones distintas, pero sus estilos actorales eran muy compatibles. Él con su seriedad irónica y ella con su torbellino de energía y su inocencia con aristas encajan a la perfección en Charada: una película en la que él adopta media docena de identidades, ella las investiga enamorándose de todas y los dos juntos se ríen de las películas de Hollywood. Interpretándose a sí mismos y exagerándose hasta el absurdo, la película va hasta el final con una de las premisas de su industria: a la audiencia de una comedia de enredos le importa más la personalidad que los personajes. Y un guion hecho a la medida de sus actores puede ser preciso como un reloj.

Audrey Hepburn señala el holluelo de la barbilla de Cary Grant y le pregunta:

Audrey Hepburn señala el holluelo de la barbilla de Cary Grant y le pregunta: "¿Cómo te afeitas ahí?"

Por qué Cary Grant pidió cambiar el guion

En el guion original de Peter Stone (escrito a partir de uno anterior junto a Marc Behm y transformado posteriormente en una novela que se publicó por entregas en una revista femenina), la relación amorosa que vincula a los dos protagonistas de Charada no era tan unidireccional como en la versión final de la película. Pese a que la insistencia de Regina (Audrey Hepburn) es una de las cosas más divertidas de la cinta, se debe a las notas de Cary Grant (cuyo personaje tiene tantos nombres que no los podemos recordar, y la que acaba siendo su pareja tampoco).

Al actor, que bordeaba los 60 y ya tenía el pelo gris, le avergonzaba mantener un romance en pantalla con una actriz de tan solo 33 años. Aunque diferencias de edad semejantes han sido y siguen siendo frecuentes en Hollywood, hay que agradecerle a este pudor que Charada sea tan efectiva. El actor presuadió al guionista, Peter Stone, de que incorporase en la película las líneas en las que su personaje comenta esta diferencia de edad. Cuando ella flirtea con él en un ascensor, él le da largas diciendo: "Me detendrían por subir con una menor de edad", y utiliza apelativos como "niña" hasta que ella, obcecada en perseguir su historia de amor, termina doblegando a este mentiroso reticente que sólo se deja besar (algo casi inaudito en el cine de Hollywood) y nunca se declara directamente.

Cary Grant y Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)

Cary Grant y Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)

Esto, a su modo, vuelve aún más redonda la parodia que hace Charada de las películas románticas que, ciegas a toda razón, tienen que terminar en boda: a Regina ni siquiera le importa no estar segura de cómo se llama el hombre del que se ha decidido enamorada. Pero, en su incesante persecución, también encuentra una nueva dosis de agencia: Audrey Hepburn, como actriz, sale del estereotipo de la joven (encantadora, sí, pero también algo ingenua y pasiva) que se refugia en un hombre mayor que ella (como en Desayuno con diamantes, Sabrina o Una cara con ángel) y entra en una nueva etapa al convertir su propio cliché en un torbellino de comedia (algo que nadie hace mejor que ella).

Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)

Audrey Hepburn en 'Charada' (Stanley Donen, 1963)

Entonces, ¿se llevaban bien Cary Grant y Audrey Hepburn?

¡Muchísimo! Él siempre dijo que era una de las mejores actrices con las que había trabajado, junto a Grace Kelly o Deborah Kerr, y después de Charada se convirtieron en buenos amigos. En 1981, Audrey Hepburn pronunció el discurso tributo a Grant cuando le entregaron el premio honorífico del Kennedy Center, una sorpresa que le hizo llorar: "Llena de amor y gratitud te digo: has sido de verdad un amigo", le decía en verso, y siempre habló muy bien de él (cosa que es cierta de la mayoría de sus compañeras).

"Le tenía mucho cariño porque sabía que me entendía. Era una de esas amistades en las que no hace falta hablar, y eso me encantaba. Cuando te veía, abría los brazos de par en par, te abrazaba, sonreía y así era cómo sabías que te quería", dijo en otra ocasión.

Charada (1963) en Días de cine clásico

El ciclo de Cary Grant en Días de cine clásico enlaza con otro dedicado al director Stanley Donen y el punto de encuentro es justamente Charada: esta mágica reunión en pantalla entre Cary Grant y Audrey Hepburn que mezcla comedia, intriga, amor, thriller y glamur (es la cumbre de la extraordinaria colaboración de la actriz con Givenchy), con la ciudad de París como romántico escenario y la refinada música de Henry Mancini. Por su estilo visual, se suele decir de ella que es “la película de Hitchcock que Hitchcock nunca dirigió”. Aunque está mucho menos preocupada por psicologismos que la del director inglés: lo que le interesa, sobre todo, es pasárselo bien.